III

43 6 1
                                    


Esto era estúpido, Baji Keisuke era estúpido, jamás había escapado de alguien desde que supo como defenderse por si misma. Y ahora se encontraba en medio de un parque, que estaba a mitad de camino entre su casa y la escuela. Agitada, decidió que era momento de tomarse un respiro. Se acercó a una banca, dejó su mochila, luego se sentó y soltó un enorme grito ahogado por sus manos, las cuales cubrían sus rostro.

"¿Eso es un problema para ti Galletita?"

No.

Un problema era que él se tardará tanto tiempo en escribir una frase correctamente. Un problema era que usará la calculadora para llegar a un resultado que fácilmente obtienes si te sabes las tablas. Un problema era que olvidara su borrador, ella le prestará el suyo y al final de la asesoría este estuviera por acabarse. Un problema era lo malditamente molesto que es cuando tamborilea sus dedos cuando esta sobrepensando. Un problema enorme era cuando pasaban al menos 30 minutos logrando pronunciará correctamente alguna palabra en inglés. 

Un jodido problema es como sonríe al lograr respuesta correcta. Si, era demasiado jodido como lo hacía. Esa estúpida sonrisa. Le molestaba muchísimo, porque se quedaba en su cabeza más de lo que necesitaba estar ahí. Un puto problema es como usa constantemente la excusa de limpiar sus anteojos cuando se aburría y dejaba ver con claridad esos ojos cafés, con la intensidad de un expreso doble. ¡UN PROBLEMA!... Era que en esos días, donde ella se encontraba de malas, él hacía más estupideces de lo normal, estupideces que resultaban ser nada más ni nada menos, que un método extraño de sacarle una alguna risa. Lo peor de todo, es que funcionaba, de alguna manera, lograba calmarla, aunque fuera a costa de burlas hacia él.

El mayor problema era sin duda alguna... Como Hanagaki lo conocía.

Sabía cuando comenzaba a frustrarse o estaba en completa calma. Supo que su caligrafía se veía mejor en sus libretas donde otras materias, pero en la de lengua y la de ortografía seguía siendo pésima. Sabía que un: "mmm" significaba que los engranes en su mente comenzaban a funcionar, que un: "¡hmp!", era señal de que se había topado con una dificultad, y los: "¡Tsk!" cuando ya no podía más, necesitaba ayuda pero por orgullo no la pediría.

¡No!, definitivamente no era un problema que Baji Keisuke tuviera la mirada puesta sobre ella. 

— No es eso — susurro para sí misma al ir retirando las manos de su rostro.

De todos los chicos posibles, de su clase, de otra clase, de su grado, de otro grado, de la escuela o de otra escuela. Tuvo que ser él. Tuvo que ser Baji.

¿Qué fue diferente? ¿Qué había llamado su atención?

No era ni de lejos, el primer chico al que ella asesoraba, tampoco era el único con el que hablaba. Pero, sólo con él se divertía genuinamente. Eran divertidas las apuestas sobre sus notas, era divertido tomar ese descanso de 15 minutos donde jugaban gato, y el siempre quería tener la "equis". Era divertido escucharlo hablar de cualquier cosa, porque ella pensaba que su voz no encajaba en lo absoluto con su aspecto.

— ¿Porque jodidos pienso en eso? — volvió a susurrar, esta vez con frustración.

Pero más jodido fue comenzar a pensar en aquello que resultaba tierno. Pues si, es humana, y puede sentir ternura. Como cuando deja salir levemente su lengua estando cerca de responder correctamente algo. O que desde que noto la presencia de la pequeña maceta con margaritas que hay en la ventana del salón que usamos para las asesorías, no se va sin antes revisar si ya esta regada, de lo contrario se toma el tiempo de hacerlo. Así como cuando intento idear su propio sistema de colores para los apuntes, y a la clase siguiente olvido lo que significaba cada color, no se dio por vencido hasta recordarlo todo. Esa determinación suya es lo que le recordaba a Hanagaki. Que valía la pena, seguir apoyando al chico.

Sus pésimas notas no lo detenían, sino al contrario. Baji es un chico con una determinación que jamás había visto en alguien más, esa determinación sólo era equiparable a la suya. Si de verdad fuera un fracasado ni se molestaría en intentar elevar sus calificaciones. Y aunque su promedio estaba estancado, no daba su brazo a torcer. Cosa que no había visto en ninguno de sus compañeros, tampoco en los mismos del consejo estudiantil. Ni que decir del presidente de este, pues se convertía en un bebé llorón e histérico cuando le faltaba una milésima para alcanzar el promedio perfecto. Culpaba al sistema, a la escuela y a todos los involucrados en sus actividades extracurriculares. Con tal de no aceptar que esa milésima faltante era obra suya.

Pero Baji sabía y que él problema era suyo y de nadie más. Lo aceptaba. No de manera abierta, pero ella sabía qué así era.

"¿Eso es un problema para ti Galletita?"

Esa frase volvió a su cabeza, haciendo eco una y otra vez.

¡No!

Se repitió. En su mente.

Hecho su cabeza hacia atrás, logrando ver el cielo, con esos bellos colores del atardecer. Y sólo un enorme suspiro, Mismo que había sacado toda la frustración. Toda lo que hacía su mente estar a medio paso de un colapso. Era su turno de aprender de Keisuke. Y aceptar de una lo que había que aceptar.

— El verdadero problema aquí es... Que yo tengo la mirada puesta en ti Baji.

Y cerró sus ojos, para descansar por un breve instante.

El Farsante » Baji KeisukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora