La novia sustituta del coronel He - PARTE 1

Capítulo 54. El Equipo Dragón

"¿Hay algún lugar para divertirse aquí?" Xu Yangyi de repente levantó los ojos y miró a Ji Guangming a un lado, preguntando. Se sintió un poco aburrido mientras esperaba a He Jingyan.

"¿Lugares para divertirse?" Ji Guangming torció la boca, "Sra. He, esta es la tropa aquí. ¿Cómo puede haber un lugar para la diversión?"

'¿Es la llamada brecha generacional?' Ji Guangming, que no pudo seguir la idea de Xu Yangyi, suspiró para sus adentros.

Una vez que Ji Guangming terminó sus palabras, Xu Yangyi puso los ojos en blanco y dijo: "Me refiero a algún lugar como un campo de tiro. ¿No tienes algunas instalaciones recreativas?"

'¡Qué tipo tan lento de ingenio!' Xu Yangyi pensó para sus adentros.

Al escuchar eso, Ji Guangming puso una expresión de complicidad y luego le dijo a Xu Yangyi: "Por supuesto que tenemos instalaciones recreativas. Puedo llevarte allí si quieres. Hay menos gente por la mañana".

"¡Esta bien! Vamos a divertirnos". 'He Jingyan debe estar ocupado ahora, ¡así que será mejor que me divierta un poco!' Luego siguió a Ji Guangming.

Sin embargo, los rostros de los soldados se pusieron pálidos cuando se fueron, diciendo:

"El Equipo Dragón está utilizando las instalaciones allí en este momento, ¿No es así? ¿Por qué Ji Guangming lleva a la Sra. He allí?

"¡Así es! ¿Es tonto?"

"¿Qué debemos hacer ahora? ¿Deberíamos ir a detenerlos?"

"No podemos darnos el lujo de ofender al Equipo Dragón".

"No importa cuán poderosa sea la Sra. He, él no es rival para ellos".

"¿Qué hay de informar al coronel?"

"Vale, vale, vale".

"Entonces, ¿quién lo va a hacer?"

"Es tu propuesta, así que por supuesto tú".

"No voy a hacerlo. Tengo miedo de hablar con el coronel He cara a cara".

...

Todos los soldados evitaron asumir el papel de mensajero porque nadie quería ser el sacrificio. En este momento, el capitán al que Xu Yangyi le había dado una lección se destacó y dijo: "Iré".

"Capitán, brillante. ¡Avanza!"

"Solo tú puedes salvar a la Sra. He".

"Lo hace como una disculpa por su rudeza en este momento".

"Así es."

Al pensar en lo que acababa de suceder, todos los soldados se sintieron desconfiados. Sin embargo, no hasta que el capitán salió de la multitud, la voz de He Jingyan sonó desde su espalda, "¿Rudeza? Me parece escuchar algo interesante." Dijo en un tono peligroso de hecho.

Sin duda, todos los soldados quedaron estupefactos en el acto. Después de un tiempo, finalmente reaccionaron y respondieron en voz alta: "Buenos días, coronel He". Luego, todos comenzaron a sudar frío, pero nadie se atrevió a destacarse para explicar lo que había sucedido.

Todavía fue el capitán quien se armó de valor para sobresalir y dijo: "Coronel He, no sabíamos que él era la Sra. He, así que nos comportamos de manera grosera y nos metimos con él. Lo sentimos mucho y nos gustaría recibir el castigo de correr cien vueltas. Por favor, perdónanos, coronel He".

"¿Te metiste con él?" La expresión se volvió mucho más fría en el rostro de He Jingyan, lo que hizo que el capitán estuviera demasiado asustado para respirar.

Los soldados pensaron que ellos también tenían la culpa, y no era razonable que el capitán asumiera toda la responsabilidad por ellos solo. Por ello, todos se destacaron para disculparse y esperaron el castigo.

Mientras que He Jingyan solo los miró y preguntó: "¿Hay algo más que no me hayas informado?"

Al escuchar eso, el capitán finalmente pensó en Xu Yangyi, por lo que informó: "Voy a informarle que Ji Guangming ha llevado a la Sra. He al gimnasio en este momento".

'¿El gimnasio? ¿En este momento?'

El capitán estaba a punto de continuar con su informe por preocuparse por Xu Yangyi, pero He Jingyan de repente curvó los labios en este momento. 'Eso es realmente un buen entrenamiento.' Pensó Jingyan.

Entonces He Jingyan caminó directamente hacia el gimnasio. Mientras el capitán y los soldados estaban atónitos y confundidos, de repente dijo: "Todos, corran doscientas vueltas". Después de eso, se alejó y dejó a los soldados desesperanzados y pobres con los ojos bien abiertos.

"¡¿En realidad?!" los soldados gimieron.