Jade

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Ana era una niña alegre, estudiosa y muy educada.

Era la mejor de su clase y nunca había cometido ninguna infracción mayor; o al menos... eso pudo haber llegado a ser con el tiempo si su madre no hubiese tomado la decisión de abortarla.

Su madre era una joven de 15 años que había decidido impedir que una nueva historia sea contada cortándola de raíz. Su nombre era Jade y se veía envuelta en un mundo de perversión, drogas y maltrato.

Obviamente la realidad es mas cruda para aquellas personas que la notan sin un previo aviso pero Jade estaba enterada de lo increíblemente sucio que era el mundo y todas las personas que lo habitaban así que ya estaba acostumbrada a simplemente fingir felicidad y confianza estando lista para atacar a quien ya no necesitaba.

Vivía con su padre, quien era una de las personas mas deplorables que la humanidad podría encontrar.

El decidía cuando como y en donde violarla a su voluntad.

Ella, que había sido criada de ese modo siendo violada por primera vez a sus cuatro años dejando su inocencia destrozada y su mente preguntándose que era exactamente lo que había pasado, simplemente permitía que sucediera sintiendo un increíble pesar dentro suyo sabiendo que lo que le hacían estaba mal y no debería suceder.

Dentro de toda su vida había logrado conocer a un chico. Creía que este chico era su luz en medio de su oscuridad sin fin a la que llamaba vida; pero se equivoco.

Este chico en el que ella decidió confiar hasta tal punto de ponerlo como la única cosa buena que le había sucedido, se atrevió a abusar de ella dando como resultado la concepción y prematura muerte no solo de Ana sino también suya en manos de Jade quien temía que algún día alguien descubra su pecado y la acusase ante las autoridades.

Jade siempre quiso estar en un lugar en el que nadie le hiciese daño y en el cual ella pudiese hacer lo que quisiera sin la reprimenda de nada ni nadie. Ese lugar solo lo encontraba al ingerir una nueva droga que había sido descubierta por aquel tiempo llamada triptocaina que era una especie de alucinógeno que deformaba la realidad recibida por la mente de quien la consumía por 24 horas en las cuales la persona no tenia la mas mínima idea de lo que hacia.

Gracias a esta droga Jade estuvo incluso a punto de asesinar a su padre mientras este dormía para poder acabar con su sufrimiento de una vez por todas. Ya varias veces había ideado distintas maneras de asesinarlo y torturarlo hasta la muerte. Entre ellas estaban una puñalada en la garganta, una mutilación de cada una de las partes de su cuerpo o simplemente un veneno mortal con el cual vendría acompañada una macabra competencia para saber que lo mataría primero: el veneno o las agujas y golpes proporcionados despiadadamente por todo su cuerpo.

Por suerte, el padre de la misma estuvo dormido en todas las ocasiones que se dieron los silenciosos intentos de asesinato, y no tuvo ninguna clase de problema legal; cosa que hubiese sido peor para ella ya que su padre era una persona muy influyente capaz de desmentir cualquier acusación que se hiciera en su contra y crear cargos mucho peores a los que estaban en contra suya.

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⏰ Última actualización: Jun 19, 2015 ⏰

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El día en el que las princesas lloranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora