Uno en el que Vanesa vuelve de la promo por Miami y Puerto Rico y duerme 13 horas.
Vanesa
Son las ocho de la tarde hora española y acabamos de aterrizar en Barajas. Despierto a Ana, quien se ha pasado prácticamente las 10 horas de vuelo durmiendo. ¡Qué envidia, joder! Yo no he podido dormir más de cinco minutos seguidos. Llevo todo el día nerviosa porque sé que el ansiado reencuentro con Mónica se acerca y, aunque he disfrutado estas semanas en Miami y Puerto Rico, llevo esperando este momento desde el día que me fui de Madrid y parte de mi corazón se quedó allí con mi Moni.
- Ana, tía, despierta que ya estamos aquí. Y límpiate la baba, anda. - me burlé de ella mientras la zarandeaba para despertarla.
- Oye, idiota, lo podrías hacer con un poco más de delicadeza. - me dijo con la voz aún adormilada - Espero que a Monica la levantes con un poco más de amor porque si no, no sé por qué sigue contigo.
- Créeme, Mónica está más que satisfecha con la forma en la que la levanto. - le dijo riendo mientras levantaba mis cejas sugestivamente.
- Qué asco das, Martín. - respondió empujándome el hombro y aguantando una sonrisa.
Nada más escuchar el mensaje del piloto de que habíamos aterrizado sanos y salvos, cogí mi móvil para quitar el modo avión y poder avisar a Mónica de que habíamos llegado a Madrid.
Ya estoy aquí, amor
Y al instante recibí su respuesta.
Ay Martín, qué ganas tengo de verte.
Me puse nerviosa de repente y me levanté recogiendo rápidamente mis cosas y presionando a Ana para que se diera prisa y salir las primeras.
Movía mi pie contra el suelo insistentemente mientras esperaba a que nuestras maletas llegaran por la cinta transportadora. Parecía que el destino se estuviera riendo de mí y quisiera que nuestras cosas fueran las últimas.
- ¿Compartimos un taxi?- llamó mi atención Ana.
Mientras miraba detenidamente pasar las maletas sopesé las opciones que tenía. Al principio había pensado pasar a por Mónica a atresmedia pero eso significaría ir a por mi coche a casa e ir hacia allí y posiblemente no me diera tiempo. Tampoco quería ir a buscarla en taxi y que el taxista presenciara nuestro reencuentro. No, descartamos esa opción. Demasiado incómodo. Así que me decidí por mi tercera opción: ir a casa y esperarla allí.
- Vale, compartimos taxi. Pero a mí me deja primero. - le conteste.
- Vale, no vaya a ser que estés cinco minutos más sin Mónica. - dijo Ana poniendo los ojos en blanco irónicamente.
Por fin llegaron nuestras maletas y pudimos coger el taxi que nos llevaría a casa. Mientras miraba por la ventana cómo nos íbamos acercando a Madrid centro, mis ganas solo hacían que aumentar.
- Oye Ana, sé que en tres días nos vamos a Mallorca y que hay que prepararlo todo pero, ¿me puedes dejar estos días que aproveche y desconecte un poco?
- ¿Desconectar? - Ana me miraba con las cejas arqueadas.
- Bueno, ya sabes a lo que me refiero... - le contesté tímida.
- Que no te moleste y que te deje tiempo para estar con Mónica, ¿no? - me dijo divertida.
- También se podría llamar así. Va Anita, que han sido muchos días separadas. Por fa, por fa. - le puse ojos de pena.
- Vale, vale, pero repásate la set list aunque sea, que ya sabes que hemos añadido canciones nuevas y después te vas olvidando de las letras. Y no vale improvisar, eh.
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Pequeñas historias
RomancePequeñas historias de Vanica✨ "Porque seguro que después viene otra historia que te llena de alas y de locuras y de momentos, que construyen recuerdos ya imborrables." - Vanesa Martín.