Amakawa Haruto, es un chico que murió antes de reunirse con su amiga de la infancia quien desapareció hace cinco años.
Río, es un niño que vive en los barrios pobres que quiere vengarse de su madre que fue asesinada delante de él cuando tenía cinco...
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En algún lugar de un mundo muy lejano que no era el planeta Tierra.
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El chico lo sabía.
No había tal cosa como la salvación en este mundo completamente podrido.
Los explotaban y los débiles eran explotados.
Esa era la regla irracional de este mundo.
Días de hurgar en la basura, mendigar a otros, ser golpeado por la violencia y ser cómplice de crímenes.
El chico era maltratado como un esclavo continuamente. Su mente ya se estaba agotando desde hace mucho tiempo.
Pero, aún así, el chico no podía más que ahnelar. El quería vivir. Había un hombre al que tenía que matar sin importar qué. Si fuera por ese motivo, el bebería incluso agua fangosa para sobrevivir.
Aferrándose a tal deseo-.
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Dentro de una pequeña habitación sombría.
La luz del sol que entraba por la ventana iluminaba débilmente la habitación.
El interior de la habitación estaba lleno hasta los bordes con un olor similar a hierro oxidado.
Los cadáveres estaban dispersos. El piso estaba mojado con sangre. Un solo sacó fue colocado en la esquina de la habitación.
Si, era un saco que parecía ser del tamaño correcto para poner a un niño dentro-.
[¡Nn! ¡N, nnnn!]
El saco se retorcio. Una voz apagada se podía escuchar desde dentro.
Los latidos en el corazón del chico no se calmarían.
El chico contuvo la respiración y con un cuerpo tembloroso se acercó con temor al saco y desató la cuerda.
La apertura del saco se abrió con un crujido. Efectivamente, dentro de ella había una chica muy linda con un hermoso vestido que parecía un traje de sacerdote.
Una chica pequeña con pelo largo ondulado de color morado claro y ojos púrpuras.
-'Aa, justo como pensé'.
El chico lo sabía.
Este tipo de mundo-.
No tenía salvación.
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