Epilogue

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Todo comenzó en 2014, cuando todo se había ido al caño en mi vida, y creí haber encontrado a alguien con quién hablar, un amigo, pero en realidad realmente nunca sabré si era el en verdad o no.

Comenzamos a hablando por facebook, luego, por ambición mía, fuimos a Skype, tenía la vaga esperanza de que podría ver su rostro y confirmar si era en verdad el, o solo alguien suplantando su identidad, jamás hubo llamadas, ni vídeo llamadas, pero seguimos hablando. Para ese entonces sufría de una depresión tremenda. Y me aferre a el como el aire al respirar, quería tener a alguien a quien contarle como me siento.
Lastimosamente, y por cuestiones que realmente no recuerdo, pasamos a Twitter, (tal ves fue porque tenía la vaga esperanza de que me escribiría de su cuenta verificada), aún seguía sin saber si era real o no, pero eso realmente no me importaba en aquel entonces, para ese momento mi dependencia emocional hacia la persona detrás de aquel usuario era casi tóxica, o completamente lo era. Pero llegó el momento en dónde la oscuridad de la depresión me envolvió y yo realmente quería que él me confirmará si era el o no, pero era impaciente, o tal vez aún sigo en negación. Le mande mensaje tras mensaje pidiéndole saber si era o no el, que me confirmara, pero realmente ya no recuerdo bien que sucedió, pero en la madrugada, como siempre a esa hora nos escribíamos, pues la diferencia horaria era de tan solo 7 horas, en fin, luego 3 años y tras varios pensamientos, di por terminada esa relación, corte cualquier tipo de comunicación con el, bloqueé todos sus ussers, y borre todos los chats, pero no duró mucho, pues al mes, yo volví, mande mensajes a la cuenta verificada y esto es lo que resultó de aquello, cartas que jamás leyó.

Marjorie.
Miércoles 16 de Marzo, 2022.

Cartas para quien nunca la leeráDonde viven las historias. Descúbrelo ahora