Volar.
Siempre me había gustado. Sin compañía, sin nadie. Yo solo.
Agitar mis alas y sentir el viento con diferentes esencias de lejanos lugares, en mis alas; era el mayor placer que quería sentir. Yo solo.
Un Camino, únicamente para mí. Estaba diseñado para surcar las nubes de todos los países del mundo, una y otra vez. Solo.
Pues era un ave de paso y no tenía el ADN de un pájaro enjaulado. Jamás pensé en quedarme en un sitio anclado. Pero un día te conocí. Aquel día que no sé si maldecir o bendecir.
Me atrajiste con las primeras palabras que me dirigiste, me dejaste atado a tu lado, con el aroma de tus sabios labios y quise resguardarme, infinitamente, bajo el sonido de tus historias, que parecían cantos de hipnóticas sirena.
Mis plumas se erizaban a cada paso que dábamos. Entonces, supe que nos amábamos.
Con El Paso del tiempo olvidé volar solo; me acostumbre a estar a tu lado.
Todo era maravilloso, hasta un día que al despertar; no te encontré. Habías decidido volar para seguir enseñado a amar.
Porque eso hiciste conmigo; con este ave de paso que por un momento fue jilguero felizmente enjaulado.
Reanudé el vuelo, sintiendo mis plumas cálidas por el recuerdo de las tuyas.
Miles de días han pasado y si he amado, amo y amé, fue gracias a ti.
Ahora, este ave de paso, que descansa de vez en cuando, deja una pluma en la almohada de sus amores, para seguir tu legado.
Y en las noches de felicidad tu sombra duerme a mi lado, entre la almohada y mi destino alado.
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Volar
PoetryPequeño relato corto, cuya fuente de inspiración fue la canción de Lucía de Joan Manuel Serrat. Lo escribí para el club de lectura Fénix.