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Avisito: Jeongin/Top Seungmin/Bottom
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Llegaron a la casa de Seungmin y fueron directamente al living.
-Ahí está el famoso piano -comentó el castaño admirándolo, siempre quizo estar cerca de un piano, sólo que nunca pudo, hasta hoy.
—Sí, voy a hacer unos batidos, ¿Quiéres?
-Bueno.
-Ya regreso, toca un poco si quieres—Jeongin sonrió y el ojiverde lo hizo al verlo.
-¿Puedo?
-Sí, tonto.
-¿No me van a echar?
-No, te traje para que toques el piano, sonso, ya siéntate en el banquito y toca tranquilo -se fue y Jeongin hizo fricción entre las palmas de sus manos emocionado, se ubicó y tocó una tecla, su felicidad era grande y notoria.
—No puedo creer que esté frente a un piano -dijo sin creerlo aún, tocó otra tecla y soltó un pequeño gritito de felicidad.
—Qué adorable.
-¿L-Los terminaste tan rápido?
-Estaban hechos —se encogió de hombros, fue hasta el castaño y se sentó a su lado-. Toma -le entregó su batido.
-Gracias.
-De nada, no sabía que te emocionaba tanto tocar un piano.
—Siempre quise hacerlo.
—Se nota —posó su batido sobre el piano-. ¿Te toco un poco mientras bebes? — Jeongin asintió.
Seungmin comenzó a mover sus dedos sobre las teclas dejando sonar una melodía hermosa ante los oídos del castaño.
Él sólo bebía su batido admirando el perfil de Seungmin, la concentración que tenía y el cómo sus dedos se deslizaban sobre aquellas teclas, por un momento el tiempo se paralizó para él, ante sus ojos estaba presenciando una escena única.
Terminó la melodía y se volteó a ver a Jeongin, quien lo miraba con detalle y cariño, Seungmin se sonrojó al completo, tomó su batido y miró al lado contrario tratando de disimularlo.
El castaño sonrió y dejó su batido sobre el piano.
-¿Me indicas?
—Sí. Relaja tus manos, muévelas —enseñó moviendo las suyas y su acompañante lo imitó.
Estuvieron dos horas ahí metidos, pero Jeongin logró dominar una pequeña canción, haciendo sentir orgulloso a Seungmin.
—A ver, inténtalo desde cero y trata de terminarla -dijo Seungmin dejando sus manos sobre sus rodillas y mirando como Jeongin analizaba sus movimientos, se notaba su concentración.
Jeongin comenzó a tocar algo indeciso por miedo a equivocarse, pero se relajó más al sentir a Seungmin relajarse en su hombro.
Ambos estaban un poco sonrojados, pero no dijeron nada al respecto, sólo disfrutaron de la melodía y la compañía del otro.
-Buenas tardes.
—Hola, ma —dijo Seungmin separándose del castaño algo avergonzado por la situación en la que estaban.
Ni su madre ni su padre estaban al tanto de su orientación sexual, y mucho menos de que estaba enamorado de Jeongin.
-¿Tú eres Jeongin? —preguntó la adulta acercándose, haciendo resonar el ruido que provenían de sus tacones, vestía formal y cómoda a la vez, Seungmin jamás la había visto vestida con ropa improvisada, era muy exigente respecto a su imagen.
-Sí.
-Un gusto. Yo soy Hana, mamá de Seungmin -le extendió su mano y el de orbes avellana la estrechó con respeto - ¿Tienes interés en el piano?
-Bueno... me gusta, siempre he querido tocarlo.
-Tienes buenos gustos, te felicito.
-Gracias.
-Un placer hablar contigo, Kim, nos iremos a una cena con las personas que tenemos que negociar, volveremos tarde, tienes las cosas necesarias para comer algo elaborado, ¿Él se queda a cenar?
-¿Quién?
-Tu amigo.
-Oh, n-no sé —volteó a ver al castaño quien se encogió de hombros. —luego veremos la mujer asintió.
-Hasta mañana -se despidió de ambos y minutos después los dos adultos de la casa abandonaron el lugar.
-¿Te quedas a comer? -fue lo primero que dijo cuando se quedaron solos y miró a Jeongin.
—Si quieres.
—¡Genial! ―le dio un pequeño abrazo al castaño.—Tenemos la casa sola y es la primera vez que podré disfrutarla con alguien ¿Qué hacemos?
-¿Qué haces normalmente?
-Desastre- Jeong rió-. Nah, pongo música alta y... podemos preparar la comida de mientras.
-Hey, sí.
Sonrieron.
Sería una cena divertida.
Tal como dijeron, la música sonaba alto, no tanto, querían conservar sus tímpanos.
Estaban hablando mientras pelaban papas en la cocina, Seungmin había insistido en comer papitas y Jeongin no iba a negarse.
-Deberías cortarlas un poquito más grandecitas aconsejó el castaño.
-¿Además de pastelero eres chef?
-Siempre hay algo nuevo para descubrir.
-Van a ser las nueve, ¿A qué hora vas a irte?
–No sé, no muy tarde porque sino adiós a mi celular –Seungmin rió ligero.
-Puedes quedarte si quieres.
-¿En serio? ―el ojiverde asintió.
-Podemos hacer pastel.
-Eso no se oye mal... pero tengo miedo de que tus padres me maten.
-Llegarán súper tarde, y además me dejan-se encogió de hombros.
-Voy a pedirle permiso a mis papás y a avisarle a mi abue, deberías hacer lo mismo.
-Ok.
Una vez que preguntarony avisaron regresaron a la cocina.
—¿Y? —preguntó Seungmin.
-Dijeron que sí.
—Los míos igual-ambos sonrieron.
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