A escondidas 🍸

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Continuación de "La mafia"

Después de aquel contacto en la mansión Todoroki, Katsuki había decidido enfrentar de una vez por todas al bicolor, y a la vez, sus sentimientos. La verdad es que también quería saber mucho más de Shoto, así que rápidamente comenzó a preguntar bruscamente sobre todo lo que quería saber.

- ¡¿Tú padre es el puto jefe de la mafia?! - fue su reacción después de escuchar a que se dedicaba el medio albino.

- Técnicamente... ahora soy yo.- decía con neutralidad, pues realmente no le daba mucha importancia.

Lo primero que pasó por la mente del rubio fue huir, no deseaba involucrarse en las cosas turbias de aquel grupo mafioso. Y Todoroki pudo notar aquel miedo casi imperceptible que se expresaba en la cara de su amado. Por lo que rápidamente lo calmó diciéndole que a su lado, nadie jamás le haría daño; después de todo, se convertiría en su amante, no, mejor dicho, su esposa.

Katsuki lo golpeó al escuchar aquel término. Pero rápidamente comenzó a pensar en muchas cosas: no más deudas, un buen lugar donde dormir, comida de ricos, poder, respeto... esas ideas no hacían más que hacer crecer la arrogancia en él, formando una sádica sonrisa. Además... estaría con la única persona que ha amado de verdad... la única persona que lo ha tratado como una verdadera joya.

Así que así fue. Hubo grandes descontentos al principio, pero Bakugou se hizo respetar, siendo tan temido, o incluso más, que el gran Shoto.

Ya habían pasado meses desde que Bakugou comenzó a vivir en la mansión Todoroki, acompañando a su pareja, la cual había comenzado a desenvolverse como jefe de la mafia

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Ya habían pasado meses desde que Bakugou comenzó a vivir en la mansión Todoroki, acompañando a su pareja, la cual había comenzado a desenvolverse como jefe de la mafia. Justo ahora los dos no habían podido tener mucho tiempo juntos debido a los montones de tareas que hacía Shoto. Permanecía todo el día en la oficina, y sólo iba a su habitación por las noches para caer rendido en la cama.

Y bueno, el bicolor claramente se encontraba ya desesperado. No aguantaba más no tener en sus brazos al ojirubí, así que sin dudarlo más, lo mando llamar a su oficina.

- ¿Qué mierda necesitas ahora? - le gruñó Katsuki; pero aunque no lo pareciera, estaba contento de ver al mayor.

- Kats, ¿puedes venir un momento? - le hablo, indicándole que se acercará hasta su escritorio, y el cenizo así lo hizo.

Fue entonces que el bicolor jaló a su amado, provocando que cayera sobre sus piernas y así abrazarlo, hundiendo su rostro en su cuello para poder relajarse con su bello aroma.

El ojirubí comenzó a cariciar los cabellos bicolores de su amante, cerrando también sus ojos para relajarse por el dulce momento. Era claro que ambos deseaban embriagar todos sus sentidos con el otro. Pero rápidamente volvió a abrir los ojos debido a que Todoroki había comenzado a tocarle en pecho.

- Oye, estúpido... deja de tocar.- le gruñó.

- Sólo un poco más... - susurró el mayor, aún con sus ojos cerrados, para después pasar a besar el cuello de su amado, siguiendo también con su tarea de acariciar todo el cuerpo de este.

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