Se negó a sentir algo, aquel beso no era nada más que un simple acto de saludo entonces ¿por qué se sentía extraño?
No volvió a dirigirle la palabra ni siquiera a mirarlo hasta que la cena estuvo lista. Reiner notando las claras indirectas de que Eren no lo quería allí procedió a imitarlo. El miel y esmeralda no se encontraron hasta que Gabi preguntó:
—¿Y dónde vas a dormir?
—Conmigo.
Los demás voltearon para ver a Zeke.
—¿Qué? —se encogió de hombros, mostrando obviedad en sus facciones — ¿hay algún problema?— Eren quiso argumentar pero éste lo interrumpió rápidamente—, papá dice que hay que hacer los honores. Además después de todo Reiner es mi invitado.
—Mamá dijo que yo dormiría en tu habitación.
— ¿En serio? ¿Con Reiner?
—Sí, ¡no! —inmediatamente Eren posó su mirada en el rubio menor —quiero decir, si iba a dormir en tu habitación pero no con Reiner —sintió un ardor llegar desde sus mejillas a sus orejas que para mala suerte su cabello recogido no logró esconder.
Carla tomó agua desviando su mirada para pasar el momento incómodo, Grisha por su parte miró mal a Zeke advirtiéndole con ello las consecuencias que podían tenes sus bromitas.
—Esta bien, era un juego. Aún así, Reiner dormirá conmigo en mi habitación.
El mentado sin reprochar del lugar donde descansará se limitó a entablar conversación únicamente con su hija, aprovechando el tiempo perdido.
Reiner antes de venir había puesto mil trabas para no hacer el viaje, incluso se seguía negado aún cuando Zeke se había pasado por su departamento con las maletas hechas y apresurándolo para llegar "temprano". Reiner no quería venir, al menos no hasta le fecha acordada con Eren pero ahora se arrepentía, porque el entusiasmo y el brillo encantador en los ojos de Gabi al hablarle de sus clases de deportes, o el curso de arte en el que quería entrar porque Zofia le había comentado lo dinámicas y divertidas que eran las clases, sí que valían la pena.
Son padre e hija, se entendían a la perfección y Eren quien miraba por el rabillo del ojo la situación se llegó a preguntar si alguna vez Gabi mostró esa actitud con él.
Viajando en sus recuerdos, se topó con uno que terminó por arruinarle la noche.—Soy Eren.
Se presentó, amable, carismático y encantador. Nunca actuaba así de bonito con nadie pero ahora que tenia la oportunidad de encarar a uno de sus amores platónicos no quería verse como un completo idiota. No al menos frente a todo el equipo de Fútbol del colegio que miraban entre risas la situación.
— ¿Se te ofrece algo, Eren?
Los ánimos se le cayeron de cara al piso cuando Reiner Braun lo miró desinteresadamente.