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Eran las seis de la mañana y Naruto se encontraba justo en la entrada del bosque de la muerte cargando dos bolsas a sus hombros y con la simple compañía de las criaturas que le observaban ocultas en los monumentales árboles que dominaban el lugar.

El aire era frío, apuñalador, podía sentirlo clavándose en su piel, pero el niño no se movió de su sitio, simplemente mirando las copas de los árboles con esa escalofriante sonrisa.

Empezó a andar hacía el interior del lugar pero se detuvo al escuchar algo

"Salta" La voz le ordenó, y así él lo hizo, saltando en dirección de una pequeña rama, "Lanza" rápidamente lanzó un kunai en la dirección de la que saltaba y calló sobre la rama.

El lugar donde antes estaba fue destruido por las garras de una bestia que lo llevaba observando un largo tiempo esperando al momento oportuno de atacar. Está se sorprendió de no encontrarlo aplastado entre sus zarpas, empezó a olfatear el aire para encontrarlo, pero cuando miro en la dirección del chico el kunai que este había lanzado se incrustó en el ojo de la bestia.

De su ojo sangre no dejó de brotar la bestia aturdida por su perdida de visión y solo pudiendo oler su propia sangre cayendo por su rostro y pintando los suelos del bosque.

Sus gritos de dolor y confusión se hicieron oír por todo el bosque. Antes de escuchar el rujir de otra bestia a las lejanías y salir huyendo en la dirección contraria, esperando su más posible muerte a garras de otro monstruo del bosque

Naruto solo miró como la bestia huía, hasta que ya estaba fuera de su visión, "Baja" y de un salto bajo al suelo. El chico sabía que debía confiar en la voz, la voz lo quería, la voz le apreciaba, la voz le protegía... Pero nunca sabría el cómo la voz sabe todo lo que sabe

El niño corrió  a uno de los charco de sangre que se crearon en el suelo, se arrodilló e intento beber algo de la sangre. Tenía que ser rápido y cuidadoso, los gritos de la bestia ya habían llamado mucho la atención y el olor a sangre atraería a cualquiera en ese bosque.

El olor era nauseabundo, su color no era el rojo natural, era mucho más espesa, pero a Naruto no le importó, tomando una hoja manchada y empezando a beber de está. Le ardía la garganta con cada sorbo que tomaba, pero continuó bebiendo, porqué aunque le hacía daño tenía un sabor adictivo

Después de beber de la hoja, corrió al interior del bosque, unos momentos antes de que las bestias empezarán a llegar en busca de lo que fuese que provocase ese holor.

Se fue lo más profundo que pudo a dentro del bosque, buscando un lugar donde nadie pudiese encontrarle. Alimentándose solamente de las bestias que se cruzaban en su camino
Para no salir de ahí durante años.

Encontró un pequeño agujero en un árbol, su entrada era demasiado estrecha como para que las bestias entrarán, pero era el tamaño perfecto para él. Además, por dentro era bastante amplio, mucho más grande que su apartamento, así que estaba claro que este era el lugar

Colocó sus cosas y salió de su nuevo hogar, necesitaba tomar los materiales necesarios para construir sus nuevos muebles y poder vivir cómodamente.

...

Ya han pasado dos años desde entonces, y nadie a visto a Naruto durante todo ese tiempo. Se han escuchado rumores de verlo robando en tiendas de ropa o de artículos ninja, pero nadie llega ha creerse esas cosas...

Para ellos el niño está muerto , y muchos se alegraban de esto. Pero otros, sabían que el niño no había muerto, que seguía ahí afuera y que volvería en cualquier momento... Mucho peor que cualquier cosa que hayan visto antes

El caníbalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora