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Cuando tienes 5 años no piensas en mucho, y tal vez ni siquiera recuerdes lo que hiciste a esa edad. 

El tiene un claro recuerdo de su niñez, no es cuando sus padres lo llevaron a Disneyland, ni cuando conoció a su mejor amigo, Sasuke. Fue cuando vio a un chico de cabello pelinegro fumando un cigarro en el parque que frecuentaba con su mejor amigo. 

Mientras esperaba al de cabello negro se sentó junto a el en una de las banquitas rojas brillante que deslumbraban con el sol de verano de aquella época. 

Balanceaba sus pies colgantes de un lado a otro, vio de reojo el otro extremo de la banca, el chico estaba ahí, despreocupado, sentado viendo a la nada sacando ese apestoso humo de sus delgados y pálidos labios. 

Era... bonito. 

No entendía mucho a los cinco años, solo le llamaban la atención ciertas cosas, y al parecer ese chico que deseaba cáncer de pulmón, había logrado tener toda su inocente atención sin decir palabra alguna. Observaba su perfil "discretamente" según el, y tampoco era como que le importara mucho que lo atrapara viéndolo. 

Le resultaba interesante, mucho.

¿Que se hacia cuando te llamaba la atención alguien mucho mas grande que tu?

Seguramente pedirle ser su amigo, pero dudaba que tuvieran tema de conversación con edades tan desiguales. Solo lo dejo pasar, ahora bajando la mirada a los delgados y largos dedos del chico, noto una pequeña sortija, deslumbrante y con un bonito color plateado.

Recordó que su padre también tenia uno así, dedujo que el chico estaba casado. 

Por alguna razón suspiro, sintiendo un sentimiento que revolvió sus tripas a lo que su corta experiencia de vida le daba a entender, estaba enfermo. 

Hizo una mueca al pensar que no podría jugar con su amigo, justo cuando iba a bajar de la banca que le doblaba el tamaño la voz cansada del pequeño lo hizo voltear rápido. 

- ¡Naruto! - exhalo, poniendo sus manos en sus rodillas tratando de poner aire en sus pulmones - Perdón por llegar tarde - suspiro volteando la cara, apenado. Naruto negó tranquilo, viendo por el hombro de su amigo a la señora Mikoto que también corría hacia ellos con cara preocupada. 

- Sasuke, no salgas corriendo así como así - regaño la mujer cuando llego con ellos - Vayan a jugar, los esperare en esa banca. 

¡La banca! ¡El chico bonito! 

Suspiro, ya no estaba. La colilla del cigarro tampoco estaba, ni el humo que hubiera percibido de haber puesto mas atención, sacudió la cabeza, y volvió su atención al niño Uchiha que lo veía con duda. 

- Vamos a jugar - y con eso jalo al pequeño con el, corriendo por toda la extencion de pasto artificial de goma que ponían para que no se hicieran daño. 

Y con eso también, olvido a aquel chico de ojos marrones con expresión cansada y desinteresada, que también de vez en cuando lo observaba por el rabillo del ojo. 

Rarito, le hubieran dicho sus amigos. 

¿Un profesor y...un niño?  [OMEGAVERSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora