Primera Parte;

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Cuatro hombres en la habitación de una fémina. No mal entiendan, simplemente era un grupo de amigos disfrutando de una noche de actividades. No había alcohol, no drogas, ni sexo. Solo ellos cinco disfrutando de la noche, viendo películas, jugando videojuegos, escuchando música mientras recuerdan alguno que otro momento gracioso.

Pero algo había cambiado ese día. Hace una semana el líder del grupo había empezando una relación romántica con el chico más serio, y guapo, de la clase. Ninguno tuvo algo en contra, después de todo eran adolescentes y tenían derecho a expiremantar algo llamado amor.

Pero entonces, ¿qué era lo diferente ese día? -aparte de que Jiro no estaba puesto que se encontraba muy cansada-. Simplemente que Bakugo estaba tan entretenido con su celular que ignoró completamente cualquier comentario del resto del grupo.

Más que molesta, la única fémina se lanzó encima del cenizo para así arrebatarle su móvil. Katsuki estaba con la guardia baja por lo que no pudo evitar que la pelirosa le quitara su celular, pero sí pudo esquivar un rayo que había lanzado Denki, uno pequeño.

—¡¿Qué mierda les pasa, idiotas?!—Gritó más que enojado, estaba teniendo una bonita conversación con su novio.

El bicolor no había podido ir a clases esa semana pues su familia había tenido que hacer un viaje de emergencia hacia Canadá, donde estaba la abuela de Todoroki. Al parecer la señora había tenido un ataque cardíaco en casa, no supo bien los detalles y tampoco preguntó de más porque el bicolor estaba muy sensible con el tema, su abuela era como una segunda madre para él.

Cuando su madre, osea Rei, fue llevada al hospital psiquiátrico; su abuela había tomado el papel de madre durante tres años. Cada que Enji se encontraba en casa para hacerlo entrenar hasta desfallecer, ella era la que le gritaba que parara sin recibir algún golpe o gritos por el pelirrojo.

Teka daba más miedo que Enji. Pero él amaba a su abuela sin duda, lastima que no se pudo quedar para siempre en Japón. Cuando cumplió los ocho años, la mujer de quirk de lava había sido contratada por una empresa de modelaje que se encontraba en Canadá.

Se fue dando amenazas a Enji de que no lo entrenara, claramente siendo esas órdenes ignoradas. Pero ahora la relación con su padre va mejorando poco a poco.

Bakugo más que enojado se levantó y le arrebató su celular a la fémina. Entre gruñidos se volvió a sentar en la esquina de aquella habitación.

La de piel rosada, más que furiosa, encaró al cenizo.

--¡Katsuki, deja de ignorarnos!--Alzando la voz, caminó hasta estar cara a cara del chico.--Se supone que es una reunión de amigos, ¡pero tú te la pasas en ese celular hablando con el idiota de Todoroki!--Listo, lo había dicho. Y si se arrepintió después, no se disculpó.

Ella estaba ansiosa porque llegara el fin de semana, todos los viernes en la noche se reunían para hacer cualquier cosa, ya sea videojuegos, o simplemente hablar. ¡Pero el cenizo no hacía nada más que hablar con su novio!

Entendía perfectamente que quisiera pasar tiempo con el bicolor, pero que los desplace a ellos era algo completamente diferente.

El resto de los chicos estaban en gran parte de acuerdo con la pelirosa, pero también sabían que la forma en la que se expresó no fue la mejor. Mucho menos para dirigirse a alguien tan impulsivo y temperamental como lo es Bakugo.

--Repite lo que dijiste, perra.--El sobrenombre no le afectó, eran amigos desde hace tiempo y sabía que el cenizo no lo decía en el mal sentido.

--Creo que lo que Mina quizo decir fue que-

--¡Que dejes ese maldito celular o no vuelvas más!--Incluso el cenizo estaba ligeramente sorprendido por lo dicho por la chica.

Kirishima quería aligerar el ambiente pero Ashido ya le había interrumpido.

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