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Demoraron un poco más de lo esperado pues estaban encantados con el lugar. Seonghwa aprovechó para comprarse una cámara antigua y una polaroid en la tienda de antigüedades.

Salieron del lugar y fueron hasta el auto.
En el camino Seonghwa y su mamá vieron un anuncio de una exhibición de arte en la ciudad. Así que ahí planearon ir después.

Aparcaron el auto frente al enorme edificio, de los pocos que estaban construidos en la zona. Era elegante, pero casual, blanco, de mármol y con sutiles colores en sus rincones.

Seonghwa maravillado no pudo evitar tomar muchas fotos de quel hermoso lugar.

Pasaban de una escultura estática a una móvil que contaba una historia sin letras, después iban a una frase simple colgada en su propio escenario que no llamaba mucho la atención, pero que llegaba a ser significativa.

Se detuvo frente a una pintura. Era de un pintor local. Maravillado por la sutileza del toque del pincel y los colores que combinaban perfectamente, apuntó su cámara y tomó una foto más en el día.

—Es hermosa ¿cierto?— Seonghwa bajó la cámara dejando que colgara de su cuello y asintió sin ver al chico de la voz.

—Es preciosa— se giró al fin para ver quién era el dueño de la melodiosa voz y lo encuentra. Ahí a su lado se encontraba el chico desconocido que le gustaba adueñarse de sus fotos aunque no fuera el personaje principal.

Detalló sus facciones cuando el otro lo dejó de mirar para posar su vista en la pintura nuevamente.
Llevaba los auriculares puestos y Seonghwa notó que no son negros, son chocolate oscuros, al igual que sus ojos.
De un momento a otro su mente le dijo que debía sacar el valor para preguntarle su nombre. Preguntarle que hacía en ese lugar y porque siempre aparecía en sus fotos. Saber el porque siempre tenía una maleta y auriculares, pero aunque quisiera había perdido momentáneamente la capacidad de hablar.
Nunca se quedaba sin algo que decir en fotos, pero en palabras era distinto, sin embargo, podía conseguir aplacar su nerviosismo y hablar, pero este chico lo había dejado sin aliento. ¿Qué le sucedía?

El pelirojo sacó de su maleta mediana una libreta marrón que tenía las letras K.H. en la portada y Seonghwa quizo preguntar. Vió como comenzó a escribir algo con una sonrisa en los labios y sintió curiosidad pero a la vez pensé que era demasiado tierno verlo sonreir.

El chico metió su libreta en su maleta y se giró para irse pero Seonghwa no podía permitirlo. No quería perder la posible única oportunidad que tendría, debía dejar que su nerviosismo lo detuviera.

—¿Cómo te llamas?— el pelirrojo volteó y miró a Seonghwa.

—Soy Kim Hongjoong y tú ¿cómo te llamas?— sonrió y Seonghwa sintio sus manos sudar y sus pies volverse gelatina.

—Soy Park Seonghwa. Un gusto Kim Hongjoong— extendió su mano y el apretón fué correspondido. Sintió como su corazón comenzó a dar latidos más rápidos.
Su mano antes cubierta por la fría brisa, se volvió cálida ante el toque de ambas pieles. —¿Te hospedas en el hotel Mist?— Hongjoong asintió levemente.

—¿Cómo sabes?— Hongjoong preguntó sorprendido.

Seonghwa sacó su cámara, buscó la primera foto y se la mostró a Hongjoong quién elevó ligeramente una ceja.

—Te apareciste en mi foto.— Hongjoong lo miraba aún con la misma expresión. —No lo mal interpretes. —dijo Seonghwa nervioso. —Yo estaba tomando una foto de la piscina, pero cuando miré estabas en ella, sentado, con tus auriculares puestos mirando la piscina. Te colaste en mi foto.— Seonghwa sonrió y eso puso nervioso a Hongjoong. Sus orejas se pusieron rojas y Seonghwa volvió a creer que es demasiado tierno, pero esta vez no fué en un monólogo interno. No, esta vez lo dijo en voz alta.

Hongjoong se soprendió mirando al pelinegro con los ojos abiertos y sus mejillas más rojitas.

—Lo...lo siento— Seonghwa no pudo evitar sentirse nervioso por lo que creyó que dijo en su cabeza, pero no le desagradó al ver ese lindo color carmesí en sus mejillas.— Aunque no es mentira lo que dije.— sonrió de nuevo intrigado por la reacción que tendría el contrario.

—¿Qué?— los ojos de Hongjoong se desviaron a la pintura y frunció el ceño. —No sé que intentas, pero no te saldra.— miró de nuevo a Seonghwa queriendo verse firme, pero fracasando en el intento. Sus mejillas y orejas no le ayudaban en nada.

Seonghwa pensó que debía ser la persona más feliz en el mundo. No sabía porque pero le agradaba el momento. Nunca había coqueteado pero ahí estaba, probando métodos de seducción en una persona que solo había visto en fotos.

—Seonghwa, ¿vienes?— la voz de su madre interrumpio el momento. El nombrado asintió y Hongjoong aprovecho para intentar escapar. Fallando de nuevo.

—¿Quieres salir a desayunar conmigo mañana?— vió la expresión de Hongjoong y su nerviosismo apareció de nuevo junto al ceño fruncido.

Quizás Hongjoong estaba loco, pensó Seonghwa, porque aceptó su invitación después de pensarlo un rato.

Ambos se despidieron con la mano y se fueron cada uno por su lado hasta el día siguiente donde se volverían a encontrar.

Tenían la mente llena de curiosidad y el pecho lleno de calidéz. Una calidez no experimentada antes por ninguno de los dos. Era extraño porque solo se habían visto una vez, sin embargo sintieron que todo era correcto al estar juntos.

Estaban cayendo poco a poco en las manos del destino y sus impredecibles jugadas.

Soulmates [Seongjoong] [Libro#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora