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Y es fácil pensar o incluso decir pero, la dificultad viene para admitir el error ante los demás...

Podrías dejar de dar vueltas? — por cuarta vez en lo que iba de esa hora, Aioria veía a su amigo volver a caminar en círculos — porque simplemente no vas y hablan frente a frente, ya Saori revolvió el tema y abrió heridas, no entiendo porque de una vez no enfrentar el tema antes de dejar pasar el tiempo y seguir en el mismo lugar — expreso cruzándose de brazos —

Es lo más inteligente que te escucho decir... — le miro con cierta burla tratando de desviar un poco su atención de su problema — a puesto que esto viene de Aioros — y ante la mueca de fastidió del mayor confirmo sus palabras —

Por eso nadie te quiere — murmuró con fastidió — como sea, que vas a hacer... Porque ya estoy cansado de hacer de consejero matrimonial, y no, no por ser amigos tengo que soportar tu sarcasmo... —

Viniste solito, nadie te llamo. Ahora te aguantas — respondió sin darle mucha importancia a la molestia del león dorado — además solo estoy buscando relajarme, no te dije ya que quedé en hablar con Mu? — le miro con aburrimiento buscando mostrarse como siempre —

No, no lo hiciste — entrecerró los ojos — y eso que llevo rato insistiendo a qué me cuentes que les dijo Atenea —

Solo por eso viniste? — le miro con ojos entrecerrados y fastidio —

Sabes que a Mu no se le puede sacar nada — se cruzó de brazos y rodo los ojos —

Eres un asco de compañero — gruño —

Pero somos lo que tienes así que te aguantas — le miro con una sonrisa burlona —

Ahora antes de que me arrepienta — respiró buscando calma — vete — señaló la salida de su templo —

Que delicado — rodó los ojos antes de seguir a sus instintos de supervivencia que le decían que era mejor largarse del templo de virgo —

Y luego se quejan de que no tengo paciencia y los trato mal — mascullo. Aunque hablar con el Leo le ayudo a dejar del lado el tema con Mu, y relajarse aunque sea unos instantes —

***M***

No soy el mejor para decir esto...pero, apoyo tu decisión. Fuiste sincero, de una manera cruel, pero sincero y nadie puede obligarte a cambiar de opinión y tampoco te sientas en la obligación de cambiar tu sentir — encogió lo hombros y miro con calma los tristes ojos del menor, que trataba de cubrir con un semblante imperturbable — no necesitas fingir conmigo, se lo que se siente que todos esperen algo de ti y no poder cumplir con sus expectativas — su voz se suavizo — no debes vivir por "el qué dirán" pero si por lo que es correcto y es necesario para ti — y a pesar de que aparentemente sus palabras estaban siendo lanzadas al vació, poco a poco vio que sus palabras estaban ayudando aliviar a un alma cargada de culpa y pensamientos autodestructivos —

Yo no quería herir a Milo...jamás fue mi intención — Kanon fue testigo de cómo el frio e imperturbable Camus se desboronaba —

... — suspiro y permitió que el menor se refugiara en sus brazos, porque sabía que era necesario llorar, sacar todo dolor, frustración, arrepentimiento, miedo y sentirse comprendido apoyado era como beber agua después de atravesar un ardiente desierto — todo pasa, nada es eterno... — susurro buscando que el menor entendiera que solo el mismo tenía derecho sobre su vida y decisiones, nadie más podía meterse en ellas porque solo uno mismo conocía sus temores, debilidades, traumas y dolores —

***M***

...oye — Mu dio un respingo ante la repentina aparición del virgo, como y cuando llego a su templo? —

Hola... — susurró buscando calmar el ritmo de su corazón así como aclarar sus emociones. No podía ponerse a llorar ni nada. Debía recordar que está conversación podía poner un punto final a su relación con Shaka o podía ayudar a que su relación se reintegrará. Lo único seguro era que sería un punto final a su situación actual — quieres algo de beber... — cualquier cosa con tal de prolongar el tiempo de la conversación seria que se venía —

Sí, gracias — conocía a Mu y sabía que debía darle un poco de espacio para que se calmara un poco y no colapsara, no si querían tener una conversación tranquila —

***M***

Tú también tienes culpa —

Shura — regaño el castaño mayor al capricornio que rodo lo ojos con fastidio —

No, Aioros, es hora de que se le hable claro y fuerte, porque suavizando las cosas no llegamos a nada, mira como están Mu y Shaka a aún pasó de hablar como los adultos que son porque Saori fue clara y firme —

Lo sé pero no creo que... —

Déjame hablar — el español le mostro su palma haciendo callar al mayor — ahora, Milo... — llamo la atención del peli azul que se hundía en su miseria — mirarme — hablo con seriedad — basta de tonterías, que eres? un adolescente estúpido que no puede cargar con su propio peso? Eres más que eso, eres un guerrero, un hombre hecho y derecho con defectos y errores, como todos, pero que no se aferra a ellos sino que los deja a un lado para seguir adelante. Has demostrado eso muchas veces en el pasado, y ahora mírate — levanto un poco la voz — crees que allá afuera no hay otras personas con dolores peores, sufrimientos mayores? Crees que eres el único que sufre? Eres así de egoísta? Te estas encerrando en tu dolor creyendo que solo tu sufres, cuando no es así — gruño y se cruzó de brazos — te rechazó, sí y qué? Vas a dejar de vivir por algo así? Tan poco vale tu vida? Hay millones de personas allá afuera, que estarían dispuestos a pasar tu pequeño e insignificante dolor con tal de no vivir un día más sus problemas, y tú crees que lo que estás pasando es lo peor, el fin... — respiro buscando calma — eres un guerrero, un héroe, eres un amigo, un hermano... y no solo tu sufres estando así... — aporto la mirada y se mordió el labio inferior — eres un gran persona, Milo, no necesitas de alguien, siempre fuiste tú... valórate, amate primero a ti — tomo las mejillas del menor — vamos sonríe — pellizco las mejillas del de ojos turquesas — eres una gran persona y solo tú puedes mostrarle eso al mundo, no necesitas de nada ni nadie — paso sus manos con suavidad por el cabello azul —

Gracias... — y después de varios días, lágrimas recorrieron las mejillas del octavo guardián, peor no eran de tristeza si no de alegría, porque al fin alguien le había dicho lo importante que era — Gracias... — y para sorpresa del peli negro verdoso y el castaño, un sonrisa alegre después de mucho cubrió el rostro de Milo —

Si, si pero no me gustan los abrazos — impidió que el peli azul lo abrazara — para eso está Aioros — jalo al castaño y lo puso frente el escorpión — suficiente — volvió a jalar al castaño al verque el abrazo se prolongaba demasiado para su gusto —

Siempre tan posesivo — negó el oji turquesa volviendo de a poco a su yo antes de que todo el problema con Camus sucediera — 

Está GeneraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora