Pasaron los meses, Natalia y Erick llevaban un noviazgo de lo más normal, aunque para cada uno de ellos era mágico, en especial para ella, ya que por fin había encontrado a la persona que le mostraba la verdadera felicidad. Los dos estaban viviendo juntos en el departamento de Erick, luego de que Natalia insistiera miles de veces, él había decidido dar ese paso, ella era más decidida e impulsiva; y Erick era muy considerado y la trataba muy bien. Un día en el que los dos caminaban de la mano por las calles de la ciudad, pasaron junto a los puestos de artesanos ambulantes, Erick compro esas pulseras de tela con nombres bordados, él se quedo con la que tenía el nombre de Natalia y viceversa.
Luego de casi un año de noviazgo, Natalia pensaba que había encontrado al hombre de su vida, sin embargo la actitud de Erick seguía igual. Siempre indeciso, temeroso de algún cambio drástico en su rutina, huyendo de riesgos que podrían ser extraordinarios; llegaron a tener discusiones por ese motivo en particular, aunque al final siempre resolvían todo. Erick la amaba, pero no podía evitar ser de esa manera, temía hacer cosas impulsivas y perder la estabilidad que tenia, creyendo que si no hacia lo correcto, nada funcionaria bien. Sin darse cuenta que lo correcto era hacer lo que el corazón le dictara.
Un buen día, Natalia se encontraba a bordo del tren camino a su trabajo, sonreía mucho más que cualquier otro día en su vida. Ya que la noche anterior cuando Erick salió del apartamento para su turno, ella se entero de algo maravilloso. Se había hecho una prueba de embarazo que salido positiva, no podía creer cuanta dicha le invadía en ese momento. Salió del tren luego de que este llegara a la estación en donde su amado la recibió con un beso apasionado; no le dijo ni una palabra mientras él la acompañaba hasta su trabajo, esperando el momento indicado para hacerlo. Esa sería la segunda noticia importante que le daría a Erick, ya que días atrás le habían otorgado una grandiosa promoción en la oficina, sin embargo si aceptaba el puesto tendría que mudarse a otra ciudad, algo que no estaba segura de hacer ya que lo que esperaba era llevar su relación con Erick al siguiente paso; y con un bebe en camino, lo esperaba más que antes.
Esa noche llego a casa con entusiasmo de ver a Erick y contarle todo. Tuvieron una cena romántica preparada por ella y luego se sentaron en la sala mientras se reproducía la música del estéreo de una forma tenue en el fondo de su conversación. Natalia tenía su bolso junto a ella en el sillón con la prueba de embarazo dentro, pero no sabía lo que debía decir primero así que comenzó con su promoción. Le conto todo y él se sintió feliz por ella, aunque no pudo disimular la tristeza que le causaba el pensar que ella se marchara, cosa que Natalia noto. Entonces ella sujetando su bolso con fuerza y mirando los ojos de Erick con ternura, decidió expresarle lo que en realidad deseaba hacer.
— ¡Cásate conmigo! —dijo ella tomando su mano y sonriéndole mientras la ilusión se reflejaba en su rostro.
— ¡¿Qué... casarnos?! —a él le tomo por sorpresa esa propuesta— ¡¿Lo dices en serio?!
—Claro, te aseguro que el puesto no me importa, ya que si lo acepto, debo de mudarme lo antes posible —Natalia metía disimuladamente su mano en el bolso—. Y lo que más deseo es planear mi vida contigo.
—Pero eso es un gran paso —se levantó de repente, lo que causo que la chica dejara el bolso—. No estoy seguro de que debamos apresurar las cosas.
—Quieres dejar de planear todo a detalle —se levantó también un poco molesta—. Quiero ser tu esposa, es lo único que necesito saber. Dar un salto hacia la vida no debe de causarte temor —lo abrasó y guió su mirada hacia ella.
—No, no es temor. Solo digo que... si queremos que resulte, hay que hacer las cosas con calma.
La conversación continúo de esa manera durante casi cuarenta minutos, sin que Natalia pudiera convencer a Erick. Ella no comprendía que él continuara siendo tan indeciso después de llevar tanto tiempo juntos, creía que ya era una persona más fuete y atrevida. Sin embargo, casarse con Natalia era lo que Erick más anhelaba, pero se había dado cuenta de que él solo era una carga para ella, debido a que era un hombre sin futuro profesional, mientras que Natalia ya tenía la oportunidad que de ser alguien en la vida. Y no iba a dejar que un lastre como él la detuviera de alcanzar la grandeza.
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Nuestro Anden
Short StoryErick, un joven como cualquier otro. Trabajador pero con una actitud despreocupada y que nunca trata de tomar retos o dar ni siquiera un salto a la aventura. Una mañana camino a su casa después de una larga noche de trabajo, esta en la estación del...