"I'm a hold ya down until you're amazed
Give it to ya 'til you're screaming my name"— Hey, muévete —.
Antes de tocarse los nudillos con la otra mano, se detiene a pensar que está haciendo lo que cierto individuo quería, tampoco puede mentirse a sí mismo cuando Tetcho le tocó las manos cerca de la entrada de la oficina, susurrándole al oído con esa voz que le ponía erizo. "Vamos al baño". Definitivamente no puede decirle que no a ese hombre de anchos hombros y piernas fuertes. ¿Le han visto entrenar? Demonios, se ponía a gemir pensando en él debajo de ese cuerpo durante las flexiones. Así que se vuelve a preguntar, ¿estoy haciendo lo correcto? Bueno, Saigiku, follarte a tu compañero, que ante todos no dejas de reclamar odio, cuando este quisiera no era algo sumamente ético. Mucho menos moral.
Le había mentido a Fukuchi, su jefe, que estaba ocupado miles de veces cuando estaban "capturando" a la gente mala. Mentirle a su jefe es algo serio, incluso se descubrió pensando si ir por los de la agencia era más importante que sentir la intimidad del azabache dentro suyo. Además, Tetcho tenía algo, además de una espalda ancha que no dejaba de rasguñar, y era algo muy raro. Se quiere negar que ese "algo raro" es simplemente que su amante lo hace muy bien. No le molestaría ser sumiso ante el más alto las veces que sea. Siente ardor en sus partes, y es porque se vuelve a imaginar las enormes manos de Suehiro encima de su delgado cuerpo.
Jono es espadachín, tenía brazos fuertes, sí, piernas no tan mediocres, pero tenía esa complexión que al mayor le encantaba poner encima suyo. Y, por si fuera poco, esa altura que se sacan ¿cómo no iba a caer por él? Tetcho sale del cuarto que está al final del pasillo, están solos en la oficina, y le observa desde ahí hasta que se acerca. Saigiku no evita temblar, no por miedo, es por ese cosquilleo que le provoca. El más alto se acerca, sin temer a tomarle por esa fina cintura que el albino poseía.
— ¿Vamos?
Y claro que le iba a decir que sí. Que le destroce, que le tire contra el piso, que le pegue la mejilla contra el suelo. Otra vez se encontraba pensando en eso. Se castiga mentalmente antes de seguir a Tetcho hasta el baño, por alguna razón eso le parece erótico, cuando el otro se sentaba en el inodoro y le colocaba encima.
Cuando vuelve a abrir los ojos, está aprisionando a Tetcho con sus largas piernas, los dedos grandes de Suehiro redondea la cadera del menor, un espasmo le hace brincar cuando la erección del azabache brinca, estaba demasiado animado para solo pedir un rápido en la oficina. Las manos de Tetcho quitan los botones del uniforme verde que poseían, pasándolo por sus hombros para dejarle con el pecho descubierto, el cinturón en su cadera también es lascivo, cómo le apretaba. Hace que brinque, sosteniendo su cadera, Saigiku gime receloso, tímido, descubriéndose muy metido en su papel.
A Tetcho le gustaba dominar. Algo que pocos sabían, pero que a él le encantaba disfrutar en soledad. Le levanta para bajarle el pantalón, la ropa interior de Saigiku provoca unas risas en el otro, su delgado cuerpo vestido con un bóxer blanco, casi infantil. Quizás era otro tipo de fetiche que se traía el albino, por lo que atina a darle una nalgada que resuena con fuerza. El más alto tiene unos brazos muy fuertes, vuelve a pensar. Saigiku jadea, Tetcho le acaricia los pómulos antes de besarlo, tratando de meter su lengua para explorarlo con cierta saña, le gusta escucharle gemir en el beso. También le gusta cómo Saigiku le monta sobre el pantalón tratando de meterlo.
— Arrodíllate —ordena. Jono suspira antes de dejarse caer, abriéndole las piernas para quitar el cinturón y bajarle el cierre. Huele ese aroma delicioso que sale de su intimidad, es agrio, algo sudoroso, pero le encanta. Gime cuando la mano de Tetcho le estampa contra su palpitante miembro. Baja desesperado el pantalón del mayor, estirando el elástico de su bóxer negro para sacar lo que más deseaba probar. — Chúpalo.
— Ah... —un gemido suave llega. Besa la cabeza, pegando los fluidos a sus labios, se lleva un dedo a la boca, y abre los ojos para virarlos. Vuelve a dirigirse al pene de Tetcho, llevándose un trozo a la boca, lo que puede, apoyándose de sus manos para masturbarlo mientras babea el tronco.
— Ah, eres tan bueno en esto — escucha. El albino gime con la erección en su boca, metiéndolo y sacándolo con sus manos dándole placer al mayor. El azabache decide que es suficiente cuando le empuja hacia atrás, puede notar que su cabeza está hinchada. La cara de Suehiro lo dice todo.
Vuelve a las piernas de su pareja, sintiendo caliente el miembro que esperaba por su entrada, suspira, levantando el trasero, Tetcho toma las dos mejillas para separarlas, rozando su pene contra ellas, Saigiku se agarra del cuello ajeno para llevar la cabeza hacia atrás, el más alto aprovecha para morderle con fuerza en la clavícula.
— ¡Ah!
— Voy a meterla —anuncia. Antes de rezongar, se posiciona para penetrar con fuerza. Saigiku gime con fuerza, el tamaño y grosor de Tetcho supera su cavidad siempre, abusando de esta.
— ¡A-Ah! ¡Tetcho, Tetcho!
— Estoy... estoy cerca —murmura a su oído. Un gemido fuerte sale de Saigiku cuando finalmente su interior abriga a Suehiro. Era tan grande, tan bueno.
Comienza a brincar, descontrolado, su propia intimidad está drenando líquido preseminal, dejando que Tetcho le cargue hasta estamparlo contra la pared, donde continúa dando estocadas cada vez más fuertes y rápidas, le tira al suelo, imposible de seguir de pie para abrirle las piernas. No niega qué hay placer en meterse más y más en Saigiku.
El albino gime con fuerza cuando la cabeza del pene de su compañero toca un punto en específico, suspira, llorando de lo que significa aquello, está en el mejor paraíso, no quiere parar. Se abraza más de Tetcho, rasguñando su espalda. El mayor se separa para quitarse la chaqueta, Saigiku le mira desde su posición ahogando un grito.
— Vamos a hacerlo toda la noche.
— Pero... Teruko —murmura. Los pectorales de Suehiro son una divinidad.
— El señor dijo que irían a un lugar —responde. — Abre las piernas, no vamos a descansar.
Suehiro asiente, Tetcho gruñe tirando el cuerpo del menor al suelo y levantando sus caderas para empotrarlo con más vehemencia. Supongo que a esta hora, lo que faltarán son condones que ni compraron. Igual no importaba porque, de secreto a voces, a Tetcho le gusta llenar a Saigiku con su semen; y a Saigiku le gusta sentir el erotismo del chorreo por sus piernas.
Sería bueno, un poco más bueno, que Tetcho fuera una fiera como lo era en la cama en las misiones.
"Close your eyes
Not your mind
Let me into your soul
I'm a work it 'til you're totally blown"——
Hola.
Así es, traje otro Smut pero de otra pareja. MUAJAJAJAJAJAJAJJAJA, porque la neta ya les traía ganas. Les traigo ganas a esta pareja de unas cosas bien cochambrosas, no les voy a negar.Espero que lo hayan disfrutado! Y espero escribir más para ellos.
![](https://img.wattpad.com/cover/304053103-288-k744323.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Juego de roles
FanfictionBueno, a Tetcho le gustaba tener el control, y Saigiku no era quien para detenerle cuando terminaba de entrenar [Smut] WR: Saigiku demasiado promiscuo. [SueGiku]