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Taliana

Amaba los sábados, un día después que la semana de clases acaba, era la gloria, podía dormir hasta tarde, veía televisión hasta tarde, como ahora, ayer no dormí me estaba viendo una película de miedo y les digo las odio, literal está me dejó traumada.

La horrible cara de aquella persona quedó grabada en mi rostro, cerraba los ojos y lo primero que veía era eso. Ahora me encontraba con sueño y mis ojos me ardían y nos lo podía cerrar porque su horrible cara aparecía y de paso estaba sola en la casa.

Me encuentro sentada en el sofá de la sala, con una manta encima, mis padres habian salido a hacer unas compras raras ahí. No entiendo porque se demoran tanto, salieron desde las nueve y va a ser la una.

Y tenía hambre, mi querida madre no me dejó desayuno y eso era lo que odiaba de ella.

Escucho la puerta abrirse después de hacer unas plegarias para que ellos llegarán, luego aparecen mis padres con bolsas en las manos, no perdón corrijo, mi padre con todas las bolsas. Sonrío. Mamá siendo mamá.

—Taliana —me llamo mi madre —Tenemos un almuerzo con varios socios y vas a venir con nosotros. 

Vaya, ni siquiera un quieres ir o te gustaría acompañarnos.

Les regaló una sonrisa falsa y ellos lo saben porque me miran mal.

—Claro mami, como buena hija obediente y que no quiere que sus padres pasen un bochorno nivel Dios, iré.

—Pero que hija tan considerada tenemos.  —el sarcasmo de mi padre es palpable. —Igual que su madre.

—Justo eso iba a decir, papá. —hablo y al instante algo vuela contra mi, es... ¿un tomate? —Auch. Dejemos el sarcasmo papá,  conociendolos se que haran un gran bochorno. Y mamá un tomate ¿enserio?

—¿Que? Era eso o el sartén, te quería golpear no dejarte en coma.

—También te queremos, hija. —me dice el. —Y tu, —le habla a mamá —Suelta ese sartén y también el tomate.

—¿Cómo hay que ir vestidos? ¿Formales? —cambio la conversación.

—No, creo con un vestido estaras bien. —responde mi madre.

—¿A qué hora es?

—En una hora. —contesta muy muy relajada.

—¡¿What?¡ ¿En una hora? —preguntó boca abierta, ella asiente —¿Y crees que estaré lista en una hora? —ella vuelve a asentir —Ni siquiera me he bañado.

—Eres una puerca. —me dice mi padre. —Con razón ví buitres cuando entramos a la casa.

Le saco mi dedo anular, es como si le sacará el del medio pero no llego hasta allá porque mi madre es muy capaz de lanzarme algún tom...

—¡MAMÁ! —gritó cuando otro tomate impacta en mi cara.

—¡KAREN! —se impresiona inmediatamente papá.

—¿Que? —se hace la que no sabe y papá la mira mal pero se ríe, los miro mal —En una hora el chófer nos vendrá a buscar. No sé que estás esperando ahí sentada.

—Ves porque amo tanto a mamá. —digo antes de correr a mi cuarto, abro mi closet y busco algún vestido para la ocasión.

Pero no encuentro nada, son muy cortos o tienen mucho escote. Pero se que no estoy buscando bien porque estoy un poquito estresada.

Guerra De Miradas |EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora