Chapter 2: Soy un raro, entiende.

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Después de dejar a Taehyung en su casa —o más bien, a un par de cuadras de distancia, porque él había insistido en no querer ser visto juntos—, Jungkook retomó su camino con una mezcla de alivio y frustración arremolinándose en su pecho

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Después de dejar a Taehyung en su casa —o más bien, a un par de cuadras de distancia, porque él había insistido en no querer ser visto juntos—, Jungkook retomó su camino con una mezcla de alivio y frustración arremolinándose en su pecho. El auto se desplazaba lentamente por las calles semivacías, el sonido tenue del motor casi un consuelo contra el eco de sus pensamientos. En el asiento del copiloto, su celular vibraba intermitentemente, la luz de la pantalla parpadeando con cada nuevo mensaje de su madre.

Ella, como siempre, no paraba de enviarle textos preguntándole si se había perdido, su preocupación manifestándose en una cadena interminable de notificaciones. Jungkook soltó un suspiro profundo, y deslizó su mano por el volante, decidiendo no responder. Sabía que de todas formas tendría que escuchar lo que su madre tenía que decirle en cuanto cruzara la puerta de su casa, pero en ese momento prefería el silencio que le ofrecía el viaje, aunque durara solo unos minutos más.

Cuando finalmente llegó, la escena que lo recibió fue exactamente como la había anticipado: su madre lo esperaba en la sala, sentada al borde del sofá con una inquietud palpable que parecía llenar el espacio. En cuanto lo vio entrar, se levantó de golpe, sus manos entrelazadas frente a su pecho, como si buscaran contener la ansiedad que había estado acumulando durante su ausencia.

Sus ojos, cargados de preocupación, recorrieron su figura de arriba abajo, casi como si quisiera asegurarse de que estaba entero. Sin decir una palabra, el ambiente entre ambos se llenó de una tensión conocida.

—¿Por qué no respondías mis mensajes? Estaba preocupada por ti, hijo.

—¿Ahora te preocupas por mí? —replicó él, cargando su voz de ironía mientras esbozaba una sonrisa que no llegaba a sus ojos—. No soy un niño. Puedo cuidarme solo.

No esperó respuesta alguna. Sin decir una palabra más, subió las escaleras y se dirigió directamente a su habitación.

Aunque Jungkook entendía por qué había quedado al cuidado de sus abuelos cuando era pequeño, no podía evitar la molestia que aún sentía hacia su madre. Cuando ella se marchó, le dieron una explicación simple, intentando protegerlo de la complejidad de la situación por su corta edad. Pero, para un niño que acababa de ser abandonado por su padre, la partida de su madre le generó una herida similar, haciéndolo sentir, una vez más, esa misma sensación de vacío e incomprensión.

Esa era la raíz de su actitud distante hacia su madre. Al crecer, llegó a conocer los detalles de lo que realmente había sucedido, pero aunque intentó dejar atrás esos sentimientos amargos, le resultaba difícil desprenderse de ellos. Las heridas del pasado, por más que intentara ignorarlas, seguían presentes, enraizadas en lo profundo de su ser.

Se dejó caer en la cama, permitiendo que el cansancio del día lo envolviera. Cerró los ojos con fuerza, como si eso bastara para apartar los pensamientos que lo acosaban, pero estos se aferraban a su mente como sombras persistentes. Suspiró, largo y pesado, decidiendo no darles más espacio. En cambio, dejó que su mente vagara hacia lo extraño que había sido ese primer día.

・⁺ 𝐒𝐏𝐑𝐈𝐍𝐆 𝐃𝐀𝐘《𝙺𝚘𝚘𝚔𝚅》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora