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Si, a ella le gustaba el prestigio de ser parte Consejo estudiantil, siendo una candidata a la presidencia de este en un futuro, ser parte de aquellos que asesoran a otros alumnos que tienen problemas en diferentes materias. Le gustaba ver su boleta llena de calificaciones altas, más aún ver su nombre en el primer lugar de las listas de promedios de su grado.

Sus padres estaban orgullosos, y ella estaba feliz por eso. Sabía que si continuaba de esta manera, podría salir de este barrio lleno de delincuentes, lleno de pandillas, de conflictos innecesarios. Podría ir a la universidad de Tokyo, graduarse con un alto promedio, conseguir un buen trabajo, comprar su propio departamento, y ayudar a que sus padres compraran uno nuevo también, uno lejos de aquel lugar.

Lo único que veía de bueno de estar creciendo en un barrio tan conflictivo, es que eso le daba diferentes perspectivas de lo difícil que es la vida. Y si podía con esto, podría con todo lo demás que se le pusiera en su camino.

— Hola, mi nombre es Baji Keisuke — el chico se las grandes gafas se disculpo apenas entro a aquel salón — tu debes ser Hanagaki de la clase 1, lamento llegar-

— Tarde — contestó la chica de inmediato, interrumpiendo a Baji — te lo dejaré pasar por esta vez ya que eres nuevo en la escuela, y no conoces lo estricta que soy con los horarios.

La chica se levantó de su asiento y con una regla apuntó a la silla que acaba de dejar vacía. El chico un tanto temeroso, apesar de que le sacaba varios centímetros se estatura, hizo caso a la indicación de la joven. Maldiciendo en su cabeza, haber sido obligado a tomar estas clases especiales.

— Tu libreta de literatura, y la de gramática también, por favor.

Al menos era educada, pero eso no podía importarle menos a Baji. Tan solo quería irse de ese lugar, alejarse de esa cerebrito. Pero le había hecho una promesa a su madre. Así que le dio sus libretas.

Hanagaki. En el momento en que observó los los apuntes de Baji, sentía de verdad que sus ojos iban a sangrar. Faltas de ortografía cada 3 sílabas, y una caligrafía horrible. Ella hubiera abandonado de inmediato el aula, hubiera ido directamente con todos los profesores que fuera necesario para que no volvieran a ponerle a este chico como uno de sus asesorados. Parecía una causa perdida, y ella no estaba para perder su tiempo.

No obstante, al notar todos los borrones, líneas de lápices sobre puestas, como algunas partes de las hojas estaban casi transparentes debido al desgaste que generó la goma de borrar. Supo, que este idiota, si se esforzaba por mejorar. Al parecer el estar aquí en esta clase, con ella como su tutora, había significado una derrota, una que como muchos no iba a admitir. Todo ese esfuerzo le dejaba en claro dos cosas: este chico era de los que no se rendía fácilmente y que  eso iba a ser un problema grande. Porque ella es igual.

*Un par de horas más tarde*

— ¿Cómo se supone que hacer garabatos me hará mejorar? — el cuatro ojos guardaba sus cosas con disgusto — ¿como se que no me estas haciendo perder el tiempo?

— Como se nota que eres idiota, ahora entiendo porqué parece que escribes con el trasero — de su mochila tomo una de sus libretas. La abrió en una página al azar para mostrarla — esos garabatos se llaman ejercicios de caligrafía, y gracias a ellos esta es mi letra.

La chica cerró de tajo la libreta, misma que dejó ver una caligrafía impecable, esa había sido la letra más perfecta que Baji había visto jamás.

— Ejercicios que dudo hayas prácticado alguna vez en tu vida — la joven se colgó la mochila y acomodo su silla — nuestra próxima clase será dentro de dos días, tendrás que completar los ejercicios que te asigne — dijo ella con un tono más tranquilo — y si vuelves a llegar tarde... Bueno sera mejor que no lo hagas, ser impuntual es algo que no tolero en lo absoluto, pequeños aspectos como no seguir esas normas son pasos para que uno se vuelva un delincuente.

Comento con desagrado. Pues en efecto, ella aborrecia por completo a los delincuentes. Baji quiso decir algo, gritarle de hecho e insultarla de vuelta. Pero se abstuvo. Hanagaki había tenido una paciencia inigualable con él, a pesar de sus constantes insultos, durante aquellas horas. La chica jamás dejó de darle indicaciones, ni de orientarlo.

Por esta vez, el también dejaría pasar algo que le causó un enorme disgusto.

— Hasta luego Baji/Hanagaki.

Ambos se despidieron y tomaron caminos distintos al salir del aula.
Ese fue el día en que las vidas de ambos, habían quedado entrelazadas.

El Farsante » Baji KeisukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora