El cuento de la lechuza
Ahí estaba, encerrada en su jaula como de costumbre, esperando a que algún mago o bruja llegara a comprarla para cumplir con su función de lechuza mensajera y mascota. Se encontraba limpiando sus alas cuando la campanita del local sonó y al alzar su cabeza observó que el hombre que entraba era unas dos veces más grande que un hombre normal, su cabello enmarañado y oscuro le cubría el rostro, pero su voz era agradable, a pesar de ser ronca, parecía amistoso y no pudo quitar sus ojos de encima ya que parecía estar en busca de un lechuza especial ¿qué más especial que una lechuza blanca como ella? esperaba que ese hombre notara su presencia para así poder al fin estirar sus alas como es debido.
Varios minutos pasaron para que el hombretón aquel se diera cuenta de su presencia y al hacerlo sus negros ojos resplandecieron como si hubiese encontrado el tesoro más valioso del mundo, su pecho se infló de orgullo por aquello y ululó de la felicidad cuando este tomó su jaula, lo vio pagar con aquellos círculos brillantes que solía escuchar llamaban monedas y así abandonaron aquel estrecho lugar, estaba muerta de felicidad, no podía esperar a ser liberada para cumplir con su primera entrega real ¡era el mejor día de su corta vida!
Claro que la emoción se fue disipando con lentitud al notar que el hombre no dejaba de caminar y se detenía frente a otra tienda en donde saludó a un niño dentro del local... aunque no supo si era al bajito de gafas o al rubio con cara de aburrido, pero fue cuando la señaló que notó algo más, no iba a ser la mensajera de aquel hombre, sino que sería la lechuza mascota de alguno de esos dos niños.
Bueno... algo es mejor que nada. Pensó la lechuza volviendo a limpiar sus alas.
•••◆•••
Desde que salió de la tienda realmente no ha podido salir de su jaula para cumplir su deber, con ese día ya sería un mes sin hacer nada más que comer lo que ese niño delgado, de ojitos verdes y nombre "Harry" la daba, por un tiempo fue molesto, pero luego logró ver que ese pequeño niño hacía todo lo que podía para alimentarla y mantener su jaula limpia, además algo le decía que muy pronto esa vida que tenía iba a cambiar.
Oh y ya tenía nombre: "Hedwig", no tenía idea de qué significaba ese nombre, pero le gustaba sonaba lindo cada que el pequeño Harry lo decía, Pero su aventura a penas iniciaba pues al día siguiente, al salir el sol aquel niño la sacó con todo y jaula hacia una cosa extraña de color raro que estaba en el patio de su casa ¿no era eso un "auto"? al menos recordaba que así lo llamaba ese hombre sin cuello ni paciencia que ese día tenía una retorcida e infame sonrisa en su feo y aterrador rostro... por Merlín que había visto trols más guapos que ese hombre.
Durmió por más de la mitad del camino por lo que no podía decir que había sido interesante el viaje hasta que llegaron a un enorme lugar lleno de personas, ahí como todo adulto irresponsable y desdichado los tíos de su dueño lo dejaron a su suerte con maletas en mano y perdido por completo, parecía que no sabía ni dónde se encontraban sus pies. El chico preguntaba por un andén, el andén nueve y tres cuartos... pero no había ningún andén con ese nombre o al menos no a plena vista pues ni ella ni su dueño habrían podido encontrar aquel dichoso andén de no ser por la pelirroja familia que les ayudó a encontrarlo llamando al niño "Harry Potter" ¿cómo es que sabían el nombre del su pequeño dueño? ni idea.
Durante el viaje en aquel tren también durmió, el día no era de sus favoritos y más al estar encerrada por lo que dormir era lo que le quedaba...
Cuando despertó se encontraba en un lugar extraño, algo pequeño y rodeada de muchas otras lechuzas, un hombre, de demacrado aspecto, les abrió las jaulas y eso hizo que salieran volando, ella prefirió por salir volando por una ventana de aquel lugar para estirar la alas y cazar algo digno de comer y luego volvería a ese lugar oscuro y tranquilo acompañada del resto de lechuzas.
ESTÁS LEYENDO
Los ojos de la lechuza
FanfictionHedwig ha estado con Harry desde que este entró en Hogwarts y desde ese momento, cuando el niño tomó su jaula y le puso un nombre, ella nunca lo ha abandonado, siempre estando junto a él cuando la necesita, incluso cuando se ha enojado con él, pero...