Capítulo 4: Confesión de amor

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Casi no lo logro, el office empezó a fallar en la mañana regrese casi corriendo a mi casa después de clases y tuve que volver a instalarlo denuevo, llegue a sudar frio por que tardaba un siglo, bueno al final lo logre, pero que experiencia tan aterradora, no se lo deseo a nadie jajaja.


Amor... muchas cosas se dicen del amor, que tiene diversas formas y que es una de las fuerzas más fuertes del mundo.

Isabela nunca se puso a pensar demasiado en el amor, pero siempre fue consciente que su familia era su mundo y que ella quería mucho a su familia, su abuela que fue la que le enseño casi todo lo que sabe siempre le dijo que la familia era lo primero y ella estaba totalmente de acuerdo con ello.

Cuando obtuvo su don descubrió el amor y orgullo de su familia, ella era la nieta mayor el orgullo de su abuela y por supuesto el don que recibió fue tan especial como ella lo era para su familia.

Un año después Isabela descubrió otro tipo de amor, cuando nació Mirabel el mundo de Isabela cambio por completo, no solo por que tenia otra hermana menor, si no por que cuando Isabela vio a su pequeña hermana en los brazos de su madre sintió algo, algo que se intensifico cuando al acercarse la pequeña Mirabel le agarro el dedo y dio una pequeña risa, desde ese momento Isabela sabia que Mirabel tenia algo especial en ella.

Cuando Isabela cumplió los diez años descubrió lo que era el amor de pareja, si bien había estado acostumbrada a ver las muestras de afecto de sus padres y sus tíos, nunca había logrado ver la diferencia entre el cariño y amor que le daban sus padres a ella y sus hermanas a el amor que ellos se profesaban entre ellos, su abuela le explico que había una diferencia y le conto sobre como ella y su abuelo Pedro se conocieron y se enamoraron, Isabela entusiasmada empezó desear encontrar a una persona que la hiciera sentir tan feliz como su abuelo había hecho sentir a su abuela, quería tener la misma felicidad que sabía que sentían sus padres y sus tíos.

Pero así como hay amor, también hay dolor y eso Isabela también lo aprendió a una muy corta edad, tenia solo once años, cuando el mundo de Isabela se desmorono, cuando todo el amor y la calidez que siempre hubo en su hogar se apago y fue reemplazado por rechazo y miedo, todo por que en la ceremonia de su hermana, de la persona que hacia sonreír a Isabela siempre que estaba con ella, la puerta... esa maldita puerta que debía darle un don se desvaneció, al principio ella no entendía que ocurría, pero ella lo vio, vio como los ojos de su abuela cambiaban, vio el miedo en la mirada de sus padres, pero todo eso quedo en nada cuando se encontró con los ojos de Mirabel, esos ojos llenos de vida y tan alegres ahora se veían rotos y tristes, Isabela no lo supo en ese momento pero años después descubriría que ese dolor que ella sintió en ese momento era su propio corazón que se rompía al ver el dolor y tristeza en la expresión de su hermana pequeña.

Isabela después de eso supo que todo había cambiado, la familia estaba cambiando pero la gota que colmo el vaso fue la partida de su tío Bruno, después de eso ella vio y experimento como parecía que la familia se derrumbaba haciendo que todo lo anterior que ella había vivido, todos esos momentos de felicidad y amor, parecieran una simple ilusión... un sueño.

Tenia quince años cuando comprendió lo que significaba ser la nieta mayor, ella se encontraba con Mirabel de compras, aun eran unidas y ella era feliz al pasar tiempo con Mirabel, sus tareas en el pueblo la mantenían ocupada durante el día, pero durante las tardes ella era libre de pasar su tiempo con Mirabel o Luisa y eso la llenaba de sentimientos cálidos, eso hasta que escucho como otros señalaban a su hermana...

Entonces Isabela conoció lo que era el rencor y la ira, si bien Isabela tenía un gran dominio sobre su don y nunca se había descontrolado, cuando escucho a esas personas hablar mal de su hermana pequeña algo dentro de ella se encendió, algo que ella nunca había sentido pero eso no fue nada en comparación a lo que sintió cuando vio las lagrimas silenciosas en el rostro de su hermana, Isabela no sabe que con claridad que ocurrió ese día, solo recuerda que de un momento a otro toda la plaza central se hallaba cubierta de vides con espinas, gente gritando asustada y las personas que hablaban mal de Mirabel atrapadas entre las vides, Isabela sintió miedo... y cuando vio a Mirabel noto como se hallaba a unos pasos de ella mirándola con asombro y un poco de temor.

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