Deku!fem/canon x Male!reader.
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Ahí te encontrabas tú, pensando seriamente en como serían las flores de tu funeral. Tal vez si te ibas rápido, podrías escapar y no volverias a verla. Sin embargo tendrías en tu conciencia que te habías acostado con la líder de una mafia muy reconocida.
Miraste a un lado tuyo a la persona que estaba acostada en esa cama. Izumi Midoriya, se encontraba dormida, lo único que tapaba su cuerpo desnudo era la sábana que por un momento cubrieron a ambos, tenía una expresión tranquila, su labial rojo estaba levemente corrido y su cuerpo tenía alguna que otra marca desgraciadamente echa por ti.
No podías creer lo que habías echo, muchos hombres querrían estar en tu lugar, esa mujer era muy deceada. Pero tú eras la escepcion. Esa mujer era capaz de matarte si se enteraba lo que le habías echo.
Apenas tenías 19 años, y ella 25. Chillaste con miedo
Cuando despertaste, un fuerte dolor de cabeza te dió la bienvenida a la mañana junto con los rayos del sol justo dándote en la cara. Te quedaste en voz baja por su jaqueca y te sentaste en la cama, de golpe tenías ganas de vomitar, pero esas ganas se esfumaron rápidamente al sentir unos pequeños brazos rodear tu torso. Volteaste y casi te da un paro cardíaco, te asustaste tanto que tuviste que taparte la boca para no gritar y despertar a Midoriya.
Luego miraste a tu alrededor, estaban en un hotel bastante lujoso a tu gusto, a primera vista podías ver condones usados en el suelo. De inmediato entendiste que eran tuyos, sentiste un gran alivio por saber que por lo menos se cuidaron cuando realizaron ese acto tan obsceno.
Volviendo a la actualidad, tomaste tu ropa lo más silencioso posible y te cambiaste cómo pudiste. Te parecía un poco descortés de tu parte dejarla en ese estado, eras un hombre que respetaba a las mujeres, desde pequeño siempre te lo enseñaron, pero hacer algo como dejarlas en ese estado era para ti algo estúpido.
Suspiraste débilmente, apreciabas tu vida, no eras el tipo de persona que dejara botada a una mujer después de una noche de sexo, normalmente siempre la despertabas antes de irte. Era cierto que tú de vez en cuando solo te hacercabas a una mujer que estuvieras seguro de que te haría pasar una buena noche, pero tenías modales. Escribiste una nota pidiéndole disculpas y la dejarte en la pequeña mesita de luz. Tomaste tus cosas y te fuiste de ese lugar de inmediato, la recepcionista te preguntó algunas cosas y luego te fuiste.
Al llegar a casa, no pasó mucho tiempo cuando tú mamá te regaño al igual que tú hermana menor. Sí, aún vivías con tu familia, no es que tú lo quisieras, pensaste en irte de casa cuando cumpliste los 18 para volverte alguien aún más independiente, pero tu mamá te suplico que te quedaras seguido de tu hermana. Entendiste que se sentirían solas sin tu presencia en esa casa, te dolía el solo echo de pensar que les recordabas a tu padre. Era lógico, después de todo eras simplemente la viva imagen de ese hombre cuando tenía tú edad.
Tu mamá de inmediato inspeccionó tu aliento para ver si habías tomado alcohol pero no fue así.
Le pediste disculpas por llegar tarde y simplemente te fuiste a tu cuarto. Te acostaste en tú cama y miraste al techo, tratando de recordar lo que había ocurrido ayer en la noche.
