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Viernes, 12 de julio de 2019

— ¿Lista? — preguntó Wanda mientras esperaba que su novia se pusiera el casco.

— Nunca estaré lisa para un paseo en motocicleta, Maximoff — respondió Carol sonando indiferente. — Menos mal que puedo recuperar mi coche hoy... ha sido una semana larga.

— Oh, vamos, ha sido una buena manera de prepararse para nuestro viaje en moto.

— ¿Qué viaje en moto? — Carol frunció el ceño mientas se sentaba detrás de Wanda.

— El que he estado tratando de convencerte de que hagas conmigo desde que comenzamos a salir — aclaró la castaña. — Podríamos viajar por Andalucía para empezar, y quién sabe... podríamos ir a Cataluña si quisiéramos.

— De ninguna manera, Wanda... Te dije que no me gusta ir largas distancias en tu moto — Carol estaba decidida. — Ahora, por favor, llévame al taller a buscar mi coche.

Wanda suspiró y arrancó la moto, decidiendo no insistir con el tema que siempre llevaba a una pelea y definitivamente no estaba de humor para eso.

Sabía que Carol no era una gran fanática de su motocicleta, pero esperaba que con el tiempo las cosas cambiaran y que estuviera abierta a una aventura con ella. Para Wanda, se sentía como si su novia no confiara en ella para mantenerla a salvo y se estaba convirtiendo en un problema entre ellas, incluso después de que habían hablado de eso y Carol le había asegurado que ese no era el caso.

Después de un corto viaje, Wanda dejó a Carol en el taller y se fue a su casa.

En la entrada del edificio, se encontró con Julio, el superintendente, quien la saludó con una sonrisa en su rostro.

— Hola doctora, ¿Qué tal su día? — preguntó educadámente.

— Hola Julio, estuvo bien, gracias. — respondió ella — ¿Y el tuyo?

— No está mal, aunque debo decir que hoy he estado sintiendo el dolor en la espalda baja nuevamente... Desde la caída cuando estaba limpiando la piscina,parece que no se me quita.

— Pero la caída fue la semana pasada, Julio... estas cosas necesitan tiempo para sanar.

— Lo sé, lo sé... pero pensé, tal vez podrías pincharme algo, como cuando me caí — la miró con una súplica en sus ojos.

— No hace falta, te lo prometo...Simplemente toma las pastillas que te di por una semana más y con un par de sesiones de fisioterapia estarás como nuevo. — explicó Wanda caminando hacia el ascensor.

— De tus labios al oído de Dios, doctora — Julio se dio por vencido y decidió agradecerle, regalando a su médica favorita una bolsa de tomates frescos que trajo de su jardín.

Ella aceptó el regalo y tomó el ascensor hasta el octavo piso.

Wanda llegó hasta el apartamento y oyó un sondo de música, el volumen aumentando con cada paso hacia la puerta. Entró y vio a Yelena vistiendo nada más que un bikini y bailando "Alors on dance" de Stromae junto a un montón de ropa esparcidas por el sofá.

— ¡Bonjour, Wandis! — gritó cuando vio a la castaña mirándola con una expresión divertida en su rostro. — Estoy haciendo mi maleta para el fin de semana, no puedo decidir qué llevar conmigo...

Wanda sonrió y tomó el control remoto del sistema de sonido para bajar el volumen.

— ¿En serio, Yelena? ¡Es solo un fin de semana, tía! Y llevamos solamente equipaje de mano, ¿recuerdas?

— ¡Sí, ya lo sé! Ese es exactamente el problema, tengo que tomar las decisiones ahora en lugar de más adelante en el hotel, ¿sabes a qué me refiero? Tengo que combinar dos atuendos para viajar, uno más para el sábado por la noche y otro para la convención del domingo. ¿Qué vas a llevar tú?

Siempre nos quedará París; Wandanat.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora