OUTTAKE 2

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Lalisa se llevó una mano a la boca con un jadeo, abriendo los ojos como platos sin despegar la mirada del signo '+'.

Oh, Dios. Oh mi Dios.

-Cielos.-Susurró, antes de inspirar hondo y dejar el test de embarazo sobre el mueble del baño, mirándose al espejo con los ojos como platos.

Su teléfono comenzó a sonar en alguna parte de la habitación, pero lo ignoró, mientras se levantaba con manos temblorosas la playera blanca que traía puesta y posicionaba una mano sobre su estómago.

Su hijo crecía allí.

Mi hijo. Nuestro hijo.

-Hola, pequeñín.-Susurró, bajando la mirada hacia su ombligo y con una sonrisa cada vez más grande extendiéndose por su rostro.-Hola, mi amor.

Unas cuantas lágrimas se escurrieron por sus mejillas, y se las secó lentamente, sin dejar de observar su estómago.

Tenía tantas cosas que hacer.

Tenía que ir a la doctora, averiguar de cuánto tiempo estaba embarazada, decirle a Roseanne...

Decirle a Roseanne.

La castaña la conocía lo suficientemente bien como para saber que se iba a poner loca de felicidad.

Dos años después de casarse, habían decidido que querían ampliar la familia, pero las cosas no habían ido como ellas se imaginaban.

Según los análisis a los que se habían sometido, no había nada mal en ninguna de ellas, pero Lisa creía que habían cometido un error, porque ella no podía quedar embarazada.

Simplemente, no sucedía.

Ahora, cuatro años después de aquel hermoso día en que se convirtieron en un matrimonio, cuando estaban comenzando a considerar la idea de la adopción, aquello sucedió.

Y Lisa se sentía la mujer más feliz del Universo entero.

Su teléfono volvió a sonar con un ringtone estruendoso, y con un suspiro se encaminó hacia la habitación para tomarlo entre sus manos.

"Chaeyoung." Dijo en cuanto se llevó el aparatito al oído. "¿Todo bien?"

"No, todo mal. La idiota de mi esposa está tatuando a una perra en una teta, ¡En una teta!" Chilló su amiga al otro lado de la línea, y Lisa soltó una carcajada para luego hacer una mueca.

Chaeyoung y Mina se habían casado hacía dos años, y eran el matrimonio más tormentoso que Lisa había conocido. Siempre peleaban, pero siempre, siempre, se reconciliaban. Y más te valía no estar cerca cuando lo hacían, o terminarías traumado.

"Eso es algo extremo."

"¿¡Te parece!?" Chaeyoung bufó. "Me fui de allí para no tener que verla babeando sobre ella como una idiota. Córrete, mierda."

"¿Chaeng?"

"Lo siento, un imbécil en mi camino."

"Relájate, sabes que Mina no tiene ojos para nadie más que para ti."

"Lisa, se va a pasar la próxima media hora mirando el seno de otra mujer." Chaeyoung soltó un gimoteo. "Y encima era un seno mucho más grande que el mío."

Lisa soltó una carcajada mientras se sentaba sobre la cama con un suspiro.

"A Mina no le va a interesar, estoy segura. Oye, Chaeng, ¿Sabes si Roseanne seguía allí cuando te fuiste?"

"Estaba terminando con un chico y se iría a casa, ¿Necesitas algo?"

"No, sólo... No."

Luego de cortar la llamada con su amiga, Lisa se sentó con las piernas cruzadas sobre la cama, mirando fijamente la puerta.

Desde que Roseanne había abierto su propio local, con Mina y Jisoo como socios, se encontraba mucho más ocupada que de costumbre, y había noches en las que Lisa no veía las horas de que regresara a casa.

Si a eso se le sumaba su propio trabajo como maestra de una escuela primaria, se podía presumir que no poseían de demasiado tiempo para estar juntas, pero ellas lo habían hecho funcionar.

Las cosas habían cambiado mucho desde que se habían casado, y ambas habían descubierto que el matrimonio no era un cuento de hadas el cien por ciento del tiempo, pero a pesar de las peleas estúpidas y las frustraciones, su amor era tan inmenso como el primer día, o incluso más.

Finalmente, con una sonrisita bailando en su rostro, Lisa se puso de pie y caminó hacia la cocina de su departamento, poniéndose a cocinar algo bastante elaborado para despejar los nervios de su cabeza.

A las nueve y cinco minutos, la puerta se abrió, seguido de un "¡Cariño, estoy en casa!".

Lisa estuvo a punto de soltar un chillido, pero en lugar de eso terminó de acomodar la lasaña sobre la mesa y levantó la mirada justo cuando Roseanne entraba en la cocina-comedor con una sonrisa.

"Hola, pequeña."

"Hola, nena." Lisa se puso de puntillas y la besó en los labios, pegándose a ella mientras la sentía rodear su cintura con sus fuertes brazos y levantarla del suelo.

"Parece que alguien me extrañó hoy." Susurró su esposa contra sus labios, y Lisa sonrió.

"Mucho." Volvió a besarla antes de apartarse y apoyarse contra la encimera, mirándola con una sonrisita en los labios.

Roseanne se quitó en abrigo y lo dejó en el respaldo de una de las sillas, mientras miraba a Lisa, luego a la mesa y luego a Lisa de nuevo, arqueando una ceja ante la extraña actitud de su mujer.

"¿Sucede algo?" Lisa se encogió de hombros como respuesta, y Roseanne se mordió el labio inferior mientras desviaba la mirada hacia la lasaña. "Hiciste mucha comida." Murmuró.

Lisa sonrió ampliamente.

"Supongo." Susurró la castaña. "Es que ahora debo comer por dos."

En menos de un segundo, la cabeza de la rubia saltó como un resorte hacia ella, y la miró fijamente durante unos segundos antes de abrir la boca.

"Tú...

"Sí.

"Nosotras...

"Sí." Lisa sonrió todavía más ampliamente, mientras veía las reacciones de su esposa reflejadas en su hermoso rostro mientras asimilaba la noticia.

"Estás embarazada." Murmuró finalmente, y Lisa asintió con la cabeza lentamente mientras se enderezaba.

"Vamos a ser madres."

Roseanne soltó todo el aire de sus pulmones mientras se plantaba frente a ella en dos pasos y se dejaba caer de rodillas frente a ella.

Lisa se secó las lágrimas con el dorso de la mano mientras la veía levantarle la remera y enterrar el rostro en su vientre.

"Cielos, cielos, cielos, voy a ser madre." Un sollozo se le escapó a la castaña, que asintió, sin poder parar de llorar. "Vamos a tener un hijo."

"Sí, mi amor." Susurró Lisa, enredando sus dedos en los cabellos de su esposa, que se separó unos centímetros de ella para mirarla desde abajo con sus preciosos ojos marrones brillantes.

Estaba llorando. Lisa no recordaba haberla visto llorar nunca. Y ahora estaba llorando.

Otro sollozo se escapó de la garganta de la castaña segundos antes de que su mujer se pusiera de pie y la envolviera entre sus delgados brazos, estrechándola contra su cuerpo y levantándola unos cuantos centímetros del suelo.

"Te amo, te amo, te amo."

"Te amo, cariño."

"Vas a ser la mejor madre de todo el mundo." Susurró Lisa contra su cuello, y Roseanne sonrió mientras la besaba en la cabeza.

"Vamos a hacerlo bien, pequeña, vamos a hacerlo bien."

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Las chaelili embarazadas :).

𝗧𝗮𝘁𝘁𝗼𝗼 𝗼𝘂𝗿 𝗹𝗼𝘃𝗲 |ꁞ| ChaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora