*。:* el maldito internet

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tw! depresión & aislamiento emocional

Karl no podía dejar de pensar en ella, ha visto demasiados tweets, solo quería asegurarse de que estaba bien

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Karl no podía dejar de pensar en ella, ha visto demasiados tweets, solo quería asegurarse de que estaba bien. Mil mensajes sin contestar el se pasea por su habitancion intentando grabar el mensaje de voz perfecto.

beep,—uhh hey, así que el jersey— canta y luego sacude la cabeza—tan tan tan estúpido—.

beep,—hola, soy karl— se burla—ella ya lo sabe—.

beep,—hey umm, he intentado llamarte y umm...NO—, cuelga

beep,—¡hola, Shay! solo estaba...— gime frustrado.—¡Maldita sea!—

beep,—hholllla— canta,—raro...—.

beep,—hola Shay.

Esto era lo que la chica
estaría reproduciendo
repetidas veces
mientras se acuesta en
su habitación haciendo
absolutamente nada.

—Oye, Shay, se que probablemente sea difícil con todo lo que está pasando ahora—, se aclara la garganta.—Y yo solo...quería asegurarme de que estabas bien—, suspira,—pero lo que te dije es lo que siento y... me gustas mucho, Shay, pero no voy a hacer esperar a que me abras o a que respondas a mis mensajes. Espero que estés bien, y si... adiós—, su voz se suaviza mientras termina el mensaje de voz.

Shay no podía explicar cómo se sentía porque si no lo hacía no diría nada. Porque eso es lo que sentía, nada. Se sentía insensible a cualquier cosa feliz o triste. Mientras escucha el clip de voz pre-grabado, termina por darse cuenta de las pequeñas cosas.

La forma en que el casi susurra adiós al final, la forma en que ella básicamente podía oírlo mordiéndose las uñas, y la forma en que repetía me gustas tanto, Shay una y otra vez, pero nunca parecía perder su significado. Pero aún así no le hacia sentir nada más que una inmensa culpa. Naturalmente, ha dejando de hacer cosas para intentar curar el entumecimiento, así que se encuentra en internet.

Maldito internet.

Era casi como si sus ojos estuvieran pegados a la pantalla, odiaba cada segundo, pero estaba desesperada por seguir. Es una adiccion. Y además de odio a si misma. Quizá tenían razón.

También se sentía como si estuviera permanentemente pegada a su cama. No podía moverse. Se sentía pesada. Cada parte de su cuerpo se sentía herida, pero la cama seguía siendo cómoda. Se sentía donde estaba destinada a estar. O se sentía como lo que todos querían. Incluso Karl.

A nadie le gustaba, nadie la quería. Porque no es lo suficientemente guapa, no es lo suficientemente famosa, no es lo suficientemente blanca, es demasiado exagerada, demasiado esforzada, simplemente demasiado.

𝐋𝐔𝐌𝐏𝐘 𝐒𝐏𝐀𝐂𝐄 𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐄 | ᵏᵃʳˡ ʲᵃᶜᵒᵇˢ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora