Hay cosas y situaciones que me fascinan dentro de este mundo descarriado. Una de ellas es la piel de la persona que tienes delante en cierto momento, sea quién sea. La piel reacciona de una forma que nosotros mismos no podemos controlar, por eso me fascina, la piel, tu piel, siempre dice la verdad y lleva la razón. El agarre en la cintura descubierta que entrelazas tus dedos entre el hueco entre su cadera y su costilla, el roce de la yema de los dedos por la espalda, por el cuello, el pelo, las piernas, y hace que cada poro de la piel salte, llamando la atención, la piel te dice estoy aquí, estoy respondiendo a tu toque. El famoso fenómeno de la piel de gallina, el que nunca miente. Aunque no siempre pasa por cosas buenas, pero la diferencia es clara.
Sin embargo, después de todo el proceso que me lleva sacar conclusiones de todo esto, llego a una muy clara, y es que a veces me da por mirar a mi alrededor y pienso, ¿tendré la oportunidad de experimentar la pasión que las personas de mi alrededor sienten? O por el contrario ¿me quedaré esperando a algo que nunca vendrá?
La única cosa que tengo definida en realidad es que necesitaré que los demás me cuenten su experiencia en cuanto a la pasión y el romance, ya que no puedo vivirlo por mi misma. Estoy enamorada del amor y la lujuria, pero es amor unilateral.
