Amar a Jaebeom es fácil.Es como una segunda naturaleza para él, algo tan fácil como respirar. Encajan, desde el temperamento de Jaebeom hasta su propia paciencia, sus manos extrañamente suaves donde las suyas son ásperas. Sus ojos encontrándose. Es fácil, seguir con lo que sea que suceda entre ellos. No tiene que ser explosivo, nunca fueron realmente así. No eran petardos como sus amigos, iluminando la habitación y estallando en energía. Estaban ahí, y se complementaban más de lo que Jinyoung podría haber imaginado. No tenían que haber escapadas apresuradas, ni dientes chocando con desesperación y labios entre sí. No tenía que ser tan rápido o precipitado.
Porque amar a Jaebeom nunca se sintió así, nunca se sintió apresurado o impulsivo. Era suave, lento. Como el goteo de la ducha en su espalda, los besos en su cuello y esa polla presionada en su trasero. No tenía que ser apresurado. No tenía que ser ruidoso. Mientras Jinyoung pueda verlo a través del chorro de agua, mientras abre la boca y deja salir el más hermoso de los sonidos. Cuando sus manos viajan desde sus anchos hombros hasta la resbaladiza piel de su cadera e incluso más allá. Realmente no tenía por qué serlo.
Jinyoung y Jaebeom no habían hablado de todo... lo que sea que pase entre ellos. Unidos por años de entrenamiento, de debutar y de fracasar y de debutar una vez más, les dio una cercanía que no necesitaba palabras. Todas esas noches. Sus ojos encontrándose cada vez. Solo eso sería suficiente para tranquilizarlos. Todo está bien. Si no lo está, lo estará. Si no lo está, seguirán estando ahí, aunque sea por el otro. No era exactamente como si lo hubieran planeado, hacer eso, seguir haciéndolo. Es solo que a veces Jaebeom va a él, llamando a la puerta de su apartamento, con un aspecto tan bueno y vulnerable que el corazón de Jinyoung se aprieta y no cree que tenga elección.
Por supuesto que deja entrar a Jaebeom. ¿Qué otra opción hay?
Al principio, Jinyoung había asumido que todo era lujuria. Por supuesto que asumió eso. Un día, de la nada, el líder-nim –no Jaebeom, porque el líder-nim es una fachada completamente diferente que utiliza y esa persona no es Jaebeom en absoluto, no se ríe ni hace bromas estúpidas como él– vino a hablar con Jinyoung. Sobre algo. Él no recuerda lo que había dicho entonces. Algo sobre el concepto o la dinámica del grupo. Todo lo que recuerda es la suave presión de sus labios en la comisura de la boca, unos brazos vacilantes que no sabían dónde colocarse. Y Jinyoung tiró de él hacia dentro. Las puertas se cerraron. Lo tiró, recuerda, en el sofá color crema que compró el verano pasado, con sus caderas por encima de las de Jaebeom. Se miraron fijamente, como siempre lo hacen, y estaban seguros. Fuera lo que fuera, dondequiera que los llevara.
Jinyoung puso sus manos en el pecho del mayor y capturó sus labios agrietados pero aún maravillosos. Sus cuerpos moviéndose juntos al ritmo de una melodía que no podían escuchar. Estaban solos y Jinyoung disfrutaba de los gruñidos y gemidos que llenaban el aire. Una bendición para la casa, pensó de repente, mientras Jaebeom lo mordía y chupaba su cuello, lo suficientemente fuerte como para formar moretones. Se estremecía por encima del mayor cuando sus calzoncillos estaban demasiado pegajosos para su comodidad.
Todavía se besaron después, mientras se tumbaban en el sofá. Era un espacio reducido para que dos hombres adultos estuvieran recostados frente a frente, pero ninguno de los dos quería moverse. Así que no lo hicieron. Jinyoung cree que pasaron toda la tarde allí, pero también piensa que no se puede confiar en su memoria. Podrían haber sido minutos. Horas. Años. No habría notado la diferencia. Todo estaba borroso, y sentía que Jaebeom estaba en todas partes; en sus labios, entre sus muslos. Dentro de sus párpados, como una visión.
Había oído que los encuentros de una noche con desconocidos son incómodos cuando se ven por la mañana, de Jackson, una tarde, cuando decidió visitar su apartamento de improviso. Le había contado, animadamente, como siempre, con sus manos haciendo gestos exagerados y su cara muy expresiva, su último encuentro con Jimin o Jihoon o alguien con J, según él. Había tratado de irse a primera hora de la mañana para no despertarle –Jackson no especificó si era una chica o un chico, y Jinyoung supone que no tiene importancia– pero no funcionó.
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Inside me | Bnior.
Roman pour AdolescentsJinyoung siempre supo que aquello pasaría; en el fondo de su mente, en su corazón, en su ser. Lento y dulce, como la miel resbaladiza cayendo. Esta historia no me pertenece, es una traducción. El autor original fue desligado de la obra (o viceversa)...