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Les ha pasado que cuando más quieren olvidar una situación o aplazar el tiempo para no enfrentarla, le es imposible pues todo les recuerda o impulsa a atravesar esta?

... — Si pudiera elegir un lugar en el cual estar, habría elegido cualquier lugar, incluso la isla de la reina muerte, que estar en ese lugar en ese momento, en esa situación y con esa persona como compañía — bien, hablemos — decidió que era momento de ser serio y hablar como lo que eran, hombres adultos que tenían diferencias que debían arreglar por el bien de su campo laboral y vida personal —

Hagámoslo... — acepto cubriéndose de esa frialdad típica que le ayudaba a esconder sus temores —

Y a pesar de que ambos estuvieron de acuerdo en hablar ninguno dijo nada, solo guardaron silencio que se prolongó por largo tiempo, uno apoyándose en su fuerza para evitar pedir disculpas por algo que no hizo y el otro buscando la manera de expresar lo que sentía de manera correcta y evitar hacer más grande la herida.

Yo... — cuando uno no pudo más y el otro encontró las palabras ambos coincidieron, que hablaron al mismo tiempo, causando sorpresa y que sus miradas se encontraran. Un encuentro de miradas que despejo de alguna manera la tensión que invadía el lugar —

Milo, podrías tener paciencia y permitirme hablar...intentar expresar lo que realmente tengo en mi interior — pidió con su usual tono de voz y expresión pero algo en sus bonitos ojos azules le transmitieron al escorpio el verdadero deseo tras esa fachada indiferente que le hicieron ceder —

Supongo que estando en la situación que estamos, no tengo de otra — y decidió que si aceptaría no sería tan permisivo como siempre. Ese fue por mucho tiempo su error, aceptar todo sin chistar lo que Camus le quisiera dar —

... — su indiferencia en esas palabras dolieron pero Camus sabía que era su culpa, que fue quien provoco eso en el escorpio. No podía hacerse la victima de algo que el mismo busco. Era el momento de ser y expresar todo lo real en su interior, eso era lo menos que podía entregarle a Milo, su amigo lo único real que podía llamar suyo — discúlpame por todo, por ser esto y no lo que querías...pero no puedo forzarme Milo, lo intente, te juro que lo hice y fue por ello que te lastime porque no podía dar algo que no tengo...como darle amor a alguien si ni yo mismo me amo...nunca me gusto lo que soy por eso me aferre a mi título como caballero de los hielos, el que controla sus emociones y no se deja llevar por su corazón, pero me creí tanto ese papel que olvide quien soy realmente, quien es Camus realmente? Sé que me dirás, pero si ni yo lo sé cómo puede otra persona saberlo?— apretó los puños porque dolió expresar lo que descubrió de sí mismo. Aceptar su debilidad y deficiencia, pero Milo se merecía conocerlo tal y como era — te lastime porque también estoy herido, y sé que no hay justificación alguna para el daño que te hice, pero me permití cuestionarme el porque me aferraba a no dejarte ir a pesar de saber que te estaba hiriendo, también por qué no podía darte lo que buscabas en mí y el porque me desesperaba la sola idea de que me dejaras atrás y te olvidaras de mí... — suspiro y desvió la mirada de la turquesa que solo lo veía con esa curiosidad innata del octavo guardián — no quería que me amaras porque sabía que solo te lastimaría, y míranos, tenía razón pero no quería que te alejaras de mi porque una parte importante se iría contigo, fui egoísta y lo acepto porque en lugar de hacer algo y conversar contigo como era lo correcto, no lo hice porque no quería ser débil... — sonrió con ironía — y no quería aceptar que era mi culpa, siempre te culpe por darme más de lo que merecía y esperar eso de mí, porque no podía pero por ti trate de hacer un esfuerzo pero no pude, no pude verte más allá de un amigo incondicional a quien quiero mucho pero no veo como algo más... si me gustaría estar a tu lado toda lo que me queda de vida si es posible, compartir tiempo, escuchar tus aventuras e historias, pelear mano a mano ... pero no puedo darte lo que quieres...— suspiro y cerró los ojos levemente antes de volver a céntralos en los turquesas — tú quieres a alguien a quien puedas entregar ese precioso corazón que tienes, y es lo correcto, pero no soy esa persona...y cuando entendí eso te aleje, no fue la manera pero no encontré otra, porque eres obstinado, terco como nadie...cosas que admiro de ti y me gustan — sonrió de esa manera peculiar que tenía — siempre te he querido y admirado tal cual eres, y a pesar de ser muchas veces un imbécil insensible aun así no te rendiste conmigo sino que estabas allí siempre dando más de lo que merezco, porque así eres tu... y te mereces algo mucho mejor que alguien sin corazón como yo — bajo la mirada no pudiendo aguantar más la intensidad con la que Milo lo observaba. Cuando dejo salir lagrimas? Eran en verdad suyas, paso rápidamente sus manos por sus mejillas y se dio cuenta de que si, había estado llorando, pero cuando pasó? —

Eres el ser más cruel y egoísta que eh conocido...—

***M***

Cuando despertó ese día con el sonido de las aves y el sol calentando el día se sintió en paz, cómodo sin peso alguno, luego de haber llorado y no haber dormido por varios días, que le pareció tan tonto haberse estado torturando, perdiendo el tiempo en un asunto que debió solucionar pero algo que no hizo por aferrarse a su pasado y negarse a seguir adelante.

Maestro... — la vocecita de Kiki le trajo al presente — ya se siente mejor? — cuestiono con esa mirada curiosa, tan única —

Sí, siento haberte preocupado... — sabía que con su estado no se había afectado él sino a su pequeño discípulo —

... no importa — negó el menor antes de sonreír — el señor Alde preparo el desayuno, me mando buscarlo... —

Estaré listo en unos momentos, gracias Kiki — sonrió suavemente al ver al niño asentir y dejarlo solo otra vez —

Era momento de ir hacia adelante y olvidarse de aquello que no puede cambiar... atrás quedo todo lo que hizo, sus errores, aciertos, temores, indecisiones y su amor por Shaka...

Está GeneraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora