Sara es ordenada y de pocas palabras.
Valeria habla hasta por los codos y es muy desordenada.
Solo hay dos cosas que comparten estas chicas: el baile y las mentiras.
Un encuentro inesperado en la azotea hará que sus vidas se crucen, lo que no sabe e...
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Sara
Coloco la carta dentro del casillero y miro hacia todas las direcciones posibles. Parezco un parabrisas atascado en medio de un aguacero. Mis nervios están al cien y mi amigo lo único que hace es dedicarme una sonrisa burlona, Frunzo el ceño debido a su desconsideración y por mala leche lo piso sin querer.
—¡Vergación! —grita el maracucho.
—¡Coño, cállate! ¡Te van a escuchar!
Él me lanza una mirada asesina y no necesito que hable para entender que se replantea nuestra amistad.
—Vámonos de aquí antes de que comenta un feminicidio.
Yo lo observo con remordimiento mientras camino por el pasillo, no es que sea una insensible de mierda como él, es que no puedo darme el lujo de que por sus gritos nos descubran. Aunque ahora que lo pienso yo también me puse a gritar, en fin, la hipotenusa...
Cuando ya estamos lejos de los casilleros, cruza los brazos y me contempla como por décima vez en el día. Si sigue así me va a echar un mal de ojos que ni la pulsera roja me a salvar.
—No entiendo el drama. Casi pierdo un pie porque no puedes confesarte como una persona normal.
—Ya te lo expliqué, me da pena decirle lo que siento.
—Miarma, acabas de dejarle una carta. No existe nada más cursi.
—Es diferente.
—Igual lo va a saber.
—No, porque si me rechaza puede fingir que no vio la carta y listo.
Se nota por la expresión de Danilo que va a quejarse de nuevo, pero el sonido del timbre lo interrumpe.
Yo aprovecho para irme corriendo a la clase. No quiero llegar tarde a los calentamientos.
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Cuando entro al salón veo a mi amada Agatha acomodándose las zapatillas de ballet, ella me saluda de forma muy alegre. Al voltear veo a mi amigo agitado y secándose el sudor.
—Me podrías haber esperado.
—Deja la lloradera y ponte las pantimedias —suelto una risa.
—Eres la peor amiga... —una chica con anteojos y trenzas lo abraza por detrás, y eso es más que suficiente para noquearlo.