The heart of the ocean. [Justin Bieber Fanfic]

11. Ocultas tras un apellido.

Justin cogió de la mano a Scarlett y la llevó a una fiesta de verdad, en tercera clase.

Tocaban instrumentos a un ritmo de "dance" y bailaban sin ningún tipo de reglas.
Mientras Justin bailaba con una chica de unos 5 años, Scarlett bebía algo con alcohol que le ofrecieron y un hombre intentaba decirle algo en un idioma que ella no entendía.

-Lo siento, pero no entiendo nada.- le respondió varias veces pues el hombre seguía insistiendo.
Miraba a Justin y tocaba las palmas para animar su divertido baile con la pequeña.

De pronto se escuchó un tremendo golpe y Scarlett miró asustada para ver de qué se trataba.
Un hombre había caído encima de una mesa y lo había tirado todo.
"¿Se habrá echo daño?" Se preguntaba Scarlett preocupada pero aquel hombre se levantó del suelo enseguida ayudado por sus amigos.

-¡Trae la cerveza!.- exclamó nada más recuperar el poco equilibrio que le quedaba y Scarlett se rió de si misma por preocuparse tanto.
Estaba sorprendida por tanta espontaneidad pues si alguien se hubiese caído se esa forma en su ambiente jamás hubieran reaccionado con tanta normalidad.

-Ahora voy a bailar con ella ¿de acuerdo? .- dijo Justin cuando comenzaron a tocar otra alocada canción.

-Claro.- dijo tímidamente la niña.

-Baila.- le ordenó Justin a Scarlett.

-¿Qué? .- respondió ella con la cara descompuesta.

-¡Vamos baila conmigo!.- exclamó el para que se le escuchase por encima de la alta música.
La agarró del brazo y la obligó a levantarse.

-Espera Justin, yo no se...no se bailar esto.- le respondió asustada.

-Sólo tenemos que arrimarnos un poco más.- dijo él sonriente.

Rápidamente la agarró de la cintura y la acercó a él descaradamente presionandola contra su cuerpo.

-Así.- le dijo finalmente.

Scarlett no sabía moverse. Sus pies estaban paralizados y las gotas de sudor caían por su frente. Si su madre la viera en esos momentos le daría un infarto.

-¡Sigues siendo mi chica preferida Cora!.- le exclamó Justin a la pequeña niña, que miraba con envidia a la pareja.

-¡No sé lo pasos!.- gritó Scarlett muy tensa.

-¡Yo tampoco, sólo sigue la música!.- le contestó el y ella comenzó a moverse más dejándose llevar.

-No pienses.- le aconsejó el mientras daban vueltas por toda la sala chocándose con los demás que también bailaban y bebían alrededor del escenario.

-¡Espera Justin, espera, para Justin! .- gritaba ella muerta de risa sin poder parar al incesante bailarín que Justin llevaba dentro.

Justin, la subió al escenario con él y empezó a hacer algunos movimientos de bailes que había aprendido en la calle.
Scarlett río, y pensó que ella también podía intentarlo. Así que comenzó a imitarlo y no lo hacía nada mal.

Se inició entre ellos una competición de pasos que nunca terminaba, hasta que él la agarró de las manos y comenzaron a girar descontroladamente los dos juntos sobre si mismos. Scarlett tenía la sensación de salir volando por los aires en cualquier momento.

Después, siguieron bebiendo y Justin se quedó impresionado por la cantidad de alcohol que soportaba ella.

-¿Qué? ¿Crees que una chica mimada como yo no sabe beber?.- respondió Scarlett a la mirada sorprendida de Justin.

Mientras los dos se divertían, sin que ninguno de ellos lo viera, el mayordomo de James se coló en la fiesta y desde la entrada los vio y los observó.
Los pilló abrazados y riéndose a carcajadas, por lo que supuso que eso era exactamente lo que James pretendía descubrir al haberlo mandado a buscar a su infiel prometida.

A la mañana siguiente...

Scarlett se encontraba desayunando con James en un salón reservado para su familia.

-¿Café señor?.- le ofreció una sirvienta a James y este ni le contestó, sólo miraba fulminante a Scarlett, que le sonreía amablemente mientras se tomaba su desayuno.

-Creí que anoche irías a mi cama.- le comentó James cuando los camareros se fueron del salón.

-Estaba cansada.- respondió ella brevemente evitando su mirada.

-Ya. Supongo que tu visita a los pobretones fue agotadora.- dijo en tono irónico.

-Pude comprobar que tu mayordomo no dejaba de seguirme, como siempre.- le replicó ella enfrentándole, ya que se había visto descubierta y no tenía otra opción, pues negarlo sería mucho peor.

-Jamás volverás a comportarse así. ¿Me has entendido?.- advirtió James.

-Te recuerdo que no soy uno de tus empleados a los que das órdenes.- le volvió a replicar ella.- Soy tu prometida.- se impuso.

-¿¡Mi prometida!?.- gritó James levantándose de la silla.- Si, eso es...¡¡¡Y mi esposa!!!.- gritó tirando la mesa hacia un lado y asustó a Scarlett.- Mi esposa en la práctica aunque no sea ante la ley así que te aconsejo que me respetes. No creas que te burlaras de mi Sacrlett. ¿Te cuesta comprender eso?.- la amenazó.

James había perdido definitivamente los nervios. Ella negó con la cabeza aceptando su amenaza, cn el rostro pálido por el disgusto. Le temblaban los brazos y las piernas. Su corazón se había acelerado en milésimas de segundos y no sabía donde meterse en ese momento. Por un segundo, Scarlett pensó que James iba a pegarle.

-Bien. Entonces disculpame.palomita.- dijo sonriente James con cara de cínico y se marchó.

Scarlett comienzó a llorar y la camarera vino corriendo para recoger todo lo que James había roto.

-Lo siento Marta, hemos tenido un accidente.- puso Scaett como excusa.

-Tranquila señora. Cálmese.- le respondió la camarera al verla llorar y temblando.

Un rato más tarde...

Scarlett pensaba, ya más relajada, sobre su futuro enlace con James mientras se vestía y maquillaba.¿Podría renunciar ese enlace? La pregunta rondaba en su cabeza.

Sin esperárselo su madre entró en el camarote sofocada.

-No volverás a ver a ese chico.- le prohibió.- Scarlett, no te lo volveré a repetir.- insistió al no escuchar respuesta de su hija.

-Olvídalo madre o el sofoco hará que te sangre la nariz.- contestó burlona.

-Esto no es un juego. Estamos en una situación difícil. Sabes que no nos queda dinero.- le recordó su madre agarrándola del brazo con fuerza.

-Claro que lo sé. Me lo recuerdas cada día desde que padre murió.- dijo Scarlett apenada.

-Tu padre no nos dejó nada aparte de una montaña de deudas ocultas tras un buen apellido y una gran empresa de prestigio. Y ese apellido es la una carta que tenemos para jugar a nuestro favor. ¡Hija no te entiendo! James es un buen partido, asegurará nuestra vida.- argumentó su madre desesperada.

-¿Cómo puedes hacer que yo lleve esa carga?.- le reprochó mirándola de frente.

-¿Pero por qué eres tan egoista?.- le reprochó su madre a ella sin tener razón.

-¿Ahora me acusas de egoista?.- se sorprendió ella.

-¿Acaso quieres verme trabajando de criada en cualquier casa? ¿Es eso lo que quieres?.- su madre comienzó a sollozar.

Scarlett guardó silencio mientras la escuchaba. Obviamente le daba pena su madre, y nunca le desearía la ruina pero su madre debía entenderla a ella también.

-Ver como se venden tus pertenencias en una subasta...¡nuestra vida y recuerdos dispersados a los cuatro vientos!.- seguía exagerando.

-Es muy injusto...- reflexionó Scarlett.

-Claro que es injusto. Somos mujeres. Nuestras elecciones nunca son fáciles.- le dijo y después le dio un beso cariñosamente en la frente.