-¿Cómo le fue, comprade? ¿Pudo conseguir algo bueno ? -le preguntó Tobias a su amigo Walter cuando se encontraron en el Central Park de New York-. Como que a veces nos va mejor cuando agarra cada uno por su lado.
-No conseguí gran cosa , compadre, y eso que me valí de toditos los centavos que pude con las viejas que van a retirar su pensión en la calle Palermo, despues de tanta bregadera, sólo me dieron cincuenta centavos - contestó Walter, y saco dos monedas de a veinticinco y se las pasó por la cara a Tobias antes de volver a meterlas en el bolsillo -.Comida sí conseguí; en casi todas las casas donde fui me dieron algo. Esta camisa me la dio una viejita lo más buena.
Walter le contaba a su compañero los hallazgos del día mientras sacaba una camisa escocesa manchada que tenía guardada debajo del saco, que estaba todavía mas manchada que la camisa que le mostraba a Tobias.
Los dos muchachos se sentaron debajo de un frondoso árbol a mostrarse mutuamente los frutos de su día de "trabajo". Tobias vestía un saco roto y viejo, cuya talla era por lo menos el doble de la suya; su rostro sucio adquiria un aire placentero mientras sacaba de los bolsillos los tesoros que poseía: un billete de un dólar y varios centavos, dós lápices usados al máximo, un pedazo de pan francés, varias bolitas de cristal de vívidos colores y su más preciada posesión: una navaja oxidada, que también tenía abrelatas y lima para las uñas. Tobias depositó todas sus pertenencias en el césped. Después de varios minutos dedicados a contemplarlas, las volvió a meter en los bolsillos de su chaqueta, y dejó afuera el pedazo de pan, que se comió con gran avidez, y las canicas de cristal, que dejó para jugar un rato con su amigo.
El sol empezaba a ocultarse llevándose consigo los rayos que calentaban a los dos muchachos y la brillante luz que una hora antes iluminaba las flores y los árboles con su esplendor. El parque era grande, y para los jóvenes era el paraíso, en lo cual se divertian con los juegos mecánicos que había, siempre se arreglaban para mendigar suficientes tiquets para montar en todo lo que elloa querían. También había campos de fútbol y de tenis, columpios y grandes árboles que ellos exploraban con interés. El césped suave y mullido les servía de cama la mayoría de las noches. El parque era su hogar, en donde jugaban, dormían y se encontraban buscando la compañia de unos con otros.
-¿Qué tal una caminadita antes de la comida? -preguntó Walter con cara de seriedad.
Llenos de vida, atraversaron el parque hacia la carrera Séptima. Los muchachos no querían perder la oportunidad de pedir algo de dinero por la congestionada vía.
-Cuidado ! -exclamó Walter con un grito vibrante que ocasionó un paro en la vía.

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Corazón Abandonado
AdventureCorazón Abandonado relata el drama y las peripecias del diario vivir de dos jóvenes que fueron rechazados por sus padres , estos se veran obligados a buscar como ganarse la vida en una gran ciudad Esta historia te tocara el alma y podras conocer la...