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Una nueva mañana anunciaba el inicio del día que amenazaba con ser radiante. Un chico de cabellos dorados entraba con unas cajas a su nuevo departamento, apiladas una encima de otra mientras procuraba no perder el equilibrio.

Sus padres se habían ido un tiempo indefinido del país y mientras ellos estuviesen fuera, tenía que adaptarse a la vida adulta.

Aún era clara esa mañana en la que de la manera tan sorpresiva llegaron, de la misma forma se fueron.

1 día antes

Jimin estaba sentado en el comedor de su casa como cualquier otro día, comiendo un plato de cereal mientras miraba la televisión cuando en eso escuchó como la puerta principal era abierta repentinamente, haciendo que prestara su atención a ella y dándose cuenta de que se trataba de sus padres.

—¡Mamá! ¡Papá! Llegaron. ¿Cómo estuvo el viaje? —Preguntó el oji-almendra con una gran sonrisa, dejando la cuchara descansar en su plato.

—Jimin, estas en casa... —Dijo su madre, resaltando lo obvio mientras volteaba a ver a su marido con una mirada incómoda.

Sus padres habían entrado derramando alegría, sus bellas sonrisas impregnadas en sus rostros. Pero esa fachada desapareció en cuanto vieron a su hijo frente a ellos, al parecer no esperaban que estuviera ahí.

—¿Sucede algo? —El rubio ladeó su cabeza un poco confundido por el extraño reencuentro.

Habían pasado 5 meses desde la última vez que vió a sus padres y al fin estaban de vuelta. Había extrañado el cabello dorado de su madre y el azabache de su padre, sus encantadoras sonrisas en esas perfectas dentaduras blancas y el sonido que hacían al reír. Realmente los había extrañado mucho.

Aunque no le sorprendía esa manera de actuar, pues ya se estaba esperando algo así.

La mujer golpeó discretamente con su codo el brazo de su esposo para que este dijera algo, por lo que el hombre no tardó en reaccionar.

—Para nada Jiminnie. Nos alegra demaciado volver a verte, hijo. El viaje estuvo bien. ¿Y que le hiciste a tu cabello? La última vez que lo ví era castaño, te queda bien el rubio. —Señaló su padre con una confiada sonrisa mientras se acercaba a su hijo para palmear un poco su cabeza, el cual tan solo pudo reir un poco y asentir.

Jimin se sentia realmente imprecionado de que su padre recordara aquel detalle de su cabello. Su madre en cambio, hizo una mueca al ver aquello, ella no había notado eso en lo absoluto pero tampoco le interesaba mucho.

De pronto, un silencio comenzó a llenar la sala. Habiendo tantas cosas que preguntar por ambas partes, tantas cosas por las que poder interesarse, nadie decía nada, quizás a nadie le importaba realmente saberlo.

—Entonces.. ¿Cómo has estado? —Su padre lo miró por unos efímeros segundos antes de desviar la mirada a su esposa y Dios, Jimin no podía, no quería creer que esa pregunta se hubiera escuchado tan vacía, siendo que solo fue hecha por mera cortesía.

—Yo... He estado bien, gracias. —Sonrió como si ese extraño ambiente que se formaba siempre que estaba con sus padres no se sintiera, como si no supiera que al día siguiente se irían por otros meses más, como si no le doliera por dentro su ausencia. —Usteden tienen... ¿Algo que decirme? —Preguntó adelantándose a lo que sabía iba a pasar.

—Oh, las buenas noticias las doy yo. —Su madre se posicionó en frente de él, tomándolo suavemente por sus hombros mientras le dedicaba una dulce sonrisa. —Tu padre y yo conseguimos unas merecidas vacaciones en Hawaii, solo vinimos por un par de cosas y nos iremos, así que te irás a vivir a un departamento mañana mismo.

Oh valla, Jimin se esperaba que sus padres se fueran, sí, pero no esa misma mañana. Tampoco se esperó que le dijeran que tendría que mudarse ya que siempre cuando se iban tan solo lo dejaban en casa con la niñera, la cual por cierto, rara vez se aparecía por la casa, así que Jimin estaba la mayor parte del tiempo solo.

—Oh, uhm... está bien mamá, que bueno que tengan vacaciones papá y tú, ahm, entonces. ¿Cuál será el departamento en el que me quedaré?

Su madre soltó una risita.

—Oh mi querido Jiminnie, ya estás grandecito. —Golpeó suavemente su nariz. —Tendrás que conseguir uno por tu propia cuenta en lo que conseguimos un nuevo hogar.

—¿Uh? ¿Uno nuevo? ¿Qué hay con este?

—¿Esque no lo ves? Hemos vivido aquí por... ¿casi un año? Es demaciado tiempo, amor. La cochera es muy pequeña, con suerte caben 2 coches. Dios ¿Cómo pudimos haber estado tanto tiempo aquí? Necesitamos nuevos aires, cariño. Y además una alberca en el jardín. ¿No te gustaría?

—Eso supongo.. pero. ¿No sería más fácil mandar a construir una? Hay suficiente espacio y quedaría muy linda.

—Pero para eso hay que llamar a los albañiles, hijo. Y ellos han tenido mucho trabajo últimamente. ¿No sería mejor dejarlos descansar? Si compramos una nueva mansión, ellos no tendrían que construir nada. ¿Entiendes? Dejemos que descansen.

—De acuerdo...—Jimin bajó ligeramente la cabeza, le gustaba mucho su hogar, dejarlo no sería muy fácil.

—Ese es mi niño. —Su madre pellizcó su mejilla. —Por eso en lo que buscamos una tendrás que encontrar un departamento, ya que esta planeo venderla a la familia Lee.

— ...De acuerdo mamá, así lo haré.

—Tan obediente, eres un buen chico. Ahora... ¿En dónde se metió tu padre?

—¡Cariño! ¡Ya recojí las cosas que nos faltaban! —Anunció su padre bajando las escaleras en forma de espiral mientras sostenía en cada mano un bolso.

—Estupendo. —Sonrió su madre acercándose a él, escuchándose el sonido de sus tacones por el piso de mármol para ir a dar un beso en los labios de su esposo, quien se lo devolvió enseguida poniendo sus manos en la fina cintura de su esposa, separándose parar tomar su pasaporte y guardarlo en su bolso. —Bien, ya tenemos todo listo. El vuelo sale en unas horas así que tenemos que irnos.

—Nos vemos, Jimin. Suerte encontrando un departamento. —Se despidió su padre saliendo de la lujosa casa en compañía de su esposa.

—Que se la pasen bien en- —La puerta se cerró. —En Hawaii...

Definitivamente no se esperó muchas cosas esa mañana, mucho menos la del día siguiente.

Actualidad

Y por esta razón esque ahora se encontraba acomodando las cajas en el nuevo departamento que viviría, al menos hasta que sus padres volvieran, y Jimin sabía que eso no sería pronto.

Se había cambiado de vivienda justo el día anterior que había recogido sus llaves y ahora tenía que organizar sus cosas.

Ciertamente no dejaba de pensar en lo que había pasado la noche anterior. Cuando por fin llegó con la dueña esta lo recibió con un sermón que ni siquiera pudo escuchar, ya que su mente estaba completamente ocupada en lo que acababa de suceder minutos antes.

Ese chico de piel pálida y mirada intensa. No pudo dormir por pensar en su imagen, esa que demandaba tanto. Y de nuevo comenzaba a perderse pensando en él, tanto así que no se dió cuenta y tropezó con una de las cajas que estaban en el suelo, cayendo a este en un golpe seco.

Alzó su cabeza y suspiró al ver las cosas que llevaba en la mano regadas por todas partes. Quizás sería una mañana larga, pero aún era demaciado pronto para juzgarla.

De lo que estaba seguro, era de que quería ver a ese chico de nuevo.

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⏰ Última actualización: Mar 13, 2022 ⏰

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⊱ Madness Mind ⊰       ↳❝ YoonMin ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora