Se sentó en la esquina de su cama, levanto los pies y los colocó sobre el soporte de madera, apoyo sus codos en sus rodillas miro su alrededor estaba todo hecho un desastre, todo desordenado y sucio que hacía que se sintiera mal por eso, la única luz que había en la habitación era la pequeña lámpara de mesa que emitía solo dos colores azul y blanco, pasó sus manos por su rostro y suspiró pesadamente.
Sentía todo su cuerpo pesado, sin ganas de ver la luz del sol o de la luna ni de comer un bocado de comida.
Su celular vibró y de esto su pantalla se encendió dejando ver una foto de Kyungsoo sonriendo, su pecho se estrujó y soltó una leve sonrisa.
¿Estás bien? >>
Apareció la notificación de mensaje, mordió levemente su labio temblando agarró y abrió el chat. "Todo está bien">> dudo en aplastar el "enviar", pero no quería que Kyungsoo se preocupara y que se vea desanimado o mal por su culpa. La pantalla volvió a encenderse, pero Ha-neul ya estaba llorando desconsoladamente, su mente la mataba y cada vez que Kyungsoo llegaba a su cabeza no salía esa idea de que era mejor terminar la relación y que Dyo busque alguien que no sea un cobarde como ella lo estaba siendo en estos momentos, estaba en los huesos y temía por la reacción que tendría el pelinegro luego no haberla visto por tres meses aunque todos los días le escribía preguntando de cómo estaba su respuesta era siempre la misma "Todo está bien" como le había respondido hace unos minutos, se había negado atender videollamadas dándole excusas tontas e incluso le dijo que la cámara de su celular estaba rota, a los días le llegó un paquete con un celular nuevo y uno mejor del que tenía. Ese día se sintió de lo peor le había hecho gastar dinero en vano y peor le engañaba diciendo que estaba bien.
El timbre de su celular sonó llamando la atención de la castaña "Dyo♡", colgó la llamada, rápidamente entró al chat y escribió "¿Qué pasó?", se sentía más cobarde, más de lo que ya era, sus manos palpitaban y dolían, pero era por su culpa eso era lo decía, todo lo que sufría era por culpa de la castaña y cada vez aceptaba una mentira más.
El fuerte sonido de la puerta de su habitación la asustó que por instinto dio un salto, pero luego se cubrió con sus manos todo su rostro sea quien sea, se negaba a que la vieran en su peor estado, nadie la había visto rota, destruida y no quería que está sea la primera vez, sollozo bajo sus manos aunque trataba de calmarse su cuerpo se negaba rotundamente hacerle caso a su mandado.
Un acogedor calor sintió en su cuerpo, un par de brazos cubrieron los suyos, y con una suave voz hablaron.
— Tranquila — con una mano acariciaba su espalda, desde sus hombros hasta su torso llegaban las caricias. — Ya estoy contigo —
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