Los personajes no me pertenecen, todos los derechos a los respectivos creadores.
Ya podía sentir cómo su cuerpo se iba aligerando a medida que se desangraba. La calidez vital que una vez recorrió sus venas ahora se deslizaba hacia el abismo, dejándolo en un estado de agonía en el que la lucidez y la desesperación se entrelazaban. Su cuerpo ya no respondía, el manto de la oscuridad se cernía sobre él como un depredador que acecha a su presa. Oyó sus voces a lo lejos, ecos de aquellos hermosos seres a quienes juró proteger mediante una promesa hecha en tiempos de luz. Pero no podía levantarse para cumplir su llamado. Tosió con fuerza, luchando por no ahogarse en su propia sangre, un cruel recordatorio de su vulnerabilidad.
Las fuerzas lo abandonaban, se esfumaban como sombras al amanecer, y no se había dado cuenta de cuánto las había perdido. "¿Por qué? ¿Por qué él?", se preguntó, su mente atormentada por una sensación de injusticia que le parecía un eco de su pasado. Tal vez era un castigo o una broma cruel de los dioses, o simplemente el karma por las promesas que había roto. Pero eso ya no importaba. Después de tantos años burlándose de su propio juicio y cuestionando sus visitas a esos lugares sombríos, ahora estaba a punto de danzar con la muerte, dispuesto a seguir el camino hacia donde ella lo llevara.
Una lágrima de impotencia rodó por su mejilla, y en un susurro ahogado, recordó... recordó cómo había llegado hasta aquí.
Muchos años atrás...
En un rincón olvidado de la vasta creación, un grupo de demonios se alzaba volando sobre una especie de nave que surcaba el vacío del espacio. Eran criaturas de horror y desolación, y sus formas retorcidas estaban destinadas a sembrar el pánico en los corazones de los inocentes. Su misión: romper el cristal que los separaba de la criatura que se hallaba en el interior, un ser que gritaba de terror, con la fragilidad de la infancia.
—¡Ruaagh! —rugió uno de ellos, un ser que emanaba poder y terror en igual medida. Su grito reverberó en el aire, espantando a las otras criaturas, que revolotearon, mirando hacia atrás con ojos llenos de miedo.
El nuevo demonio era más grande que un ser humano, con rasgos vagamente insectoides. Sus manos terminaban en garras afiladas, y su piel, escamosa, reflejaba tonos de gris con acentos de rojo y púrpura. Un par de cuernos de carnero se curvaban hacia abajo desde su frente, y sus alas, una combinación de quiróptero y escarabajo, batían enérgicamente. Las espinas de su espalda eran testigos de su herencia reptiliana, y sus venas brillaban con un dorado vibrante, como si llevasen fuego en su interior. Sin embargo, sus rasgos más perturbadores eran sus ojos: ranuras que brillaban en un rojo profundo, vacíos de pupilas, que se posaban sobre sus oponentes con una frialdad que helaba la sangre.
El temor invadió a muchos demonios, que huyeron despavoridos. Otros, más temerarios, se lanzaron al ataque, pero una simple mirada de aquel poderoso ser fue suficiente para convertir a los más atrevidos en polvo, consumidos por su fuerza abrumadora. Al final, solo él se mantuvo en pie, habiendo viajado hasta la otra punta del universo, arriesgando su propia existencia para llamar la atención de entidades que no debía.
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Infinity madness
FanfictionCuando te des cuenta de que nada tiene sentido, enhorabuena, ya has entendido el universo.