Oneshot

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La habitación de Izuku era de buen tamaño, no grande y no pequeña, lo que amaba más de ella era la enorme cama king size que había comprado con su primer cheque de doctor. Ocupaba la mayor parte del cuarto, pero le encantaba y no le importaba que tuviera que tener pocas cosas en su cuarto.

Contaba con un simple escritorio pegado cerca de su cama del lado derecho y su armario del lado izquierdo.

Había pagado por un buen colchón así que la incomodidad que sintió al despertar lo sorprendió, hasta que se dio cuenta que no era la cama, sino él mismo.

Se sentía fuera de sí, todo su cuerpo se sentía ligero como si pudiera levitar, sentía las sábanas empapándose debajo suyo por el sudor, pero también la humedad que empapaba su ropa interior.

Su habitación estaba a oscuras, lo único que pudo ver era el reloj que brillaba desde su escritorio, eran las cuatro de la mañana y había entrado en celo.

No se suponía que pasara aún, se había adelantado una semana y eso no era normal, su celo siempre había sido regular, sin importar cuan estresado estuviera por los exámenes, incluso cuando era residente en el hospital o cuando había presentado su examen para finalmente recibirse, eso nunca le había pasado.

Se desparramó fuera de su cama, lo más silencioso que pudo, si despertaba a sus colegas sería su fin, se arrastró debajo de la cama buscando la caja de supresores que siempre tenía por emergencias, era alguien precavido porque compartía piso con dos alfas.

Sacó la caja de zapatos y se inyectó rápidamente con el supresor de celo, le haría efecto en unos cinco minutos máximo.

Se levantó ayudándose con la cama y prendió la lampara que tenía sobre el escritorio, cerró los ojos por la brillante luz y los abrió poco a poco acostumbrándose a ella.

Quería ir al baño, pero eso sería peligroso, miró la puerta y se dio cuenta de algo inquietante, no tenía seguro.

Su pulso se aceleró por los nervios, sus piernas temblaban así que empezó con calma, un paso tras otro lo llevaban más cerca de la cerradura.

Aceleró un poco el paso con el sentimiento extraño de que algo iba a pasar, su mano se posó sobre el pomo y suspiró, pero antes de que pudiera apretar el pequeño botón el pomo giró.

Alarmado intentó girarlo de regreso, pero algo impedía que le diera vuelta, la puerta comenzó a abrirse lenta pero firmemente, su puerta estaba en una esquila de la pared que daba al pasillo, así que ocultarse detrás le sería imposible, toda la preocupación y los planes de huida se vieron detenidos cuando, del otro lado de la puerta un aroma a manzana se metió por su nariz.

Perdió la fuerza que estaba poniendo para evitar que la puerta se abriera y se hizo hacia atrás, entonces la puerta fue azotada, era seguro que quedaría una marca, pero eso no importaba ahora.

No, lo que tenía delante era más preocupante, era un alfa de 1.80 metros, sin camisa y con los ojos brillando en algo que pudo reconocer, deseo, un deseo animal que lo dejó mudo a cualquier cosa que podría haber dicho.

- Midoriya – uno de sus compañeros de piso estaba parado en la puerta, más en específico, Todoroki Shoto, con el que llevaba viviendo desde apenas un año.

- Yo... - no sabía que decir – lo siento - sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas.

Algo se movió dentro de Shoto, una urgencia de evitar que la persona delante de él llorara, así que lentamente se fue acercando a él y aunque el chico retrocedió un poco lo alcanzó y lo jaló hacia él para abrazarlo.

- Tranquilo, no llores, todo está bien – pero en realidad nada lo estaba, Izuku estaba en celo, su compañero estaba sin camisa y su olor solo lo estaba volviendo loco.

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