Destino escrito

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12 de diciembre del 2030 2:30pm

Una preocupación invadía el pecho del hombre que caminaba a pasos apresurados, dejando sus huellas marcadas sobre la nieve blanca que cubría el pavimento. No entendía el porqué desde la mañana una desesperación se había apoderado de él sin dejarlo siquiera concentrarse en su trabajo. Lo único en lo que podía pensar era en su marido, aquel ser hermoso que con solo un abrazo podía hacerlo sentir en las estrellas. 

Un ruido hizo que sus nervios se pusieran de punta comenzando a mirar a su alrededor en busca del origen, pero no había nada, las calles estaban completamente solas. La ciudad de Mechanicville tenía muy poca población lo que la hacía parecer casi abandonada.

El hombre paró sus pasos frente a una parada de autobús, justo donde solía esperar a su esposo antes de verse tan ocupado por el trabajo. Miró la hora y aún faltaban tres minutos para que el camión llegara.

El viento frío pegaba sobre el rostro del rubio haciendo que su cabello en ocasiones interrumpiera su visión. Metió una de sus manos a su chaqueta y sacó una caja de cigarros, tomó uno y volvió a guardar la caja; del otro bolsillo sacó su encendedor y prendió el cigarro que ya posaba entre sus labios. Era un hábito que hace poco había tomado y aunque no le era un vicio se arrepentía de haberlo aprendido.  

El sonido del motor del camión se escuchó. Tal como él lo había predicho, el camión llegó tres minutos después. 

El hombre sonrió instintivamente al saber que vería a su amado. Tiró la colilla de cigarro la cual fue apagada por la nieve, acomodó su ropa y peinó su cabello hacia atrás en busca de verse lo más presentable. El camión arrancó y Jimin lamió sus labios al sentir aquellos nervios ya conocidos. 

Ahí estaba el hombre el cual había robado su corazón hace más de 20 años. Se veía tan hermoso como siempre, con su cabello negro y lacio, sus labios delgados los cuales eran decorados con un lunar debajo de ellos y esos ojos cafés oscuros. 

Era perfecto ante los ojos del rubio. 

— ¡JUNGKOOK! — gritó el mayor mientras meneaba su mano en el aire en busca de captar la atención de su amado. 

Una sonrisa se formó en los labios del nombrado al ver a su esposo en la acera de enfrente esperándolo. Las famosas mariposas en el estómago le invadieron provocando una corriente de emoción en todo su cuerpo. Como un adolescente enamorado veía la hermosa sonrisa de su rubio, mientras sus ojos color miel brillaban como si una galaxia viviera dentro de ellos. 

Pero toda aquella emoción fue pasajera cuando la sonrisa de su esposo comenzó a desvanecerse, sus ojos ya no brillaban y tampoco le veían más él. 

Jungkook con duda miró a un costado de él, hacia donde la mirada de Jimin veía con esa expresión de preocupación.

Un hombre se encontraba a un metro del menor. Este traía una sudadera color blanca la cual tenía un estampado bastante llamativo de un gato en la parte de enfrente, su cabeza estaba cubierta por una tela negra y con su mano temblorosa sostenía una pistola que apuntaba hacia Jungkook. 

AMOR SIN FILTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora