Sinopsis:

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A veces en donde menos te lo esperas, en el lugar más extraño y menos común te encuentras a esa persona especial. A esa persona que te hace reír, ilusionarte, y suspirar todo el día al pensar en él. Esta locura inicio a principios del mes de febrero del 2014, “abriendo chat”…. “Hola! Buenas Noches” fueron las palabras mágicas. En una sala de chat, dio inicio una amistad entre dos locos, que al pasar de los días se dieron cuenta que tenían ciertas cosas en común. Pero había algo en él, algo extraño, raro que ella no se atrevía a preguntar. Al principio solo eran pláticas superficiales, sin tocar esas fibras delicadas. De pronto y sin avisar el desapareció, sin decir porque, sin dar señales de vida. Tres meses sin contestar llamadas, sin enviar mensajes, sin dar una explicación. La decepción para ella fue muy grande, empezó a creer que el amor era solo un invento. Un sentimiento pasajero que llegaba a su éxtasis y desaparecía al pasar el tiempo. Ella se refugió en la música, en la literatura, y en salir adelante. Sin embargo había esa incertidumbre de saber por qué se desapareció así. Ella creyendo que ya lo había olvidado apenas iniciaba otra vez a sonreír, a creer en la gente, saliendo del bache. Cuando otra vez, “Hola, solo pase a desearte una linda noche” con sentimientos encontrados y suspirando se durmió y no respondió a su mensaje. Dicen que hablando se entiende la gente, y hablando regresaron a hacer ese par de locos que ambos extrañaban ser. Las pláticas eran largas hasta altas horas de la madrugada, intercambiando ilusiones, risas, suspiros. Y otra vez y como esa vez mágicamente se esfumo sin der una explicación. Esta vez fue mucho peor el golpe, porque se suponía ya lo habían hablado y la falta de confianza era lo que más dolía. Como cosa adrede regreso ahora a los casi cuatro meses, pero esta vez ella ya no era la misma. Algo después de tantas cosas y heridas había cambiado en ella. Pero algo era cierto, el amor, el cariño hacia el seguían intactos. Era solo que ella había puesto una capa protectora en su corazón para no volver a caer y sufrir por lo mismo. Pues bien dicen que después de ciertos infiernos, ya uno no se quema con las primeras llamaradas. 

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