✩¡Baja de mi tejado! II

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Pov Zenitsu

Aquella criatura me miraba confundida, observándome desde arriba, sus grandes orbes rojizos no sabían donde dirigir su mirada. Inmediatamente saqué las llaves de la casa, abrí la puerta y subí escandalosamente las escaleras. Cuando llegué a mi habitación saque mi cabeza por las ventanas abiertas de par en par, y entonces.

- ¡QUÉ BAJES DE MI TEJADO!, ¡Y DEVUÉLVEME MI SÁBANA, LADRÓN! - volví a gritar como si la vida me fuera en ello.

Pude escuchar algunos sonidos de las tejas moviéndose. En un abrir de ojos el estaba de cabeza mirándome, sentí como me invadía un calor en las mejillas; los orbes eran causantes de aquello, eran hipnotizantes, parecían robarte el aliento.

- ¿Eres Spiderman? - solté sarcástico para olvidar esos orbes.

- ¿Qué es eso? - estaba apunto de rechistar, pero las tejas se aflojaron y el chico se mantuvo en el marco de la ventana como podía.

- ¡Te vas a caer mocoso!, ¡Entrá! - le ofrecí un brazo.

En mi habitación seguí examinando al misterioso chico, su apariencia era algo alborotada, algo sucio por toda la suciedad de las tejas, y uno que otro rasguño. Suspiré con ligereza; estaba ante un desastre andante y problemas de memoria. Me dirigí hacía la ventana, la cerré con cuidado de no romper sus marcos. Volví a ese chico que miraba curioso mi habitación.

- ¿Alguna explicación? - me paré firme de brazos cruzados.

- ¿Dónde estamos? - mi ceja tembló del enojo.

- ¡¿Se puede saber qué demonios hacías en MI CASA, EN MI TEJADO, Y CON MIS SÁBANAS?! - el parpadeó, después tomó las sábanas que llevaba.

- ¿Esto?, Lo siento - tenía tantas ganas de darle con una pala o una escoba, pero me retuve.

- Mira, no lo hagamos complicado, yo llamaré a la policía, y después lo hablarás con tus padres sobre el tema - busqué en mis bolsillos el teléfono, marqué el teléfono. Cuando estaba a unos segundos de llamar el chico agarró el teléfono.

- Por favor, no, si saben que estoy aquí...me harán cosas malas - me quedé sorprendido, fueron pocos los minutos para darme cuenta que tenía mi teléfono.

- ¡Oye!, ¡Dámelo!.

Comenzamos a correr por mí habitación, el tenía mi teléfono, mi vida, en otras palabras, lo quería de inmediato. Lo más seguro es que este chico sea un ladrón muy buscado por los agentes. Repetidas veces terminaba en el suelo al querer saltar sobre el, en cambio me esquivaba sin problemas. Ya estaba demasiado cansado, apenas podía mantenerme en pie, aquel chico se sentó en la silla y miraba con extrañeza el dispositivo.

- ¡T-tu...dame el teléfono! - las palabras raspaban mi garganta, estaba seca de tanto dar voces.

- Prométeme que no llamaras a la policía, por favor - sus ojos reflejaban su ansiedad.

- ¡Vale, vale!, No la llamaré, ¿De acuerdo?, Pero, a cambio, me tienes que dar una explicación - el me devolvió el teléfono.

- ¿Quieres una explicación? - asentí - Seguramente te parezca irreal, incluso que yo esté majareta, sin embargo...yo vengo de las estrellas, y vengo a la tierra por accidente - mi estómago me hacía cosquillas.

- ¡Pfff!, ¡JAJAJAJAJA!, ¿Un chico de las estrellas?, ¿En serio?, ¡Jajajajaja!, No me hagas reír y dime de verdad quién eres - dije limpiando me las lágrimas que me provocaron la risa.

- Es verdad, lo que te digo es cierto...- miró el suelo con una expresión triste. Odiaba lo que estaba apunto de hacer, pero sé que no quiere volver a su casa o no puede, o puede que tenga amnesia.

- Vale, supongamos que de verdad eres "un chico de las estrellas, ¿Sí? - el me miró con un cierto brillo en sus ojos - ¿Qué sabes de este mundo?.

- Mmh, bueno: que existe la comida, el agua, la policía que es mala y te lleva, la fauna que os rodea y algunas cositas más - en otra palabras, no sabe ni cómo puede hablar.

- Eso es un problema, muy gordo, demasiado, al parecer, tendré que educarte como un niño pequeño - alboroté mis cabellos - Por lo menos, ¿Sabes cómo te llamás?.

- ¿Un nombre?, No, de dónde vengo nadie tiene nombres.

- Que bien - rodé mis ojos, tenía que pensar un nombre para el - Ya que no tienes nombre, te pondremos uno, si es que quieres integrarte en la sociedad.

- Si, por favor - habló suplicando.

- Déjame pensar...- ¿Qué nombre le podía sentar bien? - Haru, no, Thomas, no, suena a tomate, Norte, eso es un punto cardinal...¿Qué sugieres tu?.

- No se...- miró a través de la ventana, el cielo estrellado formaba una T - Que tal...Tanjiro

- Ahora me da miedo el cielo de noche. Un nombre noble, y fácil de recordar, ¿Por qué no? - me fijé en la sábana que llevaba puesto - ¿Tienes ropa por debajo?, Aunque no lo creo...- desvíe la mirada ante mi pensamiento.

- Y esa sería la otra explicación del porque llevo tu sábana puesta - sonrió avergonzado.

- Te voy a dar una ropa - abrí el cajón de la ropa, busqué algo grande y olgado que a mí me quedase, el era un poco más alto que yo, solo unos centímetros más alto - Toma, es lo más grande que tengo.

- Gracias - el se estaba despojando de las sábanas.

- ¡E-espera!, ¿S-se puede saber qué haces?, ¿T-te vas a cambiar a-aquí? - aparte la mirada.

- ¿Sí?, ¿Entonces? - suspiré con nerviosismo.

- Es raro, mejor vete al pasillo y vuelve - el obedeció y salió de la habitación.

Me tiré a mi cama, estaba cansado, este pequeño incidente, ¿Cómo se lo iba a explicar a mi abuelo?, Apenas verlo lo sacaría a palos de la casa, debo pensar en alguna cosa, o excusa. Tanjiro entró con las sábanas en la mano, se las recibí y les di las gracias, se sentó a mi lado. De pronto a mí cabeza vino una idea, como un relámpago fugaz. Me levanté con una brisa, me fui al pasillo, y abrí el ventanal, ahí estaba, mi respuesta al problema: el cobertizo, un perfecto escondite.

Ambos bajamos las escaleras hasta el patio, abríamos el cobertizo, estaba con polvo y algunas telarañas u otros pequeños animalitos habitando. Me miró algo asustado, era normal, ¿Quién quería vivir allí?, En unas pésimas condiciones de alojamiento.

- Es lo único que se me ocurre, de momento tendrás que quedarte aquí - rasque mi nuca.

- Con la mugre...- sus ojos se apagaron mostrando su molestia - y con los bichos...

- ¡Jum! - refunfuñé- Encima que me preocupo por ti, ¿Te quejas?, Pues no haberte metido en la habitación de un pobre, fenómeno - cerré la puerta sin importarme que se quedará dentro.
El empezó a golpear la puerta.

- L-lo siento, perdón, no era mi intención, que te sintieras peor. A veces se me escapa, sin pensarlo, y después me siento fatal, por empeorar el momento - ¿Aquel chico era poeta?, ¿Qué mierda?. Abrí la puerta.

- No es tu culpa, pero, ¿Eres poeta o algo?, Rimas mejor que Beethoven, que chico - sonrió al verme.

- ¿Qué es rimar?, ¿Qué es un poeta?, ¿Quién es Beethoven? - este...

- Casi se me olvida, aún no me he presentado, yo me llamo Agatsuma Zenitsu, pero, llámame mejor Zenitsu.

- Es un placer, Zenitsu, y yo soy Tanjiro - estendio su mano, yo la aparte delicadamente.

- Eso ya lo se, tonto...- el rio a carcajadas - Bien, ahora que ya sabes dónde dormir, hay que limpiar este cochinero, y tú también, estás sucio...- me tape la nariz.

- ¿Qué es sucio?.

- Tu cara.

★𝐄𝐥 𝐂𝐡𝐢𝐜𝐨 𝐃𝐞 𝐋𝐚𝐬 𝐄𝐬𝐭𝐫𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬✯/ TanzenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora