Gabriel...

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VERDE ESMERALDA

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La lluvia golpeaba con sus finas gotas sobre un de los grandes ventanales de la mansión Agreste, hacía rato que un tremendo aguacero se había dejado caer sobre París, casi como si el mismo cielo fuera capaz de comprender la estabilidad de Gabriel, el cuál, abatido miraba a través de la ventana la estatua de su esposa que se encontraba en uno de los jardines. Si tan solo ella estuviera a su lado en esos momentos…

Dio un profundo suspiro cargado de tristeza para luego bajar la mirada, seguía extrañándola con demasía… Cada noche anhelaba tenerla a su lado en la cama para abrazarla hacia su pecho, besarle la frente y perderse en ese par de esmeraldas, aquellas que lo hicieron estremecer desde la primera vez que las vio… En ese entonces el era un jovencito tímido que luchaba para sacar a relucir su talento como un gran diseñador de modas, lleno de dudas y temores, pero entonces apareció ella, llena de energía deslumbrante, aquella que tan solo con mostrar su bella sonrisa le hacía el día perfecto, una bella muchacha que se encargó de apartar de él todo los miedos, la única persona que fue capaz de hacerlo sentirse seguro y orgulloso de todo lo que realizaba, a ella le debía la mayor parte de su felicidad y sus logros… Emilie.

Apartó los lentes de sus ojos y limpió las pequeñas gotas que amenazaban con salir, respiró profundamente para lograr estabilizarse y una vez que creyó haberlo conseguido devolvió los lentes a su lugar, se apartó del ventanal y caminó hasta una estantería de antiguos libros sobre confección, tomó uno entre sus manos para sacar de entre una de sus muchas páginas una carta, la primera muestra de afecto que ella le había brindado.

Sacó la carta del sobre y la leyó nuevamente como lo había hecho tantas veces:

“Tu reluciente cabello dorado y ese par de zafiros son lo más bello que he admirado…

Me pregunto,
¿Qué escondes detrás de ese duro semblante?,
Es todo un enigma en cuál yo quiero adentrarme…

Sumergida en Gabrielandia vivo yo, algo sumamente curioso, porque no se ni como ocurrió…

Solo sé que te quiero, hoy lo quiero gritar, puesto que mi amor por ti es sincero, por ello ya te lo he venido a profesar…

Se que tú también me adoras, ya lo he podido intuir, pero si no me lo demuestras yo voy a sufrir…

Tu mi Romeo y yo tú Julieta, una historia de amor sin igual, ¿Qué dices?, ¿Te quieres animar?

~Por siempre tuya, Emilie. ♡”

Terminó de leer por enésima vez tan “descarada carta”, sonrió con un leve sonrojo en las mejillas, puesto que aquella vez había muerto de vergüenza al no haber sido capaz de ser él quien diera el primer paso a su relación, pero de cualquier manera amó esa corta pero significativa muestra de amor, revivir aquellos momentos le hacían sentir “esas mariposas” de las que Emilie le hablaba.

Un par de golpes en la puerta lo hicieron despertar de su ensoñación y lo trajeron de vuelta a su triste realidad. Rápidamente regresó todo a su lugar y corrió a sentarse en un de los sofás que estaban en su estudio.

–Adelante– Exclamó Gabriel aclarando su garganta.

Una tímida melena rubia se asomó por detrás de la puerta.

–¿Puedo pasar padre?– pregunto temeroso Adrien, ya que la expresión facial seria de su padre le intimidaba demasiado.

Gabriel asintió y Adrien entró de lleno en la habitación, plantándose frente a su progenitor.

Adrien, víctima de los nervios, titubeó antes de hablar –Padre… Las vacaciones de verano han iniciado en la escuela, por lo que los profesores organizaron un viaje a las afueras de la ciudad, el cual va a durar una semana… – el hijo de  Gabriel respiró hondo y continuó –Los alumnos pueden ir acompañados por sus padres, por ello quería saber si… ¿Tú?, ¿Sí yo?

–¡¡Adrien!!– Lo regaño su padre para que el chico se calmara y dejara de balbucear.

Adrien por su parte agachó la mirada –Solo quería saber si me querías acompañar a ese viaje– exclamó el adolescente tristemente mientras se sobaba el brazo izquierdo – Desde que mamá no está tú y yo no hemos pasado tiempo juntos, por ello creo que ir al viaje podría ser una buena manera de retomar nuestra convivencia de padre e hijo– terminó de decir Adrien más animado mirando a su padre con esperanza para que este aceptara.

Gabriel escuchó cada una de las palabras que salían de la boca de su primogénito mientras lo miraba a los ojos, ese par de ojos tan parecidos a los de su esposa, aquellos que le recordaban el trágico destino que la vida se encargó de otorgarle… Bruscamente apartó la mirada del muchacho y se levantó dándole la espalda.

–¡NO!– Fue la cortante y firme respuesta de Gabriel –En estos momentos no me es posible hacer ese viaje contigo, tengo demasiados pendientes con la empresa y no pueden esperar– aclaró el hombre sin voltear a ver a su hijo, pero a pesar de eso podía imaginar la triste expresión en su mirada –Además no recuerdo haberte dado el permiso de asistir a un viaje escolar, así que será mejor que vallas a tu habitación y sigas estudiando– Concluyó el diseñador de manera dura.

Adrien solo escuchó atento a su padre mientras bajaba la cabeza, sabía que su petición sería negada, por lo que no esperó a despedirse de su padre y salió corriendo del lugar con rumbo a su habitación.

Gabriel se percató de lo acontecido pero no hizo nada al respecto, le dolía ser tan duro con su hijo, pero no podía evitarlo, verlo a el significaba ver a su esposa y eso le lastimaba profundamente, le traía los recuerdo más dolorosos que alguna vez tuvo la desdicha de vivir, le traía la imagen de ella postrada en la cama, agonizante, mientras le rogaba que cuidara muy bien de su pequeño…

–Lo siento Emily– Exclamó Agreste cayendo de rodillas en el suelo apretando los puños fuerte mente mientras lloraba –Te estoy fallando y le estoy fallando a nuestro hijo– decía el hombre llorando desconsoladamente –No puedo… No puedo hacerlo sin ti mi amor…

Se levantó del suelo y se secó las lágrimas furiosamente mientras se juraba que algún día obtendría los Miraculous de Ladybug y Chat Noir y al fin podría ser feliz con su familia completa.


La cena había transcurrido en silencio, Adrien había permanecido callado todo el tiempo a pesar de que su padre cenaba con él, otras veces hubiera hablado hasta el cansancio sobre sus amigos o la escuela, pero esta vez no tenía ánimos de entablar una conversación con su padre, conversación que en la mayor parte era ignorada por parte de su progenitor, o al menos eso le parecía al chico, algo que no le había importado nunca, puesto que él seguía parlanchín aunque Gabriel o Nathalie lo reprendieran.

–Adrien.

Adrien levantó de inmediato la mirada para encontrarse con la de su padre.

–Lo siento– se disculpó Gabriel de manera amable, como pocas veces lo solía hacer –Tengo demasiada presión y…

–No te preocupes padre, yo entiendo, también fue mi culpa de igual manera, así que también te pido perdón, no debí molestarte con algo así– exclamó Adrien mas tranquilo –Se que también la extrañas, padre, ambos la extrañamos y amamos con la misma intensidad.

El silencio si hizo nuevamente presente, Gabriel ya no quiso continuar con la plática, ya que si seguía la situación se podía volver más complicada que la de hace unas horas atrás; se puso de pie y se acercó a su hijo, el cual siguió con la mirada cada uno de los movimientos de su padre.

–Puedes ir a ese viaje con tus amigos, siempre y cuando tu guardaespaldas te acompañe, yo tengo que realizar un viaje de negocios, por lo que me será imposible acompañarte– Dijo Gabriel con su característico semblante serio y su pose de manos detrás de él.

–Gracias papá– sonrió el rubio adolescente.

–Termina de cenar, después ve a la cama– Mencionó por último Agreste mientras se retiraba del comedor y un Adrien más alegre terminaba sus alimentos.


Nuevamente sumido en su estudio, sentado en un sofá, Gabriel bebía un vaso de Whisky mirando un porta retrato, sobre estaban Emilie, Adrien y él, tan felices en esa foto sin saber que en cuestión de tiempo todo se tornaría en un horrible desastre.

Unos golpes en la puerta lo hicieron ponerse de pie para ir abrirla, encontrándose con Nathalie.

–Soy yo Gabriel, solo venía a dejarte esto– Dijo Nathalie entrando al lugar con unos documentos en las manos –Son los contratos para las próximas campañas y pasarelas de moda que tienes en Tokio, los inversionistas me han pedido que firmes lo antes posible para que pueda enviarles los documentos– Mencionó la mujer pasándole aquellas hojas junto con una pluma para que su jefe pudiera firmarlos de una vez.

–Gracias– Agreste soltó un suspiro de frustración y firmó aquellos contratos con desgano –Ahí los tienes Nathalie, ¿Algún otro pendiente?– preguntó el hombre sin interés.

La mujer negó dejando en claro que era todo, y disponiéndose a retirarse inició su camino, pero la voz de su jefe la detuvo.

–¿Crees que debo hablar con Adrien?– preguntó el diseñador con un déje de incertidumbre en su voz.

Nathalie comprendió a lo que se refería y volteó a mirarlo no sin antes sonreírle para darle un poco de seguridad –Sí– Asintió ella –Entre más pronto se lo digas Adrien podrá asimilarlo más fácil.

Ante estas palabras Gabriel se estremeció, el miedo que lo inundaba sobre el posible rechazo de su hijo lo hacían sentirse miserable, tenía en cuenta que eso podía hacerse realidad y el porcentaje de decepcionar a su hijo era demasiado alto. Agachó la cabeza desanimado.

Nathalie al ver esto continuó hablando –Adrien te entenderá, lo que haces es por él y por su madre, cuando la felicidad inunde este lugar de nueva cuenta él estará agradecido contigo– Animó la asistente, quien ya se encontraba cerca de aquel hombre, posando una mano encima de su hombro para brindarle apoyo.

Gabriel solo guardó silencio, haciendo entender a la fémina que quería estar solo, ella comprendió y salió del lugar.

“Lo que haces es por él y por su madre” Estás palabras resonaban en su cabeza, Nathalie tenía razón, Adrien se lo agradecería cuando Emilie estuviera de nuevo junto a ellos, por ese motivo no debía rendirse, no quería que Adrien continuara sufriendo ante la lejanía afectiva que los estaba dividiendo, Gabriel no podía ser afectuoso con su hijo mientras Emilie no estuviera con ellos, no mientras el recuerdo del dolor permaneciera dentro de su ser.

Haría todo lo que estuviera en sus manos con tal de volver a tener a su familia completa, de eso estaba seguro…


El cuerpo de Emilie, que yacía dentro de la urna seguía intacto ante los cuidados de Gabriel, el cuál, en ese momento se encontraba frente a ella con Nooroo al lado.

–Usted aún puede detener todo este desastre amo, puede aprender a ser feliz con su hijo y la señorita Nathalie, ella lo quiere mucho y seguramente estaría contenta de…

El pequeño Kwami se vio interrumpido por la imponente voz de su portador –¡¡¡Basta Nooroo!!! Soy tu amo y harás todo lo que yo te diga, ¿Entiendes?

–Si amo– Respondió Nooroo temeroso, ansiando demasiado el día en el que fuera liberado de su sombrío destino, pero a pesar de todo no podía evitar sentir pena por su portador, verlo sufrir de esa manera tan detestable por recuperar a su esposa le removían los sentimientos.

–Algún día… Algún día tú y yo volveremos a estar juntos mi amada Emilie– Decía Gabriel mientras posaba una mano encima del cristal de la urna que lo separaba de su esposa –No importa el precio que deba pagar, nada importa mientras Adrien, tú y yo volvamos a estar juntos.

Sonrió con demasía mirando a su esposa –No descansaré hasta tener cerca de mi esos dos pares de verdes esmeraldas, es una promesa.

Planeaba irse a la cama y descansar un poco, pero la sensación de que una emoción negativa se hacía presente en París le hicieron abandonar sus planes.

–Vamos Nooroo, tenemos trabajo que hacer– Dijo aquel hombre antes de transformarse de nueva cuenta en Hawk Moth y soltara aquel Akuma contra el que lucharían Ladybug y Chat Noir.

–Vuela mi pequeño Akuma, maleficia a esa alma desolada.

Vuelve a decir Hawk Moth poniendo todas sus esperanzas en que tal vez ahora sí pueda vencer a sus enemigos, cada vez siendo más fuerte, más discreto y sublime para apuñalar por la espalda a ese par de chiquillos y lograr su cometido… Sin si quiera saber que esos ojos verde esmeralda que tanto le recuerdan a su amada son su propio contrincante… El solo quiere volver a ser feliz.

¿Fin?

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AHHH!!! E VUELTO!! (✷‿✷)
¿Cómo están?
Me disculpo por esta ausencia tan grande y horrible, la verdad es que la escuela me ha tenido excluida de todo lo demás, por ello no he vuelto a escribir ni publicar nada. (;ŏ﹏ŏ)
Agradezco infinitamente a todos los que me han seguido apoyando quiero que sepan que aprecio muchísimo su motivación <3
Con referencia a este fanfic… Tengo “su posible” continuación, pero no sé si publicarla o no, ya que a como se están dando las cosas dentro de la serie temo a irme por otros rumbos XD
Tal vez publique las demás partes, o tal vez no, aún sigo en conmoción por saber que mi Adrikun es un sentimonstruo :”( me gustaría saber, ¿Cómo se supera eso? UnU
En fin, prometo actualizar lo más pronto posible lo que tengo pendiente, hace más de un año que no doy señales de vida y ya es justo actualizar :D
Cuidense!!! Les mando un gran abrazo, espero que se encuentren bien, y un saludo enorme (~ ̄³ ̄)~

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⏰ Última actualización: Mar 08, 2022 ⏰

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