Beldad

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—¿A donde vamos—pregunta Sirius,
apretando un poco la mano de Remus.

Desde que salieron del Club ninguno quiso soltar la mano del otro.

—No lo se, yo te seguía a ti.

—Y yo a ti—dice Sirius riendo bajito, como si tuviera miedo a que la noche se rompiera en mil pedazos.

—¿Vamos al parque?—sugiere Remus sonriendo cálidamente.

Remus Lupin no es una persona muy sonriente, así que cuando lo hace se aprecia mucho por que sabes que lo hace sinceramente.

—¿No crees que es mejor irse a casa?

—Todavía es temprano.

—Ah, claro ¿que hora es?—preguntó Sirius.

—No tengo idea, pero seguro es temprano.

—Bien, pero ¿donde hay un parque?

—Vi uno en la calle anterior.

Se devolvieron unas calles, Remus iba tirando de la mano de Sirius para que caminara mas rápido, entre tirones y risas llegaron al parque.

Detenidos mirando la enorme reja negra que cubre el parque.

—Esta cerrado, podríamos venir maña...

Remus estaba trepando la reja, ya casi llegando al otro lado solo faltaba un salto.

—¡¿Que demonios?! ¡Remus, baja de ahí!—grito Sirius.

—Cállate, te van a escuchar desde la otra calle—susurro Remus dando un salto desde arriba de la reja y cayendo al pasto húmedo.

—¡¿Que pasa contigo?!—susurro Sirius, tratando de mantener la calma.

¿Desde cuando se convirtió en mi?, piensa Sirius.

—¿Vas a venir?—pregunta Remus a través de la reja.

—Ya voy.

No podía dejar a su amigo solo, aunque le parecía extraño su repentino comportamiento, audaz y despreocupado, ¿sera por la cerveza?

Sirius trepo la reja y salto al otro lado, donde Remus lo estaba esperando.

—Vamos—susurro, extendiendo su mano para que la tomara.

Sirius no lo pensó dos veces y tomo la mano de su amigo, incluso sin saber a donde lo llevaría, confiaba plenamente en el.

Caminaron entre le pasto húmedo y susurro por parte de Sirius, quejándose de que le nunca se le hubiera ocurrido hacer algo así, como si al nunca en su vida hubiera hecho algo estúpido. Llegaron al centro del parque, donde están los juegos, Remus caminaba, mas bien corría hacia el columpio como un niño emocionado por que jugar en el parque.

—¿Me balanceas?—pide, haciendo un puchero.

puede ser muy convincente cuando quiere piensa, Sirius.

Se acerca al columpio y empieza a balancearlo, después de unas cuantas veces Remus pide que por favor pare.

—¿Estas bien?—preguntó Sirius, parándose en frente de Remus que ya había parado el columpio.

—Sí.

—¿Seguro?, si quieres podemos irnos—interroga Sirius, agachándose frente a Remus y moviendo un mechón de cabello castaño que estaba en su cara.

—Ah, no te preocupes—respondió Remus sonrojado—¿te parece si vamos al juego de ahí?

Apunta con el dedo a un juego rojo, circular con asientos y manillas en el centro.

Limerencia [wolfstar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora