Prologo

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Oscuridad, eso era todo lo que veía nuestro protagonista, nunca antes lo habían atrapado, esos jounin bajo no eran problema pero cuando neko apareció todo se arruino, lo atrapó, lo golpeo, su entrenamiento, como lo llaman los jounin y aldeanos.

Una vez al año lo persiguen con todo tipos de armas, el debe escapar o si no será golpeado, solo lo atraparon las primeras 10 veces, luego fue fácil evadirlos.

Aunque debía admitir que sus golpes dolían, mucho, siempre que lo atrapaba terminaba en el hospital, no hacían mucho por el enrealidad, todo era gracias a kurama, aunque el no lo sabía.

Todo iba de costumbre, el huía de sus "sensei's" hasta que apareció uno nuevo, bueno una nueva, era más rápida que cualquiera de ahí, no tardo en atraparlo, cuando lo hizo empezó a golpearlo, sin duda sus golpes dolían cinco veces más que los de esos jounin, diablos le sacó un diente, por suerte era de leche y crecería uno nuevo.

Seguro tardaría mucho en superarla, odiaba esto, cada vez es más difícil superar a estos estúpidos shinobi, los golpes duelen mucho, cada vez más, y el número se sigue agrandando, maldita sea ¿Acaso tratan de matarlo? Es un entrenamiento ¿verdad?.

Pero algo sucedio, su estómago... Sentía algo diferente en el, no era un golpe, dolía más que eso, entonces abrió el único ojo que no estaba hinchado, una espada atravesaba su estómago, rayos, eso tardaría más en curarse, más tiempo en el hospital y más días sin comida, en verdad odia no comer, siempre que iba al hospital no comía por el tiempo que estuviera ahí.

Estaba empezando a odiar a neko, por su máscara la llamo así, aunque era la primera vez que veía a alguien con una máscara así, era obvio que eran mejores que los otros.

Un reto, los odiaba en verdad, la única razón por las que los aceptaba era para sobrevivir un día más.

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Una semana ah pasado, odiaba estar en ese hospital, no era por que no comería, ni tampoco por que le metían esas agujas a las que llaman "inyecciones", realmente dolían, en especial cuando ese líquido púrpura entraba en el, lo que en verdad odiaba era las miradas que todos le daban, odio, odio hacia el, eso era todo lo que sentía cuando estaba cerca de... Cualquier persona enrealidad.

Las enfermeras y el doctor que siempre lo atiende dicen que es para que se cure rápido, dolía como el infierno, dos horas en las que quería morirse a curarse.

Mentirosos, veneno para tortura, así los shinobi capturados escupen todo, pero claramente el no lo sabía, es un niño de 7 años, obviamente no lo sabría.

Apesar se todo el dolor, no mataba (dependiendo de la dosis, claro está) pero quienes lo resiven quisieran morir y nuestro protagonista no es la excepción.

Cuando pasaron las dos horas, este estaba desmayado, le aumentaron la dosis ya que estaba resistiendo el dolor de la antigua, así que decidieron que esta vez sería más cantidad.

Abrió los ojos al día siguiente, le dolía todo, sus extremidades estaban débiles, la herida estaba vendada, mal vendada pero vendada (valga la redundancia de esta palabra) después de todo.

No podía levantarse, sus brazos y piernas no respondían para nada, se quedaría acostado por un largo rato.
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Ya estaba en su callejón, por fin podría descansar sin ser golpea al dormir, nadie sabía de su callejón, se aseguró de ello, ah cambiado de callejón mínimo 6 veces, ahora si se escondió bien, tomaba rutas y perdía a los jounin y anbus, no notaba estos últimos pero igual los perdía, ahora estaba acostado con su cartón que servía de cama y su manta, lo logro sacar cuando lo hecharon del orfanato a los cinco, tenía varios agujeros de las veces que descubrieron su escondite y lo atacan desprevenido, siempre dormía de una forma en la que sus puntos vitales estaban lo mejor resguardado, no podía confiarce.
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1. 几卂尺ㄩㄒㄖ: 𝚎𝚕 𝚍𝚒𝚘𝚜 𝚜𝚑𝚒𝚗𝚘𝚋𝚒 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora