Capitulo 1

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Tercera parte reto tres amores
Amor Verdadero


    Candy ya estaba haciendo sus prácticas en el hospital Santa Juana, allí había sido así nada más sin embargo su corazón ya había sanado se sentía mucho mejor lo que más amaba era  atender a sus pacientes y en especial a los pequeños, que padecían  de enfermedades crónicas.
Su corazón no le permitía doblarse, ante esos pequeños pues ellos le habían ayudado a sanar su corazón.
Así es Candy a los pocos meses de qué Stear  se despidió de ella, fue asignada a trabajar al hospital Santa Juana, pues ahí haría sus prácticas le asignaron la área infantil, donde había muchos pequeños con enfermedades terminales, lo cual la rubia pensó yo sufriendo por un hombre cuando estos pobres niños no saben si lograrán sobrevivir, de esta batalla, de esta enfermedad tan terrible, así que se dijo así misma que sería fuerte y dejaría aquello en el pasado.
   Así que les dedicaba mucho tiempo a esos angelitos ella se quedaba horas extras, sin importarle el tiempo que pasara, lo que ella disfrutaba era hacer feliz a esos pequeños les contaba cuentos y algunos chistes lo niños la amaban pues a ella dulce y muy cariñosa cuando se encontraba contándole un cuento al pequeño Liam, él solo la miraba con mucho amor pues el pequeño tenía cáncer se sentía cansado, después de su tratamiento.
Cuándo la rubia terminó de contarle el cuento miró que se había quedado dormido sintia que se le partia el corazón, de verlo como el pequeño sufría, al terminar sólo lo cobijó un poco más y, le di un beso en la frente para dejarlo descansar cuando iba saliendo sólo se recargó en el marco de la puerta y unas lágrimas salieron de sus bellas esmeraldas, no podía evitar no sentir dolor, pues ella estaba muy encariñada con ese pequeño.
El era el  que más la seguía, pues le decía que se parecía mucho a su madre, en eso llegó su amiga Flamy y le dijo ay amiga nunca cambiarás estás tan encariñada con ese pequeño, y sabes que a la mejor no... lo digas por favor no lo digas me duele verlo así sufrir, día a día solo espero que Dios oiga mis súplicas y que no los deje aquí.
— Candy pero sabes que no estará contigo verdad él tiene su familia bueno a su padre, que por cierto hoy estuvo aquí pero no pasó porque miro que le estabas contando el cuento a su hijo y quiso darle su espacio pues él sabe que el pequeño te adora pues te ve como una madre, tan parecida su mamá.
— ya lo sé siempre me lo dice, por eso es que me la paso con él porque si le puedo dar un poco de consolación al parecerse a su madre eso me llena de alegría porque, sé que se siente como si su madre estuviera a su lado.
— Hay amiga sabes hoy es el aniversario mío y cumplimos ya dos meses de casados, dijo Flamy .
— Que gusto por ustedes siempre se han llevado también.
— Anda por qué no vas y te arreglas a tu departamento y luego pasamos por ti .
— ¡Estoy muy cansada! Expresó Candy.
— No acepto un no por respuesta por favor amiga .
— Pero Flamy, esta tienes razón los acompañaré, iré a cambiarme. 
— Si ponte muy linda vamos a cenar y de ahí quizás a un bar. — A un bar  pero como pretendes que yo vaya  a un bar .
— No tiene nada de malo, no vas a ir sola. — Está bien tú ganas muy bien, me voy te veo al rato. 

Por otro lado en la ciudad, anda vamos un rato no seas amargado William, deja por un rato  todo lo de las empresas y negocios puro trabajo amigo aburrido no haces nada siempre estás encerrado trabajando.
— Está bien, tú ganas deja término este último informe y nos vamos Michael.
— Eso amigo así me gusta, siempre estás trabajando y no tienes diversión para ti.
— Si tengo mucho trabajo necesito sacar muchos contratos, estoy harto estoy cansado del puro trabajo y, de qué me sirve si no tengo vida propia.
— Es tiempo de qué te distraigas un rato.
— muy bien dame 15 minutos y nos vamos.
— Perfecto iré a darme una perfumada haber que agarro hoy . — Dios mío no vas a cambiar, dijo el rubio. — Ni modo que quieres que haga, las mujeres se rinden a mis pies.
— William solo movió la cabeza en forma de desaprobación.

La cena había estado riquísima, habían disfrutado de un momento agradable cuando Tom y flamy llevaron  a la rubia a un bar famoso, que se encontraba ahí en el centro de Chicago. Se sentaron en la mesa y pidieron unas bebidas Flamy le dijo a la rubia tómate sólo una copa, para que te relajes.
— sabes que yo tomo. — lo sé amiga, nada más para que te relajes, estás muy tensa.
— creo que si, lo necesito que bueno que mañana no trabajo espero.
— espero y no vayas porque siempre dices eso y vas  de todas formas y amiga tú necesitas ya descansar se te agradece que pases todo el tiempo allá pero necesitas dedicarte un poco más en ti mira estás muy delgada.

Al otro lado del bar se encontraban Michael y William sentados tomándose unas copas, creo que si lo necesitaba M me estoy sintiendo más relajado dijo el rubio.
— ya ves amigo te lo dije, que sería lo mejor necesitabas un descanso y relajarte así es bueno pues yo a lo que vine, así que con tu permiso ahorita vengo parándose y dirigiéndose a una mesa que ya había echado el ojo a una joven, que estaba sentada en la esquina.
— el rubio solo movió la cabeza cuando volteo hacia el otro lado y  miro a una pareja que se levantaba a bailar una canción romántica, dejando sentada en la mesa a una hermosa rubia, que en menos de un minuto un hombre se acercó a la rubia y parecía muy insistente.
— Candy, no sabia que hacer el hombre se encontraba muy borracho, ella ya le había dicho que la dejara en paz, pero parecía que no entendía, cuando la agarro del brazo, y le dije que bailarías conmigo jalándole fuertemente su brazo.
— Cuando se oyó una voz imponente,que dijo "suélte" a mi novia, que no puede respetar su decisión. En eso el hombre sólo voltio y al ver que era un hombre sumamente alto y bien fornido, dio un paso hacia atrás y dijo perdón, pensé que no tenía novio y que estaba sola. —  Pues ya ves que no es así, por favor retírese. — haciendo que la rubia volteara para agradecerle, cuando lo miró quedó prendada de esa mirada azul cielo como el amanecer......

Continuará . . .
  

Amor verdaderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora