prologo

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Cuando avisaron que iba a haber una tormenta nadie le tomo importancia, tu no lo hiciste por qué te dijieron que todo iba a salir bien, confiaste siegamente en lo que te dijieron y aunque no lo hubieras echo, estás en medio del mar, en medio de la nada, hace unos días pensaste que tomar un crucero era la mejor idea para alejarte de todo un tiempo pero ahora están en el y hay una horrible tormenta mientras estás en medio de la nada.

Caminaste por uno de los pasillo, todos corrían y empujaban, muchos de ellos te empujaban sin dejarte moverte bien el lugar. El pánico se apoderó de todos cuando se dió el aviso de que tendrían que subir a los pequeños botes que tenía de emergencia el barco.

Cuando todo se movió a un lado todos en el pasillo gritaron ante eso, no recuerdas haber cuando el gran barco fue comido por una gran ola rompiéndolo y no recuerdas cuando quedaste inconsciente, no recuerdas mucho de lo que pasó en realidad.

Cuando te levantaste sentiste tu cuerpo temblar del frío, tal vez algo de miedo también. Tus manos se aferraron a la tabla que sostenían tus manos.

Miraste a tu alrededor, no viste nada, ni una de los botes, personas o algo, solo veías pedazos de metal, algunos de madera y nada más que partes de lo que antes ere tu crucero.

Te aferraste más fuerte a el pedazo de madera que te ayudaba a mantenerte a flote, tenías tanto miedo, te gustaba el mar, creías que era increíble, tenía tantas cosas en el pero estar en medio de la nada, sin saber que tan profundo puedes estar, sin saber que tienes abajo, que es increíble que estuvieras con vida ahora mismo, el echo de que nada te haya intentado comer es extraño, suerte sin quieres decirle.

Ante la idea de llorar sacudiste tu cabeza, con tu mano temblorosa te talalste los ojos mientras con la otra sostenías la madera.

No podías llorar. Volviste mirar a tu alrededor pero no en busca de sobrevivientes, estabas en busca de tierra.

Entre cerraste los ojos cuando viste algo a lo lejos, una gran piedra o ua isla, lo que sea te sería útil.

Tomaste la poca valentía que tenías y empezaste a nadar en el agua a lo que sea que tendrás frente a ti.

No querías darte ilusiones de que sea una isla pero si lo fuera lloraras de la alegría, lo sabes. Mientras nadabas no podías evitar sentir tus piernas cansadas, temias que algo saliera del agua, simplemente te daba miedo rozar algo, llamar la atención de algo y ante la.idea sentías que el miedo junto al temor te comían por dentro, no querías ser comida de un tiburón que ahora es tu mayor miedo.

Entre más nadabas no podías dejar de pensar en eso, sin darte cuenta de que cada que pasaban los minutos, lo que sea este frente a ti no parecía estar más cerca.

Paso el tiempo y no pudiste acercarte ni un poco, se veía igual de lejos. Tus piernas se sentía cansadas. Miraste hacia arriba mirando dónde estaba el sol, no sabes dónde estaba antes pero ahora parecía ser como las dos, tal vez.

Cerraste los ojos y siseaste, te ardían los ojos pero necesitabas saber dónde estaba el sol. Tenías que llevar a algo sólido antes que sea de noche, esperar que nada te coma en el transcurso y ni hablar las necesidad de comer, tomar agua o como dormirás si no llegabas a algo sólido.

Seguiste nadando en un intento de tal vez encontrar una piedra pero fue en vano, no sabes cuánto tiempo llevas nadando, solo sabes que no estás avanzando nada, que no estás logrando nada más que casarte y llorar ahora se ve tan tentador, aceptar que está es la forma en la que morirás no suena tan mal si tu muerte es rápida no te quejarias.

Es tan misterioso. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora