-PAUL! ¿DONDE ESTAS?.-Exclamó John, como un grito ahogado, de desesperación.
Al escuchar ese tono tan familiar me volteé para rebuscarlo con la mirada. Y en efecto, hay estaba, con sus características gafas, y su largo cabello sedoso.
-¿Viniste con tu mono asiático?.-Pregunte yo, con un todo burlón.
-No, ella no importa en este momento, lo que importa eres tu, tu y yo. Exclamó el, con tono serio.
-Últimamente parece que no te importó.-Dije yo, con un tono desinteresado.
-¿Quieres ir a caminar un rato, conversamos y luego comemos algo?.-Exclamo el, mientras me hacia una seña con la mano.
-Esta bien.-Dije mientras tomaba mi chaqueta y le pagaba al cantinero las copas de vino.
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Salinos del local y en primer lugar hablamos de temas triviales, sin mucho interés. Luego de la nada salio esa pregunta al aire.
-¿Te sientes mal?
Realmente no sabia como responderle, tenia miedo de alejarlo diciéndole la verdad, pero ¿debia serle sincero? Y decir todo lo que e callado por un tiempo, todo lo que me a atormentado por algunos meses.
-Sí.-Dije, casi susurrando.
-¿Porque?.- Preguntó el, con un tono preocupado.
-John, me haz hecho daño. No se si recuerdas cuando decías lo mucho que me amabas. Todos esos detalles que me encantaban. Las noches que lloramos juntos por cualquier cosa. La vez que me declaraste tu amor. Nuestro primer beso, nuestra primera cita. La primera vez que hicimos el amor. Los paseos infinitos agarrados de la mano. Todas esas cosas de una forma u otra me hacen daño, porque retumban los recuerdos, que tristemente ya no están. Eres libre para amar a quien tu quieras, yo solo quiero que tu seas feliz, pero quiero que sepas que me hiciste daño, mucho daño. Recuerdo cuando me dijiste que dejara a Jane, tu dejarias a Cynthia y comprariamos una isla en Grecia, donde no deberiamos ocultarnos, no deberíamos ocultar lo mucho que nos amabamos, en ese momento me parecio algo fuera de este mundo, pero lo considere, quiero que sepas que yo te ame, y por mucho que lo niegue te sigo amando, pero dudo que tu a mi.-Dije, mientras caminábamos por las frías calles de Londres.
Me di cuenta que ya se había hecho de noche, pero mas importante aún, hice a John llorar. John era una de esas personas frías y calculadoras, muy pocas veces demostraba sus sentimientos, pero yo sabia porqué, el se sentía sólo, siempre estaba a la defensiva, porque tenia miedo de que alguien lo dañara. Sabia que con muy pocas personas, por no decir nadie demostraba lo que sentía, afortunadamente yo era una de esas personas.
-¿Porque lloras?.-Le pregunte preocupado.
-Paul, perdoname, perdón por todas las cosas que te hice, o todas las cosas que deje de hacer. Perdoname por todas las veces que te herí, perdoname por todos los momentos en los que te ignore, te grite, te golpeé, o algo parecido. Siento que e dañado a mi persona favorita en el mundo, a mi mejor amigo, a mi amor. Me sentía mal por lo que estaba haciendo, debes querer matarme, pero te tengo unas cuantas explicaciones. Siempre seras el amor de mi vida, siempre, nunca lo olvides. Yoko es una hermosa persona, es cerrada, igual que yo, pero es porque tiene miedo de ser herida, me comprende y me da apoyo, pero ninguno como el tuyo, jamas. Me e distanciado de ti porque tenia miedo de dañar algo tan frágil y preciado para mi como tu, pero me di cuenta de que distanciándome te hize mas daño aún. Te amó y perdoname por todas las cosas que te hice, te amo, por favor perdoname.
Por unos segundos nos miramos a los ojos, era una de esas miradas que te hacen dar cuenta que la persona con la que estas es la indicada. Luego de eso sellamos nuestro amor con un tierno y simple beso. Después de eso cada uno se fue por su lado, pero de algo estoy seguro, que los dos teníamos algo en claro.
"El amor verdadero nunca acaba, no tiene barreras, ni el tiempo, el lugar, ni mucho menos los celos"
