Capítulo 2

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Lys

Al día siguiente llegamos a clase y ya Olena tenía a su primer chico secuestrado, siempre a principios de curso fijaba a un chico con el que se quería liar, decía ella. Con lo cual me toco sentarme en el único asiento que quedaba libre, que era al lado del chico que vi entrando en su casa cuando yo entraba a la mía.

Esta vez si me permití mirarlo de arriba abajo para describirlo mentalmente; tendría una altura de 1'80 o 1'85, su pelo era de un color negro azabache o carbón, y unos ojos miel claros, cuyos ojos me estaban dando un repaso de la misma manera en la que yo lo había hecho, solo que en ellos había una chispa que no sabía cómo descifrarla. El chico de cuyo nombre todavía desconocía me hizo un gesto de que me acercase a él, y eso hice. En cuanto llegué me indico que me sentase en la silla, mientras yo dejaba mi mochila en el suelo mirando a Olena que me mira como si acabase de matar a alguien. Una vez me senté en la silla miré al chico que tenía a mi lado que no había despegado los ojos de los míos. Abrí la boca para peguntarle por su nombre, pero llegó el profesor interrumpiéndome antes de poder haber dicho nada. Cuando el profesor empezó a pasar lista después de haberse presentado y de habernos dado los criterios con los que nos va a evaluar este curso, dijo un nombre el cual estaba esperando a escuchar:

-James Marcus –dijo el profesor haciendo llamar mi atención al chico que tenía al lado que hablo.

-Aquí –pronunció él con una voz la cual no me esperaba que fuese tan ronca como sonó.

La clase al completo se giró hacia el chico, el instituto era un pozo de cuchicheos así que ya tenían cotilleo para unas cuantas semanas. El chico frunció las cejas y habló:

-¿Tengo un mono en la cara? –Dijo en un tono sarcástico que me recordó a mí- ¿Quieren algo? –pronunció un poco más molesto. El profesor lo ignoró y siguió pasando lista.

La clase se giro descolocada por la reacción del chico, la cual me hizo gracia y después de soltar una carcajada o suficientemente alto como para que él se percatase y me preguntase tranquilamente, no como había hablado a la clase.

-¿Qué? –empezó a decir mientras se le formaba una sonrisa de suficiencia en la cara, como si lo hubiese hecho para llamar más mi atención.

-Nada, -le contesté- solo que me recordaste a una persona que utiliza a menudo ese tono –dije con una sonrisa y sin despegar los ojos de los suyos.

-¿A quién? –Se intereso- ¿A ti?

-Sí –dije extrañada- ¿Cómo lo –me cortó el profesor llamándome.

Maldita seas, profe. Ya van dos veces, si pudiera te ahorcaba.

-Lys Muller –pronunció el profesor.

-Aquí -dije yo alzando la voz.

-Con que apellido alemán, ¿eh? –dijo el tal James a mi lado.

-Sí –le afirmé.

Desde ahí el profesor empezó a dar la clase, cuya clase era de recordatorio de contenidos del año pasado, con lo cual no presté mucha atención. Durante la hora, miraba de vez en cuando de reojo a James, se encontraba leyendo un libro, con la portada vieja, como si lo hubiese sacado de una librería antigua, me hice hacia atrás para intentar leer alguna palabra de lo que lía para saber si yo conocía el libro, pero la silla resbalo causando que casi me caiga, pero no llego a hacer ningún ruido estruendoso para que la clase diese la vuelta, porque él me agarró del brazo provocando que me pegase a él y me agarrase de su hombro. Nos miramos a los ojos y los suyos bajaron a mis labios y los míos hicieron lo mismo por iniciativa, pero antes de hacer el intento de nada notamos que algo se calló al suelo, era su libro, se había caído de la mesa y él le dio una patada, me soltó rápidamente para mirar si había estropeado el libro, cosa que me encanto debido a que yo hago lo mismo. Miró el libro por delante y por detrás para asegurarse de que no tenía ningún daño o página rota, y solo tenía una página doblada, lo q me causo sentimiento de culpa por haber sido tan curiosa.

-Perdóname soy muy torpe, déjame el libro y en mi casa puedo arreglártelo para mañana traértelo como nuevo –dije algo nerviosa extendiendo mis manos para que me diese el libro.

-¿Estás de broma? –dijo él soltando una risa al final de la pregunta- Esto es algo material, algo que se puede arreglar y yo puedo arreglarlo en mi casa, tranquila, tú no erres algo material, no eres tan fácil de arreglar si te caes o te rompes, -me explicó él en un tono tranquilizador, que con el cual hizo que mi corazón latiese más rápido, y no sabía el porqué de ello - así que mi siguiente pregunta es, ¿estás bien, te duele algo? –pregunto mirándome a los ojos y poniéndome una mano sobre la mía, que estaba apoyada en mi muslo, lo que causo que se me erizase la piel.

-Sí, estoy bien. Y de verdad siento mucho ser tan torpe –dije intentando excusarme por lo de su libro indirectamente.

Por favor, háblame de nuevo con esa voz, por favor.

-De verdad, no te preocupes, puedo arreglarlo –dijo volviendo a tranquilizarme mientras me acariciaba la mano.

Entonces, a parto la mirada de la mía y su mano rápidamente, me giré sobre la silla para darme cuenta de que el profesor estaba llegando a nuestro asientos a un paso lento y con la mirada alternándola entre nosotros dos.

-¿Pasa algo aquí atrás? –cuestionó él esperando una repuesta clara.

-No pasa nada, solo se me había caído el libro de la mochila y ella me lo recogió –contestó tranquilamente James, no sabía cómo pudo contestar tan tranquilo, pero lo hizo para sacarnos a ambos de ese 'apuro'.

-Exacto –contesté yo, intentando no sonar muy desesperada para que se fuese.

Maldita seas, viejo amargado.

Haber tampoco hay que insultar al pobre hombre.

Tú callada que la conciencia aquí soy yo.

Sí, solía tener peleas con mi conciencia constantemente.

El profesor se fue lentamente mirándonos de vez en cuando para ver si susurrábamos algo, pero ambos hicimos como si estuviésemos escribiendo algo en nuestras libretas para disimular que nos concentrábamos.

Unos minutos más tarde sonó el timbre, y no me dio tiempo a decirle nada a mi compañero, el cual se había levantado rápidamente a la vez que dejaba un papel sobre mi mesa. Acabé rápidamente de recoger mi mesa y abrí el papel que decía: te espero en el café, a las 16:30h, escríbeme a este número. Y sin más lo guardé rápidamente en mis contactos del teléfono para escribirle, pero mi prima llegó desesperada a que le contara que había pasado.

***

Cuando Olena por fin me soltó en el patio, decidí escribirle a James, para decirle que sí. Y me sorprendí al ver que me contestó a apenas el minuto de mandárselo, me dijo que me recogería en mi casa. Entonces, Olena llego arrancándome el teléfono de mis manos e interrogándome como si ella fuese parte del FBI.

-¿A quién e escribes mientras no estoy presente? –preguntó ella con esa curiosidad que ya le había traído problemas. Se quedó leyendo la conversación, algo sorprendida, así que le arranque el teléfono de las manos y le contesté a su pregunta de hace unos segundos.

-Para empezar, a ti no te importa, -empecé hablando con un tono de superioridad que sabía que le molestaba- y para terminar ni se te ocurra volver a quitarme el teléfono así.

-Vale, fiera –contestó ella levantando las manos en señal de rendición- pero que sepas que voy a ir a tu casa para ayudare a vestir un poco mejor. –la miré y giré mis ojos poniéndolos en blanco.

Olena se vestía al igual que yo, pero tenía un don para vestirse para ocasiones puntuales, cosa que solo ella y yo sabíamos, no le gustaba presumir de lo que se le daba bien. Ella había mencionado querer ir a un bachiller de artes para cuando acabase la ESO, pero era muy insegura y siempre hacía la misma pregunta de: '¿Y si no me cogen?'. Era demasiado insegura.

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⏰ Última actualización: Mar 09, 2022 ⏰

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