Louis siempre había soñado con trabajar en el New York Times (o al menos eso era lo que se repetía a sí mismo cada cinco minutos durante el vuelo a West Virginia).
Cuatro años de periodismo en Yale no lo habían preparado para que lo aceptaran en las oficinas mas codiciadas del mundo entero y por eso debió arrastrarse por los trabajos peores pagos del país, vivir entre ratas y humedad y escribir diez razones por las cuales una tostada de avocado es el desayuno ideal.
¿Diez? ¿Cómo encontraría diez?
En las películas parecía más fácil.
Aún no ganaba lo suficiente para tomar un Starbucks cada mañana, tener una rutina de gimnasio diaria y pedir comida rápida mientras escribía en su macbook desde su oficina con vista a los edificios de Manhattan.
Pero luego de años de soñarlo, hacía un mes había logrado llamar la atención del New York Times.
No sería corresponsal de guerra, aún no escribiría artículos sobre la semana de la moda ni le darían diez preguntas con Timothée Chalamet.
Pero le habían dicho que sí."Tenemos un escritor menos durante el verano. Si aceptas mudarte a otro lugar para escribir un artículo sobre la vida en el campo, estás contratado"
Quizás debería haber hecho más preguntas. Pero probablemente hubiera aceptado de todas formas. Sería capaz de limpiar los zapatos de los jefes si eso lo ayudaba siquiera a acercarse a la vida de sus sueños.
Había nacido en un pueblo aburrido de Massachusetts pero pasaba cada minuto del fin de semana en Boston con sus amigos y por eso se denominaba un chico de ciudad. Nunca había puesto en ningún curriculum que había nacido en un pueblito. Boston. En su mente y corazón él era de Boston.
Su madre leía el New York Times desde que él tenía uso de razón y él lo sujetaba en sus manos incluso cuando aún no sabía leer.
Se la pasaba leyendo libros en cada librería que se encontrara en su camino hasta que tuvo la edad para pedir un empleo de verano y trabajar en una de ellas.
Ahora se compraba un libro nuevo cada semana y había comenzado a escribir.
Yale le había dado una beca por su excelente escritura y su preocupación por la escuela y buenas calificaciones. Su madre le había dicho que hacer voluntariados lo ayudaría a ingresar a cualquier universidad y por eso hacía más de uno cada verano.
Durante sus cuatro años en Yale escribió en el periódico escolar, experimentó con su sexualidad y decidió que viviría en Nueva York aunque fuera lo último que hiciera.
Fue el mejor de su clase.
También perdió a su madre.Por momentos está muy seguro de lo que quiere.
A veces se pregunta si eso es cierto.Y así es como sus cartas de recomendación de Yale lo trajeron hoy hasta aquí.
Medio de la nada, West Virginia.
Tenía tres meses para escribir un artículo sobre las ventajas y desventajas de vivir en el campo. Sin teléfono ni internet, como si esto fuera el 1800.
Ni siquiera había podido traer su propio teléfono celular o computadora (debería escribir todo en papel !!! RIP su mano derecha). Y aunque no hubiera hecho caso a las órdenes de sus superiores y hubiera contrabandeado su móvil, no serviría de nada porque no había señal y no llegaba el internet hasta allí.
Louis cree que le costará mucho trabajo armar la lista de ventajas de vivir como un demente. Ahora, la lista de desventajas será pan comido. Todavía no llega y ya se le ocurren un par.
El auto que lo lleva del aeropuerto mas cercano hasta la casa de campo en la que vivirá lo deja fuera de la cerca de madera que no les permite continuar mas adelante. Louis le agradece y se pone la mochila en la espalda (sí, mochila, ni siquiera le permitieron llevar una maleta porque debía acostumbrarse a vivir con poco!!).
Apenas se gira, ve como alguien se acerca cabalgando.
Sí, cabalgando.
Una persona sobre un caballo.
Se siente en una película de vaqueros o en uno de esos sueños extraños que tienes las noches que comes mucho.
Louis alza las cejas cuando puede ver mejor a la persona arriba del caballo. El chico debía tener su edad o unos pocos años mas que él, el cabello corto y con ondas y cada músculo de sus brazos y su DESNUDO ABDOMEN parecían saludarlo.
"¡Hola!" Le gritó Louis cuando todavía estaba a unos metros de distancia.
El muchacho lo observó por un momento como si sus ojos fueran un detector de metales y luego se bajó del animal con agilidad. Con nerviosismo y ansiedad debido al silencio de este, Louis siguió hablando. "Soy Louis" Estiró la mano para que el ¿cowboy? la tomara. "Vengo del New York Times y voy a pasar el verano aquí. No sé si el dueño te lo dijo..." Sus ojos bajaron hacia la áspera mano que sujetó la suya en un saludo. Se notaba la diferencia del trabajo de ambos. Las manos de Louis olían a crema hidratante.
El chico soltó su mano y asintió mientras acariciaba el caballo. Louis cree haber visto el rastro de una sonrisa, pero no puede asegurarlo.
"Lo sé, soy yo" Su tono de voz es tranquilo y Louis no puede evitar querer rogarle que hable mas fuerte, que grite si es necesario. Y que por favor le repita aquello que dijo porque no puede ser posible.
"¿Tú eres...el dueño?" Exclamó perplejo. Su jefe le había hablado del dueño del campo como si fuera alguien mayor, no alguien que podía modelar para Gucci si se daba un buen baño. Louis lo observó por un momento y se dio cuenta que el chico estaba haciendo lo mismo. Ambos extraños para el otro. "¿Tú eres Harold?"
El muchacho asintió y se cruzó de brazos, aumentando el tamaño de estos y obligando a Louis a tragar saliva. "Mi nombre es Harry pero mis padres me llamaban Harold, decían que soy igual a mi abuelo, y ese era su nombre"
Louis asintió o al menos eso debería haber hecho. Estaba a punto de responderle cuando dio un paso hacia adelante y sintió como su pie se hundía en algo. No tenía que bajar la mirada para saber que no era un pastel de cumpleaños gigante sabor chocolate.
"Oh, Dios, no" Quitó su pie con fuerza y comenzó a limpiarlo arrastrándolo por el césped que lo rodeaba.
Harold, o Harry, lo observaba con entusiasmo, quizá esto haya sido lo más divertido que presenció en mucho tiempo.
"Zapatos blancos... no es una muy buena idea por aquí" Balbuceó el muchacho mientras preparaba el caballo."¿Subes?" Ni siquiera lo miró cuando le preguntó aquello, mostrando la gran incomodidad que le causaba hablar con otras personas.
Louis lo miró confundido mientras seguía arrastrando el pie por el césped. "¿Disculpa?"
Ahora Harry sí subió la mirada hacia él y habló con un poco mas de confianza: "Que si te subirás al caballo"
Louis no pudo evitar soltar una risa que, claramente, no contagió a Harry.
"¿Por qué me subiría al caballo?"
Harry miró hacia la casa y luego otra vez hacia Louis. "Porque la casa está lejos"
Louis negó con la cabeza y le sonrió. "Vivo en Manhattan, estoy acostumbrado a caminar, no te preocupes por mi" Sus ojos estudian la casa por un momento. "Si puedo verla no puede estar tan lejos. Caminaré"
Harry se subió al caballo y luego de volver a observarlo de pies a cabeza como venía haciendo desde que llegó, salió cabalgando de allí.
Louis lo observó hacerse mas pequeño a medida que se alejaba.
Sería difícil acostumbrarse a vivir en una película del lejano oeste.
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Querida Luna ▪︎ Larry Stylinson
Fanfiction"Alguien a quien amar" La voz de Harry sonaba cortada debido a la fuerza que estaba realizando para no romper en llanto. "Sólo eso te pido, querida luna" Donde Louis debe escribir un artículo para el New York Times hablando de la vida en el campo y...