Vienna se encuentra acostada boca arriba en el piso, tiene una pierna estirada y recargada en la esquina de su cama, la música que escucha compagina perfectamente con la escena que lee. Lleva alrededor de cincuenta minutos leyendo y no se ha dado cuenta que no a prestado atención. De esas veces en donde crees que pones atención a la lectura pero en realidad estás pensando en otras cosas. Desde hace dos meses se terminó la relación con la persona que pensaba que pasaría el resto de su vida. Intenta distraer su mente, trabaja hasta tarde, lee libros, ve series, hace deporte y muchas otras actividades para mantener su mente ocupada. Cree que haciendo eso logrará superar la ruptura pero lo único que hace es detener el proceso, prefiere no sentir, no pensar y no hablar. Su familia aún no sabe que se han separado. No puede contarles, ¿Qué les va a decir? ¿Entenderán la desición? ¿Cómo les explicas que se tuvieron que separar no por una infedelidad, no por malos tratos, simplemente porque buscaban diferentes cosas?
Suspira y suelta el libro en su regazo. Se queda mirando unos segundos el techo y grita: ¡Maldición!
Con una mano cierra el libro y con la otra se quita los audifonos. Deja salir otro suspiro para calmar las ganas de llorar. Busca su celular, lo desbloquea y pausa la música. Ve la hora, son las 2:16 a.m. Se pone de pie y se dirije al balcón, desliza la puerta lo más despacio y sútil que puede para no hacer ruido y despertar a los vecinos. Sale al exterior y siente el cambio drástico del clima. El frio que hace es impresionante. Se acerca a la barda y ve a lo lejos una fiesta, desvía la mirada y percibe un poco de envidia ante las personas que disfrutan de la reunión. Se recarga en el balcón y cierra los ojos para apreciar la musica que apenas y se escucha. Tarda tan sólo unos segundos así y después regresa a su habitación. Sabe que tiene que intentar desacansar porque mañana nuevamente debe seguir la rutina. Toma las cobijas de la cama, se acuesta nuevamente en el piso y se tapa. Estira la mano para tomar el control y apagar las luces. Tarda un rato más en poder congeniar el sueño pero al final lo logra.
Escucha en eco la alamar que le indica que son las seis de la mañana, detiene el sonido y se frota con las manos la cara. Se incorpora y coloca las cobijas en la cama, no la tiende, ni siquiera ha sido capaz de eso desde que Gerald se ha ido. Se mete a duchar y se arregla para la oficina. Toma su bolso, mete su cartera, cargador, el libro, su celular, los audifonos y las llaves. Toma entre sus brazos su abrigo y sale del departamento. Camina hacia el edificio de su trabajo pero en el trascurso decide pasar por un café al local de su mejor amiga.
—Buenos días, ¿Qué va pedir? —le dice sin siquiera ver quién a entrado como de costumbre.
—Hola Den, lo de siempre.
Al escuchar la voz de la amiga voltea para encontrarse con Vienna.
—Latte con leche de almendras, en proceso.
Mientras Denisse le prepara su bebida, Vienna saca el celular y se pone al día con sus notificaciones. Encuentra dos notificaciones de facebook la primera le indica que un primo suyo cumple años y la segunda sus recuerdos de anteriores años, tiene tres nueva solicitudes de amistad y un mensaje de texto de su madre. Ignora todas las notificaciones excepto la última. Abre el mensaje y lee:
Hola Cariño. Sólo para recordarte que te esperamos el día de mañana en la casa. Sabes lo importante que es para tu hermano que vengas. Te amo cielo.
No contesta, sólo apaga la pantalla y guarda el celular en su bolso.
—¿Cómo van las ventas estos días?
—Han avanzado, los clientes deben correr la voz para que vengan más.
—Será todo un éxito, no te desesperes.
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(re)visión del amor
Novela JuvenilAlgunas veces pensamos que hemos encontrado a la persona con la que queremos pasar el resto de nuestra vida y simplemente es un acompañante que está a tu lado por poco tiempo. Vienna Ferreira de 32 años, acaba de terminar su relación y vemos como le...