Prólogo

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La primera vez que vio a Iori Yagami, sintió una corriente eléctrica por su cuerpo y su sentido se supervivencia se activó.

Exhaló y apretó los puños, estaba lista para pelear.

Cada poro de su cuerpo le alertó que su aura era peligrosa, igual a la de ella.

Leona había sido entrenada desde pequeña para no mostrarse intimidada ni perder la concentración ante el enemigo, pero esto es diferente. Él es diferente a todo lo que ha visto.

Mientras el presentador nombra a cada uno de los integrantes de ambos equipos, él cruza mirada con ella.

La primera vez que el rojo se mezcló con el azul.

Odio, desconfianza, frío y hasta el desagrado de la sangre le transmitieron esos ojos que jamás olvidará.

Es como ver a un demonio cubierto de sangre y ella una simple sierva observándolo perdida.

Iori mantiene su mirada en ella y la intensifica frunciendo el ceño, sabe perfectamente que él la está estudiando también.

Ella no es una señorita indefensa, sabe defenderse. Si tiene que eliminarlo para cumplir con la misión, lo hará.

¿Pero porque le causa tanta intriga? Siente una clase de magnetismo incorrecto, un escalofrío por la espalda que no le incomoda del todo y  jura que ve un destello extraño alrededor de él.

Ha escuchado mucho de él desde que llegó al lugar del evento y sabe en que posición cree que se encuentran, lo que no se espera es que la presa mostrará sus colmillos a su depredador.

La maldad dentro de ella le mueve las entrañas y le grita que tenga contacto con ese hombre, quiere luchar contra él.

Aunque no quiera, sabe que no será la primera vez que Iori Yagami se cruzará en su camino.

—¿Estás lista?— le susurra Ralf sonriendo, desconectando la tensión.

Solo asiente con la cabeza sin perder su posición seria y ajusta sus guantes de cuero.

Cierra fuertemente los ojos y controla su respiración. Aleja sus pensamientos por querer conocer más de ese demonio.

No es momento de concentrarse en que lo que le produce ese hombre, es hora de enfocarse en la misión.

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