03 : El Niño del Jinete Rojo

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-¿Para quién creen que sea?

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-¿Para quién creen que sea?

Los dueños de la casa y la chica estaban sentados en la mesa del comedor, mirando fijamente la cajita morada, por supuesto, antes habían tirado la cabeza del ave muerta a la basura.

-Repasemos... ¿Quién es increíblemente bueno en algo aquí?-Cuestionaba Seonghwa.

-Mi Sannie pinta bien...

-Pero yo solo soy un profesor, Dayeon. No tiene nada de importante.-La voz de Choi salía con un ligero tono de terror.

-Yo soy hermoso.-Dijo Seonghwa con egocentrismo.-Pero si la advertencia fuese para mí, también debería haberle llegado a Siyeon. Y ella le tiene tanto miedo a esos asesinatos que me habría avisado al instante que le llegó la caja.

Siyeon era la hermana gemela de Seonghwa. Eran el calco del otro. San a veces molestaba a Seonghwa diciéndole que solo fingía que Siyeon era real, que en su lugar era él mismo con peluca.

-Además... Si se fijaron, el asesino jamás mata a dos personas por las mismas razones.-Comentó San.

Era cierto. Durante todos esos asesinatos, no había nada en común entre las víctimas. La única similitud que se encontraba entre ellas, era que todas destacaban en algo.

-Y Dayeon...-La chica miró al rubio asustada. Realmente no quería morir, era demasiado joven para eso y tenía muchas metas por cumplir.-No... No eres buena en nada.

-¡Oye!-Suspiró. No era momento para pelear ni reclamar nada.-... Sea cual sea la razón, ¿no creen que deberíamos llamar a la policía?

-La policía está hace meses intentando resolver los casos. No podrán hacer nada.

-Además...-La pareja volteó a ver a Seonghwa. Para ese momento, el rubio ya estaba completamente pálido. Aquella situación era surrealista, jamás pensó que se vería envuelto en algo así.-¿Recuerdan a Sunghoon?

Sunghoon tenía el mejor promedio de la ciudad. Cada vez que un niño no quería estudiar, las madres le decían que si lo hacían serían como Park Sunghoon. Era toda una celebridad. Había asistido a eventos políticos por sus excelentes notas, medios de todas partes del país hacían notas sobre él. Era un genio.

Lapices clavados en sus ojos, su boca repleta de gomas para borrar y una gran formula matemática tallada en su abdomen con un cuchillo pusieron fin a su vida.

Cuando el chico había recibido su advertencia, su familia acudió a la policía en cuestión de segundos.

La nota con el arlequín que se encontraba junto a él dejó saber que aquello fue un grave error.

"Al final, incluso los más inteligentes necesitan la ayuda de los inferiores."

Según el asesino de arlequines, iba a permitirle a Sunghoon terminar sus estudios antes de asesinarlo. Pero que la policía se interponga en su camino era algo inaceptable.

Arlequin || Sanwoo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora